San Alejandro (Álex, Alexandre), obispo, anciano célebre por el celo de su fe, que fue elegido para la sede alejandrina como sucesor de san Pedro y rechazó la nefasta herejía de su presbítero Arrio.
Celebran hoy: Aleix, Alejandro, Alessandro, Alessio, Álex, Alexander, Alexis, Jandro.
Ver másEn Canosso d’Asti, en la Lombardía, muerte de san Alejandro Sauli, que fue primero obispo de Aleria, en la isla de Córcega, y después de Pavía, y formó parte de la Congregación de los Clérigos Regulares de San Pablo, trabajando con gran caridad en favor de los pobres.
En Pidna, en Macedonia, san Alejandro, mártir (c. 390).
En Londres, Inglaterra, santos Edmundo Campion, Rodolfo Sherwin y Alejandro Briant, presbíteros y mártires durante el reinado de Isabel I, eximios por su fortaleza y carácter.
En Comana, en el Ponto, san Alejandro, de sobrenombre Carbonero, obispo, que a partir de la filosofía alcanzó la eminente ciencia de la humildad cristiana y, elevado por san Gregorio Taumaturgo a la sede episcopal de aquella Iglesia, fue célebre no sólo por su predicación, sino también por haber sufrido el martirio por el fuego (s. III).
En Baccano, en la vía Claudia, a veinte miliarios de la ciudad de Roma, san Alejandro, mártir (s. inc.).
En Bérgamo, de Traspadana, san Alejandro, mártir (s. III/IV).
En Constantinopla, san Alejandro, obispo, cuyas apostólicas súplicas, según escribe san Gregorio Nazianceno, lograron vencer al jefe de la herejía arriana (c. 336).
Legionario y joven mártir romano del siglo III.
En la región de Bolonia, en la Emilia, tránsito de san Alejandro, obispo de Fiésole, el cual, de regreso de la ciudad de Pavía, a la que había ido para reclamar ante el rey de los longobardos los bienes de su iglesia, retenidos por usurpadores, estos lo ahogaron arrojándole a un río.
Conmemoración de san Alejandro, obispo y mártir, que, yendo de Capadocia a Jerusalén, recibió el encargo pastoral de la Ciudad Santa, donde fundó una preciosa biblioteca y abrió una escuela, y cuando destacaba por la venerable y longeva edad, fue conducido a Cesarea durante la persecución bajo Decio, completando con un glorioso martirio su confesión de Cristo (c. 250).
En Lyon, en la Galia, san Alejandro, mártir, que tres días después de la pasión de san Epipodio fue sacado de la cárcel, azotado y clavado en una cruz hasta expirar.
En York, en Inglaterra, san Enrique Walpole, de la Compañía de Jesús, y beato Alejandro Rawlins, presbíteros y mártires, que, bajo la reina Isabel I, fueron encarcelados y cruelmente maltratados por ser sacerdotes, alcanzando la corona eterna al ser después ahorcados y descuartizados.
En la localidad de Dolinka, cerca de Karaganda, en el Kazajstan, beato Alejo Zaryckyj, presbítero y mártir, que en un régimen contrario a Dios fue deportado a un campo de concentración, y en el combate por la fe alcanzó la vida eterna.
En la ciudad de York, también en Inglaterra, beato Alejandro Crow, presbítero y mártir, que de humilde costurero fue ordenado presbítero y, por el hecho de serlo, se le condenó al patíbulo en tiempo de la reina Isabel I.
Los siete santos fundadores de la Orden de los Siervos de María: Bonfilio, Bartolomé, Juan, Benito, Gerardino, Ricovero y Alejo. Siendo mercaderes en Florencia, se retiraron de común acuerdo al monte Senario para servir a la Santísima Virgen María, fundando una Orden bajo la Regla de san Agustín. Son conmemorados en este día, en el que falleció, ya centenario, el último de ellos, Alejo Falconieri.
En el campo de concentración de Dachau, cerca de Munich, en Baviera, de Alemania, beato Alexis Sobaszek, presbítero y mártir. De nacionalidad polaca, fue deportado de manera inhumana por los invasores de su país durante la guerra y, por Cristo, murió entre tormentos en defensa de la fe.