Beato Miguel Molina de la Torre
- Nombre
- Miguel (Masculino)
- Celebran
-
Los Miguel suelen celebrar el 29-sep:
San Miguel Arcángel - Otros santos
- Otros santos con nombre Miguel
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- San Miguel de los Santos
- San Miguel de Sinada
- San Miguel de Tver
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- San Miguel Garicoïts
- San Miguel Ho Dihn Hy
- Beato Miguel Agustín Pro
- Beato Miguel Beato Sánchez
- Beato Miguel Bernardo Marchand
- Beato Miguel Cerezal Calvo
- Beato Miguel Czartoryski
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- Beato Miguel Rúa
- Beato Miguel Sanrromán Fernández
- Beato Miguel Wozniak
- Beato Miguel Zarragúa Iturriaga
- Beatos Miguel Ruedas Megías y seis compañeros
- San Miguel Arcángel
- Nació
- 17 de mayo de 1887 en Montilla, Córdoba, en el actual España
- Falleció
- 28 de julio de 1936 en Ciudad de Ronda, Málaga, en el actual España
- Proceso
-
- Beatificadoel 28 de octubre de 2007 por Benedicto XVI
- Celebración
- 6 de noviembre
- Religioso
- de la Sociedad de San Francisco de Sales
Vida de Beato Miguel Molina de la Torre
Miguel Molina de la Torre, S.D.B.
Nacimiento: Montilla (Córdoba), 17-05-1887
Profesión religiosa: Sevilla, 28-09-1906
Ordenación sacerdotal: Jerez de la Frontera (Cádiz), 20-09-1913
Defunción: Ronda (Málaga), 28-07-1936
Don Miguel Molina era el vicario-administrador del colegio del Sagrado Corazón, siempre en Ronda, y por ello, «el más conocido.» La turba arrasa todo... «En la capilla ha forzado el sagrario, desparramado las formas y destrozado la imagen del Sagrado Corazón... Y -según testimonia el estudiante de teología Manuel M.ª Martín, (que pasaba allí las vacaciones)-, el P. Molina no salía de este estribillo: “¡Pobrecitos, hay que perdonarlos!”... Para que declarara contra él, fue atado a una encina y apaleado el cocinero que, sin embargo, declaró que no tenía nada contra él; que los salesianos eran muy buenos.»
Don Miguel nace en la “salesianísima” ciudad cordobesa de Montilla, de una humilde y cristiana familia artesana. A sus doce años era inscrito «como primer alumno» en la recién fundada casa salesiana (1899). Inicia los estudios, «pero habiéndole el Señor concedido el don de la vocación sacerdotal y salesiana, entra, como aspirante, en la casa de Sevilla-Stma. Trinidad» y prosigue en Carabanchel Alto (17-10-1904), donde al año siguiente inicia el noviciado, que corona el 28 de septiembre de 1906 con la profesión religiosa en Sevilla, en donde por dos años alterna el estudio de la filosofía con la enseñanza.
En Utrera transcurrirá del 1908 al 1917: el primer quinquenio alternando las prácticas pedagógicas con los estudios de teología, -culminados con la ordenación sacerdotal el 20 de septiembre de 1913 en Jerez de la Frontera-, y el siguiente trienio, donando las primicias de su ministerio sacerdotal, como consejero escolar, que repite por otros dos años en Córdoba. Ejerció con éxito el cargo de prefecto-administrador en Ronda-Sagrado Corazón (1919-1927) y en Sevilla-Trinidad (1927-1930), para, tras volver a Córdoba como catequista, recalar definitivamente en Ronda «como prefecto desde 1933 a 1936, año en que lo sorprende la persecución.»
Rasgos de su personalidad
La comunidad de Utrera lo admitía al orden del subdiaconado por ver en don Miguel «excelente espíritu religioso, aplicación y notable disposición al estudio. Obediente y humilde, desempeña con gran celo sus ocupaciones.» Traducidas así en la Positio: «Nuestro don Miguel se distinguió siempre por su gran corazón y por sus extraordinarias dotes que supo poner al servicio de su misión de educador y maestro. Era un elocuente orador, licenciado en Filosofía y Letras... Era el prototipo de la hidalguía, y alentaba a los hermanos más jóvenes en el desempeño de sus actuaciones», confiesa en el proceso un testigo salesiano, y corrobora un antiguo alumno: «Tanto aquí (en Ronda) como en Utrera tenía reputación entre los alumnos de ser muy bueno, muy amable, un profesor competente que no se enfadaba con los alumnos, aunque era justo... Dejó fama de bondad refinada...»
El martirio
Los dos colegios salesianos de Ronda «fueron los últimos centros religiosos atacados por los comunistas.» Recordamos que el día 21 de julio un grupo de milicianos armados practicaban un registro en el colegio del Sagrado Corazón, buscando «durante tres horas... infructuosamente por todos los rincones de la casa las armas, que creen que poseen los salesianos en gran cantidad.
«El 23 se repite la escena, pero esta vez con las turbas enardecidas... Los PP. Torrero y Molina son encerrados y amenazados para que revelen el escondite de las armas... Al P. Miguel Molina, el más conocido, puesto en el patio de cara al muro, atentaron contra su vida. Él confesaría más tarde que hizo “varias veces el acto de contrición”… Robos..., devastación..., vandalismo... Al fin, dejaron por entonces en paz a los religiosos.
Al día siguiente, 24, de madrugada tornaron los milicianos dispuestos a consumar el delito premeditado. Encerraron a los salesianos en la pequeña estancia del portero y allí algunos se confesaron. Hacia el mediodía les comunicaron que debían abandonar el colegio. En pocos momentos tomaron algo de ropa y descendieron al comedor escoltados por los milicianos que les amenazaban e insultaban: “Ahora, en lugar de tantos Pater noster, gritad con nosotros: ¡Viva el comunismo libertador”.
Don Miguel... no podía dominar la emoción, especialmente en el momento de la despedida, mientras se abrazaban y se decían el uno al otro: “¡Ánimo! Don Bosco nos espera. ¡Hasta el cielo!”... Imposible contener las lágrimas al abandonar el amado colegio para encaminarse a la pensión “Progreso”, cuyo dueño, empleado municipal y padre del testigo Juan Vellido, era muy conocido y relacionado con el colegio. A la mañana siguiente le llegó la noticia de la muerte del Padre Director y del Padre Confesor, -don Torrero y don Canut- protomártires de Ronda...
Don Miguel permaneció en la pensión hasta la noche del 27 al 28 de julio... A primeras horas de la mañana del martes 28, un piquete de milicianos se lo llevó junto con otros tres salesianos (de la otra casa, que a continuación serán anotados)... Cuando los metieron en el famoso vehículo, que por su función el pueblo llamaba “el Drácula”, don Miguel Molina susurró: “¡Jesús mío, ten piedad de mi!... No pasaron por ningún comité... Atados de dos en dos, acabaron junto a las tapias del cementerio. Seguramente, tras abrazarse y animarse al supremo sacrificio y perdonar a los verdugos, recibirían la descarga mortal.»
Sus restos mortales fueron sepultados en la fosa común del cementerio... El ingeniero químico Manuel Ortega «recogió el rumor de que don Miguel había muerto con fortaleza cristiana y por el único motivo de que: “Quien era sacerdote estaba sentenciado”. Y el testigo sigue hablando de su fama de santidad, que crece en el pueblo y en el mismo testigo, antes republicano de izquierda y concejal del Ayuntamiento...»
(Fuente: donbosco.es)