En Argentan, de Normandía, en Francia, beata Margarita de Lorena, que primero fue duquesa de Alençon y, al quedar viuda, abrazó la vida religiosa en un monasterio de Clarisas que ella misma había edificado.
En San Severino Marche (Septémpeda), también en la región de Piceno, santa Margarita, viuda.
En Tiferno Tiberino, de la Umbría, beata Margarita, virgen de las Hermanas de la Penitencia de Santo Domingo, que, ciega de nacimiento, deforme y abandonada, siempre confió, sin embargo, en el nombre de Jesús.