En la ciudad de Zagreb, en Croacia, beato Ivan Merz, laico, que, dedicado al estudio de las letras y a la enseñanza, dio a los jóvenes el ejemplo de un maestro fiel a Cristo y de un laico creyente entregado al bien de la sociedad.
En Stanislaviv, en Ucrania, beato Iván Slezyuk, obispo y mártir, a quien el Señor otorgó la palma eterna por su ministerio clandestino, llevado a cabo infatigablemente entre los fieles de Rito bizantino bajo un régimen contrario a Dios, y por su impávida constancia en Cristo ante los perseguidores.
En el campo de concentración de la ciudad de Oserlag, próximo a Irkutsk, en Rusia, beato Iván Ziatyk, presbítero de la Congregación del Santísimo Redentor y mártir, que en tiempo de persecución por los enemigos de la fe mereció sentarse a la mesa del banquete celeste de los justos.
En Roma, en Santa Sabina del Aventino, beato Jacinto (Enrique) Cormier, presbítero, el cual, siendo maestro general, gobernó prudentemente la Orden de Predicadores, fomentando los estudios teológicos y espirituales (1916).