Ago 09

Beato Germán Garrigues Hernández

9 de agosto Siglo XX

En el pueblo de Carcaixent, en la región de Valencia, también en España, beato Germán (José María) Garrigues Hernández, presbítero de la Orden de los Hermanos Menores Capuchinos y mártir, que, en el furor de la persecución contra la fe, superó la tortura de su cuerpo con una muerte preciosa.
Nombre
Germán (Masculino)
Celebran
Los Germán suelen celebrar el 28-may:
San Germán de París
Otros santos
Otros santos con nombre Germán
En el mundo
José María Garrigues Hernández
Nació
12 de febrero de 1895 en Carcaixent, Valencia, en el actual España
Falleció
9 de agosto de 1936 en Carcaixent, Valencia, en el actual España
Proceso
Celebración
9 de agosto
Religioso
de la Orden de Frailes Menores

Vida de Beato Germán Garrigues Hernández

José María Garrigues Hernández nació en Carcagente (Valencia) el 12 de febrero de 1895, y recibió el bautismo el mismo día. Fueron sus padres D. Juan Bautista Garrigues y D.ª María Ana Hernández. El padre perteneció a diversas asociaciones religiosas y profesó en la Orden Tercera de San Francisco. De los ocho hijos del matrimonio, tres fueron capuchinos. Siguiendo los pasos de su hermano Domingo, José María ingresó en el Seminario Seráfico de la Magdalena de Masamagrell (Valencia), vistiendo el hábito el 13 de agosto de 1911. Emitió la profesión simple el 15 de agosto del año siguiente, y la solemne el 18 de diciembre de 1917. Fue ordenado sacerdote el 9 de febrero de 1919.

Después de la ordenación los superiores lo dedicaron a la enseñanza. Su primer destino fue el convento de Totana, como profesor en el colegio de San Buenaventura. Posteriormente fue destinado al Seminario Seráfico de Masamagrell. Pasó luego a Ollería como vicemaestro de novicios, y finalmente a Alcira, donde residió los últimos diez años de su vida.

El P. Germán destacó por su carácter bondadoso y la afabilidad en el trato. Cuando fue vicemaestro de novicios dejó un grato recuerdo con su porte sereno y la sonrisa que siempre tenía en los labios. Atento cumplidor de sus obligaciones religiosas, expresaba en ellas el buen espíritu de que estaba animado. En Alcira, lugar que por más tiempo se benefició de su acción, tuvo a su cargo la escuela gratuita que acogía a los niños del barrio en el que estaba situada la residencia de los religiosos. Visitaba a los enfermos, procurando además socorrerles en sus necesidades materiales. Fomentó el culto en la capilla, atendiendo el confesonario y organizando una schola cantorum.

En febrero de 1936 la comunidad de Alcira fue disuelta debido al clima de inseguridad, y el P. Germán quedó incorporado al convento de Valencia. Dado el ambiente de persecución, el P. Germán comentó en una ocasión: “Si Dios me quiere mártir, me dará fuerzas para sufrir el martirio”. Después de los sucesos de julio pasó a residir con su madre y una hermana en Carcagente. Allí se dedicó a la oración y a otros ejercicios de piedad, e incluso bautizó en la misma casa a una niña. Se mostraba tranquilo, pues no había hecho nada malo a nadie. Al advertirle el peligro que corría, contestó: “¿Qué cosa mejor que morir por Dios?”. La persecución contra la Iglesia arreciaba. El templo parroquial y las iglesias de los franciscanos y las dominicas fueron pasto de las llamas, e incluso requisaron cuadros e imágenes religiosas de los domicilios para quemarlas en la plaza pública. Fueron asesinados muchos católicos de la ciudad.

La primera víctima fue el P. Germán. Al anochecer del día 9 de agosto se presentaron en la casa de los Garrigues tres milicianos para practicar un registro. El P. Germán les acompañó en la búsqueda. Al salir a la calle para quemar los cuadros religiosos que habían requisado, un vecino les dijo que el hombre que los había acompañado era un fraile. Regresaron a la casa, y preguntaron por él, ordenándole acompañarles. Fue conducido al comité, y al cabo de una hora lo llevaron al cuartel de la Guardia Civil, que había sido convertido en cárcel. Al filo de la medianoche lo subieron a un coche, llevándolo al puente de la vía férrea sobre el río Júcar. Le ordenaron que se colocara sobre el puente, y entonces el P. Germán se arrodilló, habiendo besado antes las manos a los verdugos y perdonándoles. Hicieron fuego sobre él, y cayó malherido a un terraplén. Bajaron y lo remataron. Al día siguiente el Juzgado de Carcagente ordenó levantar el cadáver, que fue conducido al Hospital Municipal, donde las religiosas que habían quedado allí como enfermeras lo reconocieron y limpiaron. En su rostro estaba dibujada la sonrisa que en vida le había caracterizado.

El 11 de marzo del año 2001, el papa Juan Pablo II beatificó a 233 mártires de la persecución religiosa en España (1936-39), y estableció que su fiesta se celebre el 22 de septiembre. Son el Beato José Aparicio y 232 compañeros. Entre ellos hay 49 miembros de la Familia Franciscana: 4 Franciscanos (Bto. Pascual Fortuño y Comps.); 6 Conventuales (Bto. Alfonso López y Comps.); 12 Capuchinos y 5 Clarisas-Capuchinas (Bto. Aurelio de Vinalesa y Comps.); 19 Terciarios Capuchinos y 3 Terciarias Capuchinas (Bto. Vicente Cabanes y Comps.); además, están los Terciarios, miembros de la Orden Franciscana Seglar, laicos o sacerdotes seculares. En esta página prestamos particular atención a los Capuchinos (O.F.M.Cap.) y Capuchinas, mientras remitimos a las correspondientes páginas para los demás miembros de la Familia Franciscana.