En el monasterio de Cluny, en Borgoña (hoy Francia), san Hugo, abad, que gobernó santamente su cenobio durante sesenta y un años, mostrándose entregado a las limosnas y a la oración, mantenedor y promotor de la disciplina monástica, atento a las necesidades de la Iglesia y eximio propagador de la misma.
Ver másEn Grenoble, en Burgundia, san Hugo, obispo, que se esforzó en la reforma de las costumbres del clero y del pueblo, y siendo amante de la soledad, durante su episcopado ofreció a san Bruno, maestro suyo en otro tiempo, y a sus compañeros, el lugar de la Cartuja, que presidió cual primer abad, rigiendo durante cuarenta años esta Iglesia con esmerado ejemplo de caridad.
Celebran hoy: Hugo.
Ver másEn el monasterio de Jumièges, también en Neustria, san Hugo, obispo de Rouen, el cual gobernó a la vez el monasterio de Fontenelle y las iglesias de París y Bayeux, y finalmente, renunciando a estos cargos, estuvo al frente del monasterio de Jumièges.
En Génova, de la provincia de Liguria, san Hugo, religioso, que, después de haber luchado largo tiempo en Tierra Santa, fue designado para regir la Encomienda de la Orden de San Juan de Jerusalén en esta ciudad, y se distinguió por su bondad y su caridad hacia los pobres (c. 1233).
En Lincoln, en Inglaterra, san Hugo, obispo, que era monje cartujo cuando fue llamado a regir la iglesia de esta ciudad, donde realizó un trabajo excelente, lo mismo en la defensa de las libertades de la Iglesia que en arrancar a los judíos de las manos de sus enemigos.
En Noaria, de Sicilia, san Hugo, abad, que, enviado por san Bernardo de Claraval, estableció la Orden cisterciense allí mismo y en Calabria.
En Sassoferrato, del Piceno, en Italia, beato Hugo de Actis, monje de la Congregación de los Silvestrinos de la Orden de San Benito.
En el monasterio cisterciense de Bonnevaux, en el Delfinado, en Francia, beato Hugo, abad, cuya caridad y prudencia lograron la armonía entre el papa Alejandro III y el emperador Federico I.
En Dorcester, en Inglaterra, beato Hugo Green, presbítero y mártir, que, ordenado en Duoai, ejerció el ministerio en su patria durante treinta años, hasta que, reinando Carlos I, mereció ser asociado a la pasión de Cristo, destrozado cruelmente y colgado.
(Julián Delgado Díez) Mártir de la persecución religiosa en España entre 1934 y 1937. Beatificado junto con otros 497 mártires el 28 de octubre de 2007 en Roma.
En York, en Inglaterra, beatos mártires Hugo Taylor, presbítero, y Marmaduco Bowes, de los cuales, el primero, aún joven, por haber entrado en Inglaterra siendo sacerdote, y el segundo, en cambio, ya anciano, por haberle ayudado, fueron llevados al suplicio del patíbulo, en tiempo del reinado de Isabel I.
En el monasterio premonstratense de Fosses, cerca de Namur, en Lotaringia, beato Hugo, abad, a quien su maestro san Norberto, al ser elegido arzobispo de Magdeburgo, le encomendó la organización de la nueva Orden, que rigió prudentemente durante treinta y cinco años (c. 1163).
En Gualdo Cattaneo, de la Umbría (hoy Italia), beato Hugolino, que vivió como anacoreta (s. XIV).
En la región de Camerino, del Piceno, en Italia, beato Hugolino Magalotti, ermitaño de la Tercera Orden de San Francisco.
En la región de Morinos, en Francia, san Humfrido, obispo de Thérouanne, que al ser destruida la ciudad por los normandos, procuró infatigablemente congregar y consolar a su grey.