En el monasterio de Gelona, en la Galia Narbonense, san Guillermo, monje, el cual, habiendo sido personaje muy brillante en la corte imperial, se unió luego con verdadero afecto de amor a san Benito de Aniano y vistió el hábito monástico con gran honestidad de costumbres.
Celebran hoy: Guillaume, Guillem, Guillermo, Wilfer, Wilfredo, Will, William, Williams, Willy.
Ver másEn la cueva de Stabulum Rhodis, cerca de Grossetto, en la Toscana, san Guillermo, eremita de Malavalle, cuya vida inspiró y dio origen a numerosas congregaciones de eremitas.
En el monasterio de Fécamp, en Normandía (hoy Francia), muerte de san Guillermo, abad de San Benigno de Dijon, que al final de su vida dirigió con firmeza y prudencia a muchos monjes, distribuidos en cuarenta monasterios.
En la ciudad de Bourges, en Aquitania (hoy Francia), san Guillermo, obispo, que, deseoso de soledad y meditación, se hizo monje en el monasterio cisterciense de Pontigny. Más tarde fue abad de Chaalis y, después, elegido obispo de Bourges, no abandonando nunca la austeridad de la vida monástica y distinguiéndose por su amor a los clérigos, a los cautivos y a los desgraciados.
En la isla de Eskyll, cerca de Roskilde, en Dinamarca, san Guillermo, abad, que pasó de un cenobio de canónigos regulares de París a Dinamarca, instaurando la disciplina regular en medio de grandes dificultades, y al amanecer del domingo de Pascua partió de esta vida.
En Foggia, en la Apulia, santos Guillermo y Peregrino, eremitas (s. XII).
En Goleto, cerca de Nusco, en la Campania, san Guillermo, abad, el cual, nacido en Vercelli, se hizo peregrino y pobre por amor de Cristo y, aconsejado por san Juan de Matera, fundó el monasterio de Montevergine, en el que reunió a unos monjes a los que impartió una profunda doctrina espiritual. Después fundó también otros varios monasterios masculinos y femeninos, en la Italia meridional.
En Pontoise, cerca de París, en Francia, san Guillermo, presbítero de origen inglés, que ejerció su ministerio de párroco resplandeciendo por su entrega a las almas y por su fervor religioso.
En Mortain, en Normandía, san Guillermo Firmato, eremita, que antes había sido canónigo y médico en Tours, pero después de una peregrinación a Jerusalén, se retiró a la soledad hasta su muerte.
En York, en Inglaterra, san Guillermo Fitzherbert, obispo, varón amable y benigno, que fue depuesto injustamente de su sede y se refugió entre los monjes de Winchester, pero restituido después en sus funciones, perdonó a sus enemigos y procuró la paz entre todo el pueblo.
En la ciudad de Saint Brieuc, en la Bretaña Menor, san Guillermo Pinchón, obispo, que se preocupó de que se construyese la iglesia catedral y brilló por su benignidad y sencillez, teniendo que sufrir muchas vejaciones y el destierro por defender con decisión y fortaleza a sus ovejas y los derechos de la Iglesia.
En Poitiers, en Aquitania, san Guillermo Tempier, obispo, que, prudente y firme, defendió contra los nobles la Iglesia a él encomendada, ofreciendo en su persona un integérrimo ejemplo de vida.
En Avignonet, cerca de Toulouse, en Francia, beatos Guillermo Arnaud y sus diez compañeros, los cuales, unidos en la tarea de contrarrestar el daño causado por los cátaros, mediante engaño fueron apresados por su fe en Cristo y su obediencia a la Iglesia Romana, siendo muertos a espada en la noche de la Ascensión del Señor, mientras cantaban a una voz el Te Deum. Sus nombres son los siguientes: beatos Bernardo de Roquefort, García d’Aure, Esteban de Saint-Thierry; Raimundo de Cortisan, de sobrenombre Escribán, canónigo; Bernardo; Pedro d’Arnaud, Fortanerio y Ademaro, clérigos; y el Prior de Avignonet, cuyo nombre se ignora.
En Londres, en Inglaterra, beatos mártires Guillermo Dean, presbítero, y sus siete compañeros, que, durante el reinado de Isabel I, en el mismo día, aunque en distintos o cercanos lugares de la ciudad, consumaron en la horca su martirio. Sus nombres son: Beatos Guillermo Gunter, Roberto Morton, Tomás Holford y Jacobo Claxton, presbíteros; Tomás Felton, clérigo de la Orden de los Hermanos Menores; Enrique Webley y Hugo More, seglares.
En Londres, también en Inglaterra, beato Guillermo Webster, presbítero y mártir, que después de haber ejercido el ministerio a lo largo de más de veinte años en diversas cárceles, durante el reinado de Carlos I fue apresado por ser sacerdote y consiguió la gloria del martirio en el patíbulo de Tyburn.
En Kingston, a orillas del Támesis, en Inglaterra, beato Guillermo Way, presbítero y mártir, condenado a la pena capital y colgado en el patíbulo, reinando Isabel I, por haber entrado en Inglaterra en calidad de sacerdote.
En Clonmell, en Irlanda, beato Guillermo Tirry, presbítero de la Orden de Hermanos de San Agustín, mártir bajo el régimen de Oliver Cromwell por mantenerse fiel a la Iglesia de Roma.
En Newcastle upon Tyne, en Inglaterra, beato Guillermo (William) Southerne, presbítero y mártir, que, después de haber estudiado en Lituania, España y Douai, tras ser ordenado sacerdote entró en Inglaterra, y por esta razón, en tiempo del rey Jacobo I, sufrió atroces suplicios que le causaron la muerte.
En Aubenas, en la región francesa de Viviers, beatos mártires Jacobo Salès, presbítero, y Guillermo Saultemouche, religioso, de la Compañía de Jesús, que con su predicación consolidaron la fe del pueblo, pero al caer la ciudad en manos de los disidentes, un domingo, y en presencia de toda la población, fueron martirizados.
En la ciudad de Angers, en Francia, beatos Guillermo Repin y Lorenzo Bâtard, presbíteros y mártires, que fueron decapitados durante la Revolución Francesa por su fidelidad a la Iglesia.
En Györ, en Hungría, beato Guillermo Apor, obispo y mártir, que en plena guerra abrió su casa a unos trescientos prófugos y, por defender a unas muchachas de manos de los soldados, la tarde del Viernes Santo de la Pasión del Señor fue herido, falleciendo tres días más tarde.
En Ripon, en el condado de York, en Inglaterra, beato Guillermo Browne, mártir, que condenado a pena capital por haber inducido a otros a abrazar la fe católica, fue ahorcado y cruelmente descuartizado.
En Londres, en Inglaterra, beato Guillermo Carter, que estaba casado y, por haber publicado un tratado sobre el cisma, durante el reinado de Isabel I fue colgado y descuartizado en Tyburn.
En Siclo, de Sicilia, beato Guillermo Cuffitelli, eremita, que, renunciando a la práctica de la caza, pasó cincuenta y siete años en la soledad y en la pobreza.
En la cartuja de Casotto, en el Piamonte, beato Guillermo de Fenolis, religioso, el cual antes había sido ermitaño (c. 1200).
En Toulouse, junto al río Garona, beato Guillermo, presbítero de la Orden de Ermitaños de San Agustín.
En Warwick, en Inglaterra, beato Guillermo Freeman, presbítero y mártir, que, condenado a muerte durante el reinado de Isabel I tan solo por el hecho de ser sacerdote, frente al patíbulo entonó el himno Te Deum y, con ánimo decidido, se adelantó al lugar del martirio.
En York, en Inglaterra, ocho años más tarde, beatos Jorge Errington, Guillermo Gigson y Guillermo Knight, mártires y sacerdotes, que, vigilados como proscritos por el mero hecho de ser presbíteros, fueron martirizados cruelmente.
En Londres, en Inglaterra, beato Guillermo Greenwood, mártir, de la cartuja de esa ciudad, que por su tenaz fidelidad a la Iglesia, en tiempo de Enrique VIII consumó su martirio por la cárcel, el hambre y la enfermedad junto a seis compañeros.
En Londres, en Inglaterra, beato Guillermo (William) Harrington, presbítero y mártir, oriundo del condado de York, el cual, durante el reinado de Isabel I, por razón de su sacerdocio ejercido en Inglaterra fue condenado a ser decapitado y alcanzó la corona del martirio en Tyburn.
En York, en Inglaterra, beato Guillermo Hart, presbítero y mártir, el cual, ordenado en el Colegio Romano de los Ingleses, en tiempo de la reina Isabel I fue ahorcado y descuartizado por haber persuadido a algunos a abrazar la fe católica.
En Londres, en Inglaterra, beato Guillermo Horne, mártir. Fue monje en la Cartuja de esta ciudad, sin apartarse nunca del cumplimiento de la Regla. Debilitado por una larga permanencia en la cárcel durante el reinado de Enrique VII y sometido finalmente al suplicio en el patíbulo de Tyburn, emigró a la derecha de Cristo.
En la ciudad de Burdeos, en Francia, beato Guillermo José Chaminade, presbítero, que trabajó audazmente con gran celo pastoral durante los tiempos de persecución y deseoso de atraer a los laicos a la devoción a la Santísima Virgen María, y para favorecer las Misiones, fundó el Instituto de las Hijas de María Inmaculada y la Sociedad de María.
En York, en Inglaterra, ocho años más tarde, beatos Jorge Errington, Guillermo Gigson y Guillermo Knight, mártires y sacerdotes, que, vigilados como proscritos por el mero hecho de ser presbíteros, fueron martirizados cruelmente.
En la isla de Wight, en Inglaterra, beatos Roberto Anderton y Guillermo Marsden, presbíteros y mártires, que durante la persecución bajo el reinado de Isabel I fueron condenados a la pena capital por ser sacerdotes y por haber desembarcado, a causa de un naufragio, en Inglaterra, aceptando el martirio con ánimo sereno y decidido.
En la ciudad de Londres, en Inglaterra, beato Guillermo Patenson, presbítero y mártir, que durante el reinado de Isabel I fue condenado a muerte por ser sacerdote. Estando en la prisión, reconcilió con la Iglesia a otros seis compañeros de cárcel, completando su martirio en Tyburn, donde fue descuartizado.
En el lugar de Argés, cerca de Toledo, asimismo en España, beato Guillermo Plaza Hernández, presbítero de la Sociedad de Sacerdotes Operarios Diocesanos y mártir, que el mismo día y en la misma prueba entregó su espíritu.
También en Londres, beato Guillermo (William) Richardson, presbítero y mártir, que, ordenado en la ciudad de Sevilla, en España, fue ahorcado en Tyburn, siendo el último mártir bajo Isabel I.
En York, en Inglaterra, ocho años más tarde, beatos Jorge Errington, Guillermo Gigson y Guillermo Knight, mártires y sacerdotes, que, vigilados como proscritos por el mero hecho de ser presbíteros, fueron martirizados cruelmente.
En Carcasona, en la Galia Narbonense, san Guimera, obispo (c. 931).
En Londres, en Inglaterra, beato Jorge Gervase, presbítero de la Orden de San Benito y mártir, alumno del Colegio de Douai de los Ingleses, que en tiempo del rey Jacobo I, mientras ejercía su ministerio pastoral, fue detenido dos veces en su patria, confesando con constancia su fe católica hasta ser ahorcado.
En Calanda, población cercana a Teruel, en España, beatos Lucio Martínez Mancebo, presbítero de la Orden de Predicadores, y compañeros, mártires, que, apoyándose en la fortaleza de Cristo, dieron su vida durante la misma persecución. Cuyos nombres son: Antonio López Couceiro, Felicísimo Díez González, Saturio Rey Robles, Tirso Manrique Melero, presbíteros; Gumersindo Soto Barros y Lamberto de Navascués y de Juan, religiosos, de la Orden de Predicadores; y Manuel Albert Ginés, presbítero.