San Alejandro (Álex, Alexandre), obispo, anciano célebre por el celo de su fe, que fue elegido para la sede alejandrina como sucesor de san Pedro y rechazó la nefasta herejía de su presbítero Arrio.
Celebran hoy: Aleix, Alejandro, Alessandro, Alessio, Álex, Alexander, Alexis, Jandro.
Ver másSantos mártires Marcelino, presbítero, y Pedro, exorcista, de los cuales el papa san Dámaso cuenta que, en la persecución bajo Diocleciano, fueron condenados a muerte, y conducidos al lugar del suplicio, que estaba lleno de zarzales, después de obligarles a cavar su propia tumba fueron degollados y enterrados, para que no quedase su sepultura, pero, más tarde, una piadosa mujer llamada Lucila trasladó sus restos a Roma, en la vía Labicana, en el cementerio llamado «ad Duas Lauros» (c. 304).
Ver másEn Roma, en la basílica situada en el monte Aventino, se celebra con el nombre de Alejo a un hombre de Dios que, como cuenta la tradición, dejó su opulenta casa para vivir como un pobre mendigo pidiendo limosna (s. IV).
Celebran hoy: Alejo.
Ver másMemoria de san Alfonso María de Ligorio, obispo y doctor de la Iglesia, que insigne por el celo de las almas, por sus escritos, por su palabra y ejemplo, trabajó infatigablemente predicando y escribiendo libros, en especial sobre teología moral, en la que es considerado maestro, para fomentar la vida cristiana en el pueblo. Entre grandes dificultades fundó la Congregación del Santísimo Redentor, para evangelizar a la gente iletrada. Elegido obispo de santa Águeda de los Godos, se entregó de modo excepcional a esta misión, que dejaría quince años después, aquejado de graves enfermedades, y pasó el resto de su vida en Nocera de’Pagani, en la Campania, aceptando grandes trabajos y dificultades.
Celebran hoy: Alfons, Alfonso, Alfonso María.
Ver másSan Alfredo, obispo de Hildeseheim en el siglo IX.
Celebran hoy: Alfred, Alfreda, Alfredo.
Ver másEn la ciudad de Palma, en la isla de Mallorca, san Alfonso Rodríguez, que, al perder su esposa e hijos, entró como religioso en la Compañía de Jesús y estuvo como portero del colegio de aquella ciudad durante largos años, mostrando una gran humildad, obediencia y constancia en una vida penitente.
Celebran hoy: Alonso.
Ver másNació en Tréveris (Alemania) en el año 340. Fue elegido obispo de Milán en el año 374, siendo un gran administrador. Ambrosio es el símbolo de la Iglesia que renace después de los duros años del ocultamiento y de las persecuciones. San Agustín, quien fue un asiduo oyente de los sermones de San Ambrosio, nos cuenta en sus Confesiones que el prestigio de la elocuencia del obispo de Milán era muy grande y muy eficaz el tono de este apóstol de la amistad. Sus libros publicados que han llegado hasta nosotros son las rápidas transcripciones y reutilizaciones de sus discursos, poco o nada revisados. Como buen pastor le gusta enseñar cantos litúrgicos a su pueblo. Por eso compuso un buen número de himnos, algunos son todavía familiares en la liturgia ambrosiana. Fue él quien introdujo en occidente el canto alternado de los salmos.
Celebran hoy: Ambrós, Ambrosio.
Ver másConmemoración de san Amós, profeta, que siendo pastor de Tecoa y cuidador de sicómoros, fue enviado por Dios a los hijos de Israel para defender su justicia y santidad contra sus prevaricaciones (s. X a.C.).
Celebran hoy: Amós.
Ver másEn Córdoba, en la provincia hispánica de Andalucía, santos mártires San Anastasio, presbítero, San Félix, monje, y Santa Digna, virgen, que murieron el mismo día. Anastasio, por confesar su fe cristiana ante los jueces musulmanes, fue degollado, y con él murió también Félix, de la región de Getulia, en África del Norte, que había propagado la fe católica y la vida monástica por Asturias. Digna, aún joven, por haber reprendido al juez por la muerte de los dos anteriores, fue degollada de inmediato.
Ver másFiesta de san Andrés, apóstol, natural de Betsaida, hermano de Pedro y pescador como él. Fue el primero de los discípulos de Juan el Bautista a quien llamó el Señor Jesús junto al Jordán y que le siguió, trayendo consigo a su hermano. La tradición dice que, después de Pentecostés, predicó el Evangelio en Acaya y que fue crucificado en Patras. La Iglesia de Constantinopla lo venera como muy insigne patrono (s. I).
Celebran hoy: Andre, Andrea, Andreas, Andrehita, Andrei, Andreina, Andreita, Andrej, Andrés, Andresito, Andreu, Andrew, Andrews, Andrey, Andreyna, Andy.
Ver másEn Nápoles, de la Campania, san Andrés Avelino, presbítero de la Congregación de Clérigos Regulares, que brilló por su santidad y celo en procurar la salvación del prójimo, hizo el arduo voto de avanzar cada día en las virtudes y, cargado de méritos, con muerte santa descansó al pie del altar.
Ver másMemoria de los santos Andrés Kim Taegön, presbítero, Pablo Chöng Hasang y compañeros, mártires en Corea. Se veneran este día en común celebración todos los ciento tres mártires que en aquel país testificaron intrépidamente la fe cristiana, introducida fervientemente por algunos laicos y después alimentada y reafirmada por la predicación y celebración de los sacramentos por medio de los misioneros. Todos estos atletas de Cristo —tres obispos, ocho presbíteros, y los restantes laicos, casados o no, ancianos, jóvenes y niños—, unidos en el suplicio, consagraron con su sangre preciosa las primicias de la Iglesia en Corea (1839-1867).
Ver másEn Licata, de Sicilia, en Italia, santo Ángel, presbítero, carmelita y mártir.
Ver másDuodécimo sucesor de San Pedro, defendió a la Iglesia de las heregías
Celebran hoy: Aniceto.
Ver másSan Anselmo, obispo y doctor de la Iglesia, que, nacido en Aosta, fue monje y abad del monasterio de Bec, en Normandía, enseñando a los hermanos a caminar por la vía de la perfección y a buscar a Dios por la comprensión de la fe. Promovido a la insigne sede de Canterbury, en Inglaterra, trabajó denodadamente por la libertad de la Iglesia, sufriendo por ello dificultades y destierros.
Celebran hoy: Anselmo.
Ver másUno de los primeros monjes de la Iglesia. Se retiró al desierto para orar y hacer penitencia.
Celebran hoy: Andoni, Anthony, Anthuniet, Anto, Antoni, Ton, Toni, Tony.
Ver másSan Antonio de Padua, también venerado como <em>San Antonio de Lisboa</em>, de Coimbra o de Portugal, teólogo, predicador, monje portugués, patrón de Lisboa, de Padua y de otros lugares.
Celebran hoy: Antonio.
Ver másNació en 1807 en Sallent (Barcelona, España). Se ordenó sacerdote y ejerció su ministerio con gran celo por toda Cataluña. Fundó la Congregación de los Misioneros del Corazón de María, conocidos popularmente como claretianos. Fue nombrado arzobispo de Cuba y después confesor de la reina Isabel II. Sufrío atentados físicos y muchas contradicciones que supo soportar con gran visión sobrenatural. Murió en 1870, en su exilio de Francia.
Ver másSan Antonio María Zaccaria, presbítero, fundador de la Congregación de los Clérigos Regulares de San Pablo o Barnabitas, para la reforma de las costumbres de los fieles cristianos, y de las Hermanas Angélicas de San Pablo. Voló al encuentro del Salvador en Cremona, ciudad de la Lombardía.
Ver másEn Nápoles, de la Campania, san Asprenato, primer obispo de la ciudad (s. II/III)..
Ver másSan Asterio, obispo de Petra, en Arabia, s. IV. Intervino en las contiendas religiosas de su tiempo. Estuvo al principio afiliado al partido de los arrianos, pero en el Concilio de Sárdica (347) se puso de parte de la ortodoxia, y contribuyó a desenmascarar las intrigas de sus antiguos correligionarios. Constancio le desterró a los arenales de Libia, de donde salió al advenimiento de Juliano el apóstata. En 362 aparece en el Concilio de Alejandría al lado de San Atanasio, que hace su elogio en varios de sus escritos. Murió algún tiempo después.
Ver másMemoria de san Atanasio, obispo y doctor de la Iglesia, quien, preclaro por su santidad y doctrina, en Alejandría de Egipto defendió con valentía la fe católica desde el tiempo del emperador Constantino hasta Valente, soportando numerosas asechanzas por parte de los arrianos y siendo desterrado en varias ocasiones. Finalmente, regresó a la Iglesia que se le había confiado y, después de muchos combates y de haber conseguido muchas victorias por su paciencia, descansó en la paz de Cristo en el cuarenta y seis aniversario de su ordenación episcopal. Principal opositor al arrianismo. Padre de la Ortodoxia. Aclamado doctor el año 1568 por Pío V.
Celebran hoy: Atanasio.
Ver másFiesta de san Bartolomé, apóstol, al que generalmente se identifica con Natanael. Nacido en Caná de Galilea, fue presentado por Felipe a Cristo Jesús en las cercanías del Jordán, donde el Señor le invitó a seguirle y lo agregó a los Doce. Después de la Ascensión del Señor, es tradición que predicó el Evangelio en la India y que allí fue coronado con el martirio (s. I).
Celebran hoy: Bartolomé, Bartomeu.
Ver másMemoria de los santos Basilio Magno y Gregorio Nazianceno, obispos y doctores de la Iglesia. Basilio, obispo de Cesarea de Capadocia (hoy en Turquía), apellidado "Magno" por su doctrina y sabiduría, enseñó a los monjes la meditación de la Escritura, el trabajo en la obediencia y la caridad fraterna, ordenando su vida según las reglas que él mismo redactó. Con sus egregios escritos educó a los fieles y brilló por su trabajo pastoral en favor de los pobres y de los enfermos. Falleció el día uno de enero de 379. Gregorio, amigo suyo, fue obispo de Sancina, en Constantinopla y, finalmente, de Nacianzo. Defendió con vehemencia la divinidad del Verbo, mereciendo por ello ser llamado "Teólogo". La Iglesia se alegra de celebrar conjuntamente la memoria de tan grandes doctores.
Celebran hoy: Basi, Basilio.
Ver másMemoria de los santos Basilio Magno y Gregorio Nazianceno, obispos y doctores de la Iglesia. Basilio, obispo de Cesarea de Capadocia (hoy en Turquía), apellidado "Magno" por su doctrina y sabiduría, enseñó a los monjes la meditación de la Escritura, el trabajo en la obediencia y la caridad fraterna, ordenando su vida según las reglas que él mismo redactó. Con sus egregios escritos educó a los fieles y brilló por su trabajo pastoral en favor de los pobres y de los enfermos. Falleció el día uno de enero de 379. Gregorio, amigo suyo, fue obispo de Sancina, en Constantinopla y, finalmente, de Nacianzo. Defendió con vehemencia la divinidad del Verbo, mereciendo por ello ser llamado "Teólogo". La Iglesia se alegra de celebrar conjuntamente la memoria de tan grandes doctores.
Ver másSan Beda el Venerable, presbítero y doctor de la Iglesia, el cual, servidor de Cristo desde la edad de ocho años, pasó todo el tiempo de su vida en el monasterio de Wearmouth, en Northumbria, en Inglaterra. Se dedicó con fervor en meditar y exponer las Escrituras, y entre la observancia de la disciplina regular y la solicitud cotidiana de cantar en la iglesia, sus delicias fueron siempre estudiar, o enseñar, o escribir.
Celebran hoy: Beda.
Ver másEn Todi, ciudad de la Umbría, san Benigno, presbítero y mártir. Benigno pertenece a la innumerable multitud de víctimas de la última cruenta persecución anticristiana de Diocleciano y Maximiano, al comienzo del siglo IV. Los datos de este Santo son muy escasos. Se sabe que nació y vivió en Todi (Italia), en donde fue ordenado sacerdote por su bondad y rectitud. Soportó valientemente la tortura y la muerte, y fue enterrado por manos piadosas a la orilla de un camino, en donde después se construyó un monasterio benedictino.
Celebran hoy: Benigno.
Ver másEn el monasterio de Wearmouth, en Northumbria (hoy Inglaterra), san Benito Biscop, abad, que peregrinó cinco veces a Roma, de donde trajo muchos maestros y libros para que los monjes reunidos en la clausura del monasterio bajo la Regla de san Benito progresaran en la ciencia del amor de Cristo, en bien de la Iglesia (c. 690).
Ver másFiesta de san Benito, abad, Patrono principal de Europa, que habiendo nacido en Nursia, fue educado en Roma y abrazó luego la vida eremítica en la región de Subiaco, viéndose pronto rodeado de muchos discípulos. Pasado un tiempo, se trasladó a Casino, donde fundó un célebre monasterio y compuso una Regla que se propagó de tal modo por todas partes, que ha merecido ser llamado "Patriarca de los monjes de Occidente". Murió, según la tradición, el veintiuno de marzo.
Celebran hoy: Benet, Benito.
Ver másEn Palermo, de Sicilia, en Italia, san Benito Massarari, denominado el "Negro" por el color de su piel, fue primero eremita, y entró después en la Orden de los Hermanos Menores, mostrándose humilde en todo y siempre lleno de fe en la divina Providencia.
Ver másMemoria de san Bernabé, apóstol, varón bueno, lleno de Espíritu Santo y de fe, que formó parte de los primeros creyentes en Jerusalén y predicó el Evangelio en Antioquía e introdujo entre los hermanos a Saulo de Tarso, recién convertido. Con él realizó un primer viaje por Asia para anunciar la Palabra de Dios, participó luego en el Concilio de Jerusalén y terminó sus días en la isla de Chipre, su patria, sin cesar de difundir el Evangelio (s. I).
Celebran hoy: Berna, Bernabé.
Ver másSan Bernardino de Siena, presbítero de la Orden de los Hermanos Menores, quien, con la palabra y el ejemplo, fue evangelizando por pueblos y ciudades a las gentes de Italia y difundió la devoción al santísimo Nombre de Jesús, perseverando infatigablemente en el oficio de la predicación, con gran fruto para las almas, hasta el día de su muerte, que ocurrió en L’Aquila, del Abruzo, en Italia.
Celebran hoy: Bernardino.
Ver másMemoria de san Bernardo, abad y doctor de la Iglesia, el cual, habiendo ingresado con treinta compañeros en el nuevo monasterio del Cister, fue después fundador y primer abad del monasterio de Clairvaux (Claraval), dirigiendo sabiamente a los monjes por el camino de los mandamientos del Señor, con su vida, su doctrina y su ejemplo. Recorrió una y otra vez Europa para restablecer la paz y la unidad e iluminó a la Iglesia con sus escritos y sabios consejos, hasta que descansó en el Señor cerca de Langres, en Francia.
Celebran hoy: BenDita, Bernard, Bernardo, Bernat, Berni, Berny, Bernyangie.
Ver másEn Osimo, del Piceno, en Italia, san Bienvenido Scotivoli, obispo, que, elegido por el papa Urbano IV para esta sede, trabajó por la paz entre los ciudadanos y, según el espíritu de los Hermanos Menores, quiso morir sobre tierra desnuda.
Ver másSan Blas, obispo y mártir, que, por ser cristiano, padeció en tiempo del emperador Licinio en la ciudad de Sebaste, en Armenia.
Celebran hoy: Blai, Blas.
Ver másEn Zaragoza, en la Hispania Tarraconense, san Braulio, obispo, que siendo amigo íntimo de san Isidoro, colaboró con él para restaurar la disciplina eclesiástica en toda Hispania, siendo su semejante en elocuencia y ciencia.
Celebran hoy: Brauli, Braulio.
Ver másSan Bruno, presbítero, que, oriundo de Colonia, en Lotaringia, enseñó ciencias eclesiásticas en la Galia, pero deseando llevar vida solitaria, con algunos discípulos se instaló en el apartado valle de Cartuja, en los Alpes, dando origen a una Orden que conjuga la soledad de los eremitas con la vida común de los cenobitas. Llamado por el papa Urbano II a Roma, para que le ayudase en las necesidades de la Iglesia, pasó los últimos años de su vida como eremita en el cenobio de La Torre, en Calabria.
Celebran hoy: Bruno.
Ver másMemoria de la inhumación de san Buenaventura, obispo de Albano y doctor de la Iglesia, celebérrimo por su doctrina, por la santidad de su vida y por las preclaras obras que realizó en favor de la Iglesia. Como ministro general rigió con gran prudencia la Orden de los Hermanos Menores, siendo siempre fiel al espíritu de san Francisco y en sus numerosos escritos unió suma erudición y piedad ardiente. Cuando estaba prestando un gran servicio al II Concilio Ecuménico de Lyon, mereció pasar a la visión beatífica de Dios.
Celebran hoy: Buenaventura, Ventura.
Ver másSan Calixto I, papa y mártir, que, cuando era diácono, después de un destierro en la isla de Cerdeña tuvo a su cuidado el cementerio de la vía Apia que lleva su nombre, donde dejó para la posteridad las memorias de mártires, y elegido papa, promovió la recta doctrina, reconcilió benignamente a los apóstatas, terminando su intenso pontificado con la gloria del martirio. En este día se conmemora su sepultura en el cementerio de Calepodio, en la vía Aurelia, en Roma (c. 222).
Ver másSan Camilo de Lelis, presbítero, que nació cerca de Teano, en el Abruzo, y en su juventud siguió la carrera militar, dejándose arrastrar por los vicios propios de una juventud alegre y despreocupada, pero convertido de su mala vida, se entregó al cuidado de los enfermos incurables hospitalizados, a los que servía como al mismo Cristo. Ordenado sacerdote, puso en Roma los fundamentos de la Congregación de los Clérigos Regulares Ministros de los Enfermos.
Celebran hoy: Cami, Camila, Camilo.
Ver másNació en Arona (Italia) en 1538. Acabados sus estudios de derecho pasó a cardenal, de allí a Secretario de Estado del Papa y finamente a obispo de Milán, donde se entregó con espero a sus fieles. Su labor supuso una mejora de las costumbres y un incremento de la vida cristiana en su diócesis. Fue uno de los principales promotores del concilio de Trento e intentó poner en práctica todas las importantes reformas allí surgidas. Murió con tan solo 46 años.
Celebran hoy: Carina, Carla, Carles, Carlo, Carlos, Caro, Carol, Carola, Carolin, Carolina, Caroline, Charles, Charlotte, Charly, Karla, Karlita, Karlos, Karol.
Ver másMemoria de los santos Carlos Lwanga y doce compañeros, todos ellos de edades comprendidas entre los catorce y los treinta años, que perteneciendo a la corte de jóvenes nobles o al cuerpo de guardia del rey Mwanga, y siendo neófitos o seguidores de la fe católica, por no ceder a los deseos impuros del monarca murieron en la colina Namugongo, degollados o quemados vivos. Estos son sus nombres: Mbaya Tuzinde, Bruno Seronuma, Jacobo Buzabaliao, Kizito, Ambrosio Kibuka, Mgagga, Gyavira, Achilles Kiwanuka, Adolfo Ludigo Mkasa, Mukasa Kiriwanvu, Anatolius Kiriggwajjo y Lucas Banabakintu.
Ver másSan Cayetano de Thiene, presbítero, que en Nápoles, en la región de la Campania, se entregó piadosamente a obras de caridad, especialmente a favor de los aquejados de enfermedades incurables, promovió cofradías para formar religiosamente a los laicos e instituyó los Clérigos Regulares Teatinos, para la reforma de la Iglesia, enseñando a sus discípulos a seguir la primitiva manera de vida apostólica.
Celebran hoy: Cayetano.
Ver másMemoria de los santos Cornelio, papa, y Cipriano, obispo, mártires, acerca de los cuales el catorce de septiembre se relata la sepultura del primero y la pasión del segundo. Juntos son celebrados en esta memoria por el orbe cristiano, porque ambos testimoniaron, en días de persecución, su amor por la verdad indefectible ante Dios y el mundo (252, 258).
Celebran hoy: Cipriano.
Ver másSan Cirilo, obispo y doctor de la Iglesia, que elegido para ocupar la sede de Alejandría, en Egipto, trabajó con empeño para mantener íntegra la fe católica, y en el Concilio de Éfeso defendió los dogmas de la unidad de persona en Cristo y la divina maternidad de la Virgen María.
Celebran hoy: Ciril, Cirilo.
Ver másSan Cirilo, obispo de Jerusalén y doctor de la Iglesia, que a causa de la fe sufrió muchas injurias por parte de los arrianos y fue expulsado con frecuencia de la sede. Con oraciones y catequesis expuso admirablemente la doctrina ortodoxa, las Escrituras y los sagrados misterios.
Ver másMemoria de los santos Cirilo, monje, y Metodio, obispo, hermanos nacidos en Tesalónica, que fueron enviados a Moravia por el obispo Focio de Constantinopla para predicar la fe cristiana, y allí inventaron signos propios para traducir del griego a la lengua eslava los libros sagrados. En un viaje que hicieron a Roma, Cirilo, que antes se llamaba Constantino, enfermó y, habiendo profesado como monje, descansó en el Señor en este día. Son co-patrones de Europa.
Ver másConmemoración de san Cleofás, discípulo del Señor, a quien, con el otro compañero itinerante, ardía el corazón cuando Cristo, en la tarde de Pascua, se les apareció en el camino explicándoles las Escrituras, y después, en la casa de Cleofás, en Emaús, conocieron al Salvador en la fracción del pan.
Celebran hoy: Cleofás.
Ver másEn Roma, en la vía Apia, en la cripta de Lucina del cementerio de Calixto, sepultura de san Cornelio, papa y mártir, que se opuso seriamente a la escisión de Novaciano y, con gran espíritu de caridad, recuperó a la plena comunión con la Iglesia a muchos cristianos caídos en la herejía. Padeció al final el destierro a Civitavecchia, en la Toscana, por parte del emperador Galo, sufriendo lo indecible en palabras de san Cipriano. Su memoria se celebra pasado mañana.
Celebran hoy: Cornelio.
Ver másSantos Cosme y Damián, mártires, que, según la tradición, ejercieron la medicina en Ciro, de Augusta Eufratense (hoy Siria), no pidiendo nunca recompensa y sanando a muchos con sus servicios gratuitos (c. s. III).
Celebran hoy: Cosme.
Ver másEn Licia, san Cristóbal, mártir. Patrón de los transportistas y conductores.
Ver másSantos Cristóbal Magallanes, presbítero, y compañeros, mártires, que fueron perseguidos en diversas regiones de México por odio al nombre cristiano y a la Iglesia Católica, y confesaron a Cristo Rey, alcanzando la corona del martirio. Sus nombres son los siguientes: Román Adame, Rodrigo Aguilar, Julio Álvarez, Luis Batis Sáinz, Agustín Caloca, Mateo Correa, Atilano Cruz, Miguel de la Mora, Pedro Esqueda Ramírez, Margarito Flores, José Isabel Flores, David Galván, Pedro Maldonado, Jesús Méndez, Justino Orona, Sabas Reyes, José María Robles, Toribio Romo, Jenaro Sánchez Delgadillo, Tranquilino Ubiarco y David Uribe, presbíteros; y Manuel Morales, Salvador Lara Puente y David Roldán Lara, laicos.
Ver másSan Dámaso I, papa de origen hispano, que en los difíciles tiempos en que vivió, reunió muchos sínodos para defender la fe de Nicea contra cismas y herejías, procuró que san Jerónimo tradujera al latín los libros sagrados y veneró piadosamente los sepulcros de los mártires, adornándolos con inscripciones.
Celebran hoy: Dámaso.
Ver másSantos Cosme y Damián, mártires, que, según la tradición, ejercieron la medicina en Ciro, de Augusta Eufratense (hoy Siria), no pidiendo nunca recompensa y sanando a muchos con sus servicios gratuitos (c. s. III).
Celebran hoy: Damián, Damien.
Ver másLlamado el Padre Damián, padre de los leprosos o el leproso voluntario.
Ver másProfeta del Antiguo Testamenteo.
Celebran hoy: Dahniel, Dan, Dani, Danie, Daniel, Danilo, Danny, Dany.
Ver másEn Menevia, en Cambria, san David, obispo, que, imitando los ejemplos y virtudes de los Padres orientales, fundó un monasterio, del cual partieron muchos monjes que evangelizaron Cambria, Irlanda, Cornualles y Armórica (c. 601).
Celebran hoy: David.
Ver másEn Langres, en la Galia Lugdunense, martirio de san Desiderio, obispo, de quien se narra que al constatar que su grey era vejada por los vándalos, se dirigió a su rey para suplicar por ella, pero fue condenado a muerte por aquél y se entregó libremente por las ovejas que le habían sido confiadas (c. 355).
Ver másEn Alcalá de Henares, en España, san Diego, religioso de la Orden de los Hermanos Menores, que se distinguió tanto en las islas Canarias como en la iglesia de Santa María de Araceli, en Roma, por su humildad y caridad en el cuidado de los enfermos.
Ver másMalhechor crucificado junto con Cristo, que supo "robarle" en el último momento el cielo. Es el único Santo canonizado en vida.
Celebran hoy: Dimas.
Ver másConmemoración de san Dionisio, obispo de Corinto, el cual, dotado de admirable conocimiento de la palabra de Dios, no sólo enseñó con la predicación a los fieles de su ciudad y de su provincia, sino también a los obispos de otras ciudades y provincias mediante sus cartas.
Celebran hoy: Dionisio.
Ver másSan Dionisio, obispo, y compañeros, mártires, de los cuales la tradición quiere que el primero, enviado por el Romano Pontífice a la Galia, fuese el primer obispo de París, y que junto con el presbítero Rústico y el diácono Eleuterio, padeciesen en las afueras de la ciudad (s. III).
Ver másComenzó a gobernar sobre los anglos del Este cuando sólo tenía quince años de edad, en el 855. Habiéndolo tomado prisionero los daneses, propusiéronle que abandonase su religión a lo que se negó resueltamente. En consecuencia, fue azotado y muerto a flechazos, el año 870.
Celebran hoy: Edmundo.
Ver másCelebran hoy: Ed, Edu, Eduard, Eduardo, Edwar, Edward.
Ver másSan Efrén, diácono y doctor de la Iglesia, que primero ejerció en Nísibe, su patria, el ministerio de la predicación y la enseñanza de la doctrina, pero cuando los persas invadieron Nísibe se trasladó a Edesa, en Osrhoene, donde, con los discípulos que le habían seguido, inició una escuela teológica, ejerciendo su ministerio con la palabra y los escritos. Célebre por su austeridad de vida y la riqueza de su doctrina, por los exquisitos himnos que compuso mereció ser llamado "cítara del Espíritu Santo".
Celebran hoy: Efrén.
Ver másEn Toledo, en Hispania, san Eladio, que, después de haber dirigido los asuntos públicos en el palacio real, fue abad del monasterio de Agali y, elevado después al obispado de Toledo, se distinguió por los ejemplos de caridad.
Celebran hoy: Eladio.
Ver másConmemoración de san Elías Tesbita, profeta del Señor en tiempo de Ajab y Ococías, reyes de Israel, que defendió los derechos del único Dios ante el pueblo infiel a su Señor, con tal valor que prefiguró no sólo a Juan Bautista sino al mismo Cristo. No dejó oráculos escritos, pero se le ha recordado siempre fielmente, sobre todo en el Monte Carmelo.
Celebran hoy: Elia, Eliana, Elías, Eloi.
Ver másEn Samaría o Sebaste, en Palestina, conmemoración de san Eliseo, que fue discípulo de Elías y profeta en Israel, desde el tiempo del rey Jorán hasta los días de Joás. Aunque no dejó oráculos escritos, con sus milagros anunció la salvación que había de llegar para todos los hombres (s. IX a.C.).
Celebran hoy: Elis, Elisa, Eliseo.
Ver másNació hacia el año 588. Aprendiz de platero, pasó a la corte gala para servir como tal, ascendiendo en influencia debido a su inteligencia. El rey Dagoberto pensó que era el hombre ideal para solucionar el antiguo contencioso que tenía con el vecino conde de Bretaña, lo envió como legado y acertó en la elección por el resultado favorable que obtuvo. No es extraño que Eloy o Eligio pasara a ser solicitado como consejero de la Corona. Patrocinó la abadía de Solignac, a sus expensas nacieron otros en el Lemosin y, en París, la iglesia de San Pablo. Ordenado sacerdote, fue consagrado obispo de Noyon y de Tournay y estuvo presente en el concilio de Chalons-sur-Seine, del 644. Este artífice de los metales nobles y de las gemas preciosas que no se dejó atrapar por la idolatría a las cosas perecederas ha sido adoptado como patrono de los orfebres, plateros, joyeros, metalúrgicos y herradores.
Celebran hoy: Eloy.
Ver másEn Calahorra, en la Hispania Tarraconense, santos Emeterio y Celedonio, los cuales, estando cumpliendo la milicia en los campamentos junto a León, en la provincia de Galicia, por confesar el nombre de Cristo al inicio de la persecución fueron conducidos a Calahorra y allí coronados con el martirio (c. s. IV).
Celebran hoy: Emeterio.
Ver másEn la villa de Gilet, en la provincia de Valencia, en España, san Enrique de Ossó y Cervelló, presbítero, que fundó la Sociedad de Santa Teresa, para la formación de las jóvenes, y más adelante, obligado a dejar dicha institución, pasó el resto de sus años en el convento de los Hermanos Menores.
Ver másSan Enrique, emperador de los romanos, que, según la tradición, de acuerdo con su esposa Cunegunda puso gran empeño en reformar la vida de la Iglesia y en propagar la fe en Cristo por toda Europa, donde, movido por un celo misionero, instituyó numerosas sedes episcopales y fundó monasterios. Murió en este día en Grona, cerca de Göttingen, en Franconia.
Celebran hoy: Enric, Enrike, Enrique, Henry, Kike, Quique.
Ver másNace en Suiza (actual Alemania) en el siglo XII. Fue abad del monasterio benedictino de Zwiefalten en la región de Wurttemberg entre 1141 y 1146. Renuncia para ir a la segunda cruzada. Predica en Persia y Arabia. Es apresado por los sarracenos, torturado y muere en La Meca en 1148 mártir.
Celebran hoy: Ernest, Ernesto.
Ver másMemoria de san Estanislao, obispo y mártir, que, entre las dificultades de su época, fue constante defensor de la humanidad y de las costumbres cristianas, rigió como buen pastor la iglesia de Cracovia, ayudó a los pobres, visitó cada año a sus clérigos y, finalmente, mientras celebraba los divinos misterios, fue muerto por orden de Boleslao, rey de Polonia, al que había reprendido.
Celebran hoy: Estanislao.
Ver másFiesta de san Esteban, protomártir, varón lleno de fe y de Espíritu Santo, que fue el primero de los siete diáconos que los apóstoles eligieron como cooperadores de su ministerio, y también fue el primero de los discípulos del Señor que en Jerusalén derramó su sangre, dando testimonio de Cristo Jesús al afirmar que lo veía sentado en la gloria a la derecha del Padre, siendo lapidado mientras oraba por los perseguidores (s. I).
Celebran hoy: Esteban, Esteve, Stefania, Stéfano, Steff, Steffany, Stefy, Steph, Stephan, Stephanie, Stephen, Steven, Sthefanny, Tiffany.
Ver másObispo, escritor y poeta español de la época visigoda. Es uno de los Padres de la Iglesia hispánica.
Celebran hoy: Eugeni, Eugeniano, Eugenio.
Ver másEn Córdoba, en la región de Andalucía, en Hispania, san Eulogio, presbítero y mártir, degollado por su preclara confesión de Cristo.
Celebran hoy: Eulogio.
Ver másEn Sicilia, muerte de san Eusebio, papa, valeroso testigo de Cristo, que fue deportado por el emperador Majencio a esa isla, donde dejó la patria terrena para merecer la patria celestial. Trasladado su cuerpo a Roma, fue enterrado en el cementerio de Calixto.
Ver másAbad, discípulo de San Columbano, que fundo diversos monasterios en Francia en el siglo VII,
Celebran hoy: Eustasio.
Ver másJudío de origen griego, pastoreó la iglesia sucediendo al papa Anacleto. Fue humilde y docto en la predicación y defendió la fe de los errores gnósticos.
Celebran hoy: Evaristo.
Ver másComandante de una legión romana martirizado en la persecución de Diocleciano
Celebran hoy: Expedito.
Ver másProfeta del Antiguo Testamento, que combatió la idolatría y la corrupción del exilio del pueblo de Israel.
Celebran hoy: Eze, Ezequiel.
Ver másSan Fabián, papa y mártir, que, siendo simple laico, fue llamado al pontificado por indicación divina y, después de dar ejemplo de fe y virtud, sufrió el martirio en la persecución bajo el emperador Decio. San Cipriano, al hacer el elogio de su combate, afirma que dejó el testimonio de haber regido la Iglesia de modo irreprochable e ilustre. Su cuerpo fue sepultado en este día en el cementerio de Calixto, en la vía Apia de Roma.
Celebran hoy: Fabián.
Ver másEn Córdoba, en la provincia hispánica de Andalucía, san Fandila, presbítero y monje, que en la persecución bajo los sarracenos, en tiempo del emir Mohamed I fue degollado por su fe en Cristo.
Celebran hoy: Fandila.
Ver másEn Utrecht, ciudad de Güeldres, en Austrasia, san Federico, obispo, que, ilustre por sus conocimientos sobre las Sagradas Escrituras, se dedicó incansablemente a la evangelización de los frisones.
Celebran hoy: Fede, Federico, Freddy, Frederic, Frederick.
Ver másFiesta de los santos Felipe y Santiago, apóstoles. Felipe, que, al igual que Pedro y Andrés, había nacido en Betsaida y era discípulo de Juan Bautista, fue llamado por el Señor para que lo siguiera. Santiago, por su parte, era hijo de Alfeo, de sobrenombre "Justo", considerado en Occidente como el pariente del Señor, fue el primero que rigió la Iglesia de Jerusalén, y cuando se suscitó la controversia sobre la circuncisión, se adhirió al parecer de Pedro, para que no fuera impuesto a los discípulos venidos de la gentilidad aquel antiguo yugo. Muy pronto coronó su apostolado con el martirio (s. I).
Celebran hoy: Felip, Felipe, Filippo, Philip, Philippe.
Ver másMártir Mexicano que dio su vida por jesús en Nagasaki (Japón). Es patrono de la ciudad de México y de su Arzobispado.
Ver másMemoria de san Felipe Neri, presbítero, que, consagrándose a la labor de salvar a los jóvenes del maligno, fundó el Oratorio en Roma, en el cual se practicaban constantemente las lecturas espirituales, el canto y las obras de caridad, y resplandeció por el amor al prójimo, la sencillez evangélica y su espíritu de alegría, el sumo celo y el servicio ferviente de Dios. Llamado "el apóstol de Roma".
Ver másEn Córdoba, en la provincia hispánica de Andalucía, santos mártires San Anastasio, presbítero, San Félix, monje, y Santa Digna, virgen, que murieron el mismo día. Anastasio, por confesar su fe cristiana ante los jueces musulmanes, fue degollado, y con él murió también Félix, de la región de Getulia, en África del Norte, que había propagado la fe católica y la vida monástica por Asturias. Digna, aún joven, por haber reprendido al juez por la muerte de los dos anteriores, fue degollada de inmediato.
Ver másEn la ciudad de Nola, en la Campania (hoy Italia), san Félix, presbítero, el cual, según cuenta san Paulino, mientras arreciaba la persecución fue encarcelado y sometido a crueles sevicias. Restablecida la paz, pudo volver entre los suyos y vivió en la pobreza hasta una venerable ancianidad, como invicto confesor de la fe (s. III/IV).
Ver másSan Fermín, obispo de Pamplona. El obispo de Tolosa San Saturnino le envió a predicar el Evangelio a Pamplona, le consagró por su primer obispo y, vuelto después de algunos años a las Galias, predicó el Evangelio en el norte de Francia, muriendo en Amiéns, s. II.
Celebran hoy: Fermín.
Ver másEn Sevilla, en España, san Fernando III, rey de Castilla y León, que fue prudente en el gobierno del reino, protector de las artes y las ciencias, y diligente en propagar la fe.
Celebran hoy: Fer, Fernanda, Fernando, Ferran, Nano.
Ver másSan Fidel de Sigmaringen, presbítero y mártir, el cual, siendo abogado, decidió entrar en la Orden de los Hermanos Menores Capuchinos, llevando una vida observante de vigilias y oraciones. Asiduo en la predicación de la Palabra de Dios, fue enviado a la región de Recia para consolidar la verdadera doctrina, y en Sevis, de Suiza, fue martirizado por los herejes calvinistas a causa de la fe católica.
Celebran hoy: Fidel.
Ver másMemoria de san Francisco, el cual, después de una juventud des preocupada, se convirtió a la vida evangélica en Asís, localidad de la Umbría, encontrando a Cristo sobre todo en los pobres y necesitados, haciéndose pobre él mismo e instituyendo a los Hermanos Menores. Viajando predicó el amor de Dios a todos y llegó incluso a Tierra Santa, mostrando con sus palabras y actitudes su deseo de seguir a Cristo, escogiendo morir recostado sobre la nuda tierra.
Celebran hoy: Cesc, Fran, Francesco, Francisco, Franco, Françoise, Francy, Frank, Franz, Kiko, Packo, Paco, Pacu, Pako, Paquito, Siscu, Txesk, Xesc, Xisco, Xisco.
Ver másEn Roma, san Francisco de Borja, presbítero, que, muerta su mujer, con quien había tenido ocho hijos, ingresó en la Compañía de Jesús y, pese a que abdicó de las dignidades del mundo y recusó las de la Iglesia, fue elegido prepósito general, siendo memorable por su austeridad de vida y oración.
Celebran hoy: Borja.
Ver másSan Francisco de Paula, ermitaño, fundador de la Orden de los Mínimos en Calabria, prescribiendo a sus discípulos que viviesen de limosnas, no teniendo propiedad ni manipulando dinero, y que utilizasen sólo alimentos cuaresmales. Llamado a Francia por el rey Luis XI, le asistió en el lecho de muerte, y célebre por la austeridad de vida, murió a su vez en Plessis-les-Tours, junto a Tours.
Ver másEs el patrono de los periodistas. Fue un escritor nacido en el año 1567 en Saboya que buscaba la transmisión de la verdad evangélica. Durante su infancia su madre le narraba el Catecismo y a los 14 años ingresó en la Universidad de París. Destacó en retórica y filosofía, se entregó al estudio de Teología y se consagró a Dios. A los 24 años obtuvo el Doctorado en Leyes y en 1593 fue ordenado sacerdote. Predicó por muchas ciudades y participó en la reconquista del Chablais. En esta ardua tarea comenzó su carrera de escritor elaborando una serie de panfletos de la Doctrina de la Iglesia. Gracias a su labor el número de conversiones aumentó y restableció la fe Católica en la provincia. Ocupó el cargo de Obispo de Ginebra durante 21 años y murió en 1622. Su última palabra fue el nombre de Jesús.
Ver másNació en 1506 en la localidad navarra de Javier (España). De familia pudiente, cursó sus estudios en la novedosa universidad de París. Allí coincidió con Íñigo de Loyola, quien minará el ánimo estudiantil de Javier para convencerle finalmente de la temporalidad de los bienes terrenales ("Javier, de qué te sirve ganar el mundo si pierdes tu alma") y de la ingente labor que quedaba para hacer llegar el menaje de Cristo a todos los pueblos. De arrolladora energía, trabaja en la fundación de la Compañía de Jesús (los Jesuitas) e inicia una incansable labor de evangelización. Su periplo le llevará por medio mundo, desde el cabo de Buena Esperanza hasta La India o El Japón, dejando profundas huellas en todas las ciudades que pisó. Deseoso de seguir difundiendo el mensaje de Jesús, muere a las puertas de China tal día como hoy en 1552. Es patrón de las misiones y de la Comunidad Foral de Navarra.
Celebran hoy: Francisco Javier, Javier, Javiera, Xabi, Xabier, Xavi, Xavier, Xaviera, Xavy, Xevi.
Ver másEn León, ciudad de Hispania, conmemoración de san Froilán, obispo, que primero fue eremita y después, ordenado obispo, evangelizó las regiones liberadas del yugo de los musulmanes, propagando la vida monástica y distinguiéndose por su beneficencia hacia los pobres.
Celebran hoy: Froilán.
Ver másEn Tarraco (hoy Tarragona), ciudad de la Hispania Citerior (hoy España), pasión de los santos mártires Fructuoso, obispo, Augurio y Eulogio, sus diáconos, los cuales, en tiempo de los emperadores Valeriano y Galieno, después de haber confesado su fe en presencia del procurador Emiliano, fueron llevados al anfiteatro y allí, en presencia de los fieles y con voz clara, el obispo oró por la paz de la Iglesia, consumando su martirio en medio del fuego, puestos de rodillas y en oración.
Ver másEn las cercanías de Segovia, en Hispania, san Frutos, que llevó vida eremítica junto a una escarpada montaña (c. 715).
Celebran hoy: Frutos.
Ver másEn Isola, del Abruzo, en Italia, san Gabriel de la Virgen de los Dolores (Francisco) Possenti, acólito, que, renunciando a la vanidad del mundo, todavía adolescente ingresó en la Congregación de la Pasión y en breve tiempo consumó su vida.
Celebran hoy: Gabby, Gabriel, Gabriella, Gaby, Gavrik.
Ver másEn Muros, de Lucania, san Gerardo Maiella, religioso de la Congregación del Santísimo Redentor, que, lleno de amor por Dios, abrazó un género de vida austera y, consumido por el celo por Dios y las almas, aún joven descansó en el Señor.
Celebran hoy: Gerard, Gerardo.
Ver másEn París, en la Galia, san Germán, obispo, que habiendo sido antes abad de San Sinforiano de Autún, fue llamado a la sede de París y, conservando el estilo de vida monástico, ejerció una fructuosa cura de almas.
Celebran hoy: Germán.
Ver másEn Milán, en la provincia de Liguria, santos Gervasio y Protasio, mártires, cuyos cuerpos fueron encontrados por san Ambrosio, el cual, en este día, los trasladó con toda solemnidad a la nueva basílica que había edificado.
Celebran hoy: Gervasio.
Ver másEn Sempringham, en Inglaterra, san Gilberto, presbítero, que fundó, con la aprobación del papa Eugenio III, una Orden monástica, en la que impuso una doble disciplina: la Regla de san Benito para las monjas y la de san Agustín para los clérigos.
Celebran hoy: Gilbert, Gilberto.
Ver másEn Arlés, de la Provenza, san Genesio, mártir, que todavía catecúmeno y desempeñando el oficio de escribano, al negarse a actuar contra los cristianos buscó la salvación en la huida, pero, detenido por los soldados, fue bautizado con su propia sangre. Patrón de Notarios, escribanos y secretarios.
Ver másEn Hildesheim, de Sajonia, en Alemania, san Gotardo, Godeardo, Godeberto o Godofredo, obispo, que, siendo abad del monasterio de Niederaltaich, visitó y renovó varios monasterios, y al morir san Bernardo le sucedió en la sede episcopal, promoviendo la vida cristiana de su Iglesia, la disciplina regular del clero y abriendo escuelas.
Celebran hoy: Godofredo.
Ver másVive en la segunda mitad del siglo III en la península Itálica. Es un hombre religioso y bueno, del que escasas noticias nos han llegado hasta hoy. Pero vive en la época de las persecuciones de Diocleciano, y es fácil descubrir a Gregorio en la prohibida devoción cristiana. Hecho preso, es acusado de no querer sacrificar a los dioses y de afirmar que sólo un Dios merece adoración. Muere mártir en el año 303.
Celebran hoy: Gregorio, Gregory.
Ver másMemoria de san Gregorio Magno, Gregorio el Grande o Gregorio I, papa y doctor de la Iglesia, que siendo monje ejerció ya de legado pontificio en Constantinopla y después, en tal día, fue elegido Romano Pontífice. Arregló problemas temporales y, como siervo de los siervos, atendió a los cuidados espirituales, mostrándose como verdadero pastor en el gobierno de la Iglesia, ayudando sobre manera a los necesitados, fomentando la vida monástica y propagando y reafirmando la fe por doquier, para lo cual escribió muchas y célebres obras sobre temas morales y pastorales.
Ver másGregorio Ostiense, obispo († c. a. 1044). Abad del monasterio de san Cosme y san Damián, en Roma. Obispo de Ostia. Vivió varios años en España como legado papal.
Ver másEn Neocesarea, del Ponto, san Gregorio, obispo, que, siendo aun adolescente, abrazó la fe cristiana, fue progresando en las ciencias divinas y humanas, y, ordenado obispo, brilló por su doctrina, virtudes y trabajos apostólicos. Por los incontables milagros que realizó, se le llamó "Taumaturgo".
Ver másSan Gregorio VII, papa de 1073 a 1085, el cual, anteriormente llamado Hildebrando, llevó vida monástica y colaboró en la reforma de la Iglesia en numerosas legaciones pontificias de su tiempo, y una vez elevado a la cátedra de Pedro, reivindicó con gran autoridad y fuerte ánimo la libertad de la Iglesia respecto del poder de los príncipes y defendió valientemente la santidad del sacerdocio. Viéndose obligado a abandonar Roma por este motivo, murió en el exilio en Salerno, de la Campania.
Ver másEn el monasterio de Gelona, en la Galia Narbonense, san Guillermo, monje, el cual, habiendo sido personaje muy brillante en la corte imperial, se unió luego con verdadero afecto de amor a san Benito de Aniano y vistió el hábito monástico con gran honestidad de costumbres.
Celebran hoy: Guillaume, Guillem, Guillermo, Wilfer, Wilfredo, Will, William, Williams, Willy.
Ver másEn Tarragona, en Hispania, san Hermenegildo, mártir, que siendo hijo de Leovigildo, rey arriano de los visigodos, fue convertido a la fe católica por san Leandro, obispo de Sevilla, y recluido en la cárcel por disposición de su padre al haberse negado a recibir la comunión de manos de un obispo arriano, el día de la fiesta de Pascua fue degollado por mandato de su propio padre.
Celebran hoy: Hermenegildo.
Ver másEn Arlés, de la Provenza, san Hilario, obispo, que, después de llevar vida eremítica en Lérins, fue promovido, bien a su pesar, al episcopado, desde donde, trabajando con sus propias manos, vistiendo una sola túnica tanto en verano como en invierno, y caminando a pie, manifestó a todos su amor a la pobreza. Entregado a la oración, a los ayunos y a las vigilias, y perseverando en una predicación continua, mostró la misericordia de Dios a los pecadores, acogió a los huérfanos y no dudó en destinar para la redención de los cautivos todos los objetos de plata que se conservaban en la basílica de la ciudad.
Ver másSan Hilario, obispo y doctor de la Iglesia, que fue elevado a la sede de Poitiers, en Aquitania (hoy Francia), en tiempo del emperador Constancio, quien había abrazado la herejía arriana, y luchó denodadamente en favor de la fe nicena acerca de la Trinidad y de la divinidad de Cristo, siendo desterrado, por esta razón, durante cuatro años a Frigia. Compuso unos comentarios muy célebres sobre los Salmos y sobre el evangelio de san Mateo.
Celebran hoy: Hilari, Hilario.
Ver másHipólito era un soldado romano del siglo III al que se le asignó custodiar a prisioneros cristianos. Convertido por ellos a la fe, fue martirizado por asistir al entierro de otros martirizados.
Ver másEn Roma, en la basílica de San Pedro, sepultura de san Hormisda, papa. Abanderado de la paz, consiguió acabar con el cisma de Acacio en Oriente, y en Occidente hizo que se respetaran religiosamente por los nuevos pueblos los derechos de la Iglesia.
Ver másEn el monasterio de Cluny, en Borgoña (hoy Francia), san Hugo, abad, que gobernó santamente su cenobio durante sesenta y un años, mostrándose entregado a las limosnas y a la oración, mantenedor y promotor de la disciplina monástica, atento a las necesidades de la Iglesia y eximio propagador de la misma.
Ver másEn Grenoble, en Burgundia, san Hugo, obispo, que se esforzó en la reforma de las costumbres del clero y del pueblo, y siendo amante de la soledad, durante su episcopado ofreció a san Bruno, maestro suyo en otro tiempo, y a sus compañeros, el lugar de la Cartuja, que presidió cual primer abad, rigiendo durante cuarenta años esta Iglesia con esmerado ejemplo de caridad.
Celebran hoy: Hugo.
Ver másMemoria de san Ignacio, obispo y mártir, que, discípulo del apóstol san Juan, fue el segundo sucesor de san Pedro en la sede de Antioquía, siendo condenado, en tiempo del emperador Trajano, al suplicio de las fieras y trasladado a Roma, donde consumó su glorioso martirio. Durante el viaje, mientras experimentaba la ferocidad de sus centinelas, semejante a la de los leopardos, escribió siete cartas dirigidas a diversas Iglesias, en las cuales exhortaba a los hermanos a servir a Dios unidos con el propio obispo y a que no le impidiesen poder ser inmolado como víctima por Cristo.
Ver másSacerdote español, fundador de la Compañía de Jesús (Jesuítas). Un baluarte de verdad y orden ante el protestantismo.
Celebran hoy: Ign, Ignacia, Ignacio, Ignasi, Ignatius, Iñaki, Íñigo, Nacha, Nacho, Nasi, Natxo.
Ver másEn la ciudad de Toledo, en la Hispania Tarraconensis (hoy España), san Ildefonso, que fue monje y rector de su cenobio, y después elegido obispo. Autor fecundo de libros y de textos litúrgicos, se distinguió por su gran devoción hacia la santísima Virgen María, Madre de Dios.
Celebran hoy: Ildefonso.
Ver másEn Roma, en el cementerio de Ponciano, junto al "Oso peludo", sepultura de san Inocencio I, papa, que defendió a san Juan Crisóstomo, consoló a san Jerónimo y aprobó a san Agustín.
Celebran hoy: Inocencio.
Ver másMemoria de san Ireneo, obispo, que, como escribe san Jerónimo, de niño fue discípulo de san Policarpo de Esmirna y conservó con fidelidad el recuerdo de los tiempos apostólicos. Ordenado presbítero en Lyon, fue el sucesor del obispo san Potino y, según cuenta la tradición, murió coronado por un glorioso martirio. Trató de muchas maneras acerca de la tradición apostólica y escribió egregios libros para defender la fe católica contra los herejes de aquel tiempo (c. 200).
Ver másEn Córdoba, en la provincia hispánica de Andalucía, san Isaac, mártir, que, siendo monje, en tiempo de la dominación musulmana, llevado por un impulso no humano sino divino, salió del monasterio de Tábanos para presentarse ante el juez y hablarle acerca de la verdadera religión, y por esta razón fue decapitado.
Ver másEn Spoleto, en la Umbría, san Isaac, monje, oriundo de las regiones de Siria y fundador del monasterio de Monte Luco, cuyas virtudes conmemora el papa san Gregorio I Magno (c. 550).
Ver másConmemoración de san Isaías, profeta, que en tiempo de Ozías, Jotam, Ajaz y Ezequías, reyes de Judá, fue enviado a un pueblo infiel y pecador, para manifestarle al Dios fiel y salvador, en cumplimiento de las promesas que Dios juró a David. Conforme ha transmitido la tradición existente entre los judíos, murió martirizado bajo el reinado de Manasés (s. VIII a. C.).
Celebran hoy: Isaías.
Ver másArzobispo, Doctor de la Iglesia, teólogo, historiador. Reconocido como el hombre mas sabio de su época.
Ver másEs el patrono de los agricultores y de Madrid. Agricultor madrileño que destacó por su piedad y su generosidad.
Celebran hoy: Isidro.
Ver másEn un castillo cerca de Tréguier, en la Bretaña Menor, en Francia, san Ivo, presbítero, que ejerció la justicia sin acepción de personas, fomentó la concordia, defendió por amor de Cristo las causas de los huérfanos, viudas y pobres, y acogió en su casa a esos mismos desfavorecidos.
Celebran hoy: Ivo.
Ver másSan Jenaro, obispo de Benevento, mártir por Cristo en Puzzuoli, cerca de Nápoles, en la Campania, en tiempo de persecución contra la fe cristiana (s. IV).
Celebran hoy: Jenaro.
Ver másConmemoración de san Jeremías, profeta, que vivió en tiempo de Joaquim y Sedecías, reyes de Judá. Profetizó la ruina de la Ciudad Santa y la deportación del pueblo, sufriendo muchas persecuciones a causa de ello, por lo que la Iglesia lo considera figura de Cristo sufriente. Predijo, además, que la nueva y eterna Alianza alcanzaría su plenitud en el mismo Cristo Jesús; más aún, que, por medio de él, Dios Padre todopoderoso escribiría su ley en el corazón de los hijos de Israel, a fin de que Él mismo fuese su Dios y ellos fuesen su pueblo.
Celebran hoy: Jere, Jeremías, Jeremy.
Ver másMemoria de san Jerónimo, presbítero y doctor de la Iglesia, que, nacido en Dalmacia, estudió en Roma, cultivando con esmero todos los saberes, y allí recibió el bautismo cristiano. Después, captado por el valor de la vida contemplativa, se entregó a la existencia ascética yendo a Oriente, donde se ordenó de presbítero. Vuelto a Roma, fue secretario del papa Dámaso, hasta que, fijando su residencia en Belén de Judea vivió una vida monástica dedicado a traducir y explanar las Sagradas Escrituras, revelándose como insigne doctor. De modo admirable fue partícipe de muchas necesidades de la Iglesia y, finalmente, llegando a una edad provecta, descansó en la paz del Señor.
Celebran hoy: Jerónimo.
Ver másNació en Venecia el año 1486. Abandonó la carrera de las armas para consagrarse al servicio de los pobres entre quienes distribuyó sus bienes. Fundó la Orden de los Clérigos Regulares de Somasca, para socorrer a los niños huérfanos y pobres. Murió en Somasca (Bérgamo) el año 1537.
Ver másMemoria de san Joaquín y santa Ana, padres de la Inmaculada Virgen María, Madre de Dios, cuyos nombres se conservaron gracias a tradición de los cristianos.
Celebran hoy: Joaco, Joako, Joaquim, Joaquín, Juaquín, Quim.
Ver másSan Jorge, mártir de Capadocia, patrón de Reino Unido (George), Cataluña (Jordi), Aragón (Chordi) y muchos otros lugares. La leyenda lo recuerda matando a un dragón para salvar a una princesa.
Celebran hoy: George, Georgina, Giorgio, Jordi, Jordy, Jorge.
Ver másEsposo de la Virgen María, padre putativo de Jesús. Patrono de la familia, patrono de la Iglesia Universal, patrono del trabajo y los obreros, patrono de América, China, Canadá, Corea, México, Austria, Bélgica, Bohemia, Croacia, Perú y Vietnam.
Celebran hoy: Chema, Giuseppe, Ioseba, José, José Manuel, José María, Joseba, Josep, Josep Maria, Joseph, Jusef, Pep, Pepe, Pepelu, Txema, Xema, Xose Manoel.
Ver másEn Chieri, cerca de Turín, en el Piamonte, san José Benito Cottolengo (Giusseppe Benedetto Cottolengo), presbítero, que, confiando solamente en el auxilio de la Divina Providencia, abrió una casa para acoger a toda clase de pobres, enfermos y abandonados.
Ver másEn Turín, del Piamonte, en Italia, san José Cafasso, presbítero, que se dedicó a la formación espiritual y científica de clérigos, y a reconciliar con Dios a los presos de la cárcel y a los condenados a muerte.
Ver másDiscípulo a escondidas de Cristo, que dio la cara por él en el momento más duro: para pedir a Pilatos recoger Su Cuerpo muerto de la Cruz y enterrarlo en el sepulcro.
Ver másSan José de Calasanz, fundador de la Orden de las Escuelas Pías, primero en evangelizar en "la Piedad y Las Letras" a todos los niños pobres y ricos, nacido en Peralta de la Sal, fue el primer hombre en crear un sistema educativo gratuito del mundo a cualquier niño de cualquier clase social y de cualquier culto religioso, siguiendo a Dios al Escuchar la voz del Señor, que le dijo: "José, entrégate a los pobres. Enseña a estos niños y cuida de ellos". Murió en Roma, Italia, a los 91 años de edad. El Papa Pío XII le declaró en 1948 "celestial patrono de todas las escuelas populares cristianas".
Ver másEn Osimo, en la región Picena, en Italia, san José de Cupertino, presbítero de la Orden de Hermanos Menores Conventuales, célebre, en circunstancias difíciles, por su pobreza, humildad y caridad para con los necesitados de Dios. Patrón de los estudiantes, pilotos, astronautas, aviadores, viajeros de avión.
Ver másSan José Obrero, el carpintero de Nazaret, que con su trabajo remedió las necesidades de María y de Jesús e inició al Hijo de Dios en los trabajos de los hombres. Por esta razón, en este día, en el que se celebra la fiesta del trabajo en muchas partes del mundo, los obreros cristianos honran a san José como modelo y patrono suyo.
Ver másEn Barcelona, en España, san José Oriol (Sant Josep Oriol), presbítero, quien, con la mortificación corporal, el cultivo de la pobreza y la continua oración, mantuvo una constante unión con Dios, enriquecido de dones celestiales.
Celebran hoy: Oriol, Uri.
Ver másSanto español de la ilustre familia Pignatelli uno de cuyos vástagos fue elevado al mismísimo puesto de sucesor de Pedro en la persona del Pontífice Inocencio XII y cuyas raíces se hunden en la historia hasta rayar la leyenda.
Ver másSacerdote español, fundador del Opus Dei y de la Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz.
Celebran hoy: Josemaría.
Ver másConmemoración de san Josué, personaje de la Biblia, hijo de Nun, siervo del Señor, que al recibir la imposición de manos por Moisés, fue lleno del espíritu de sabiduría, y a la muerte de Moisés introdujo de modo maravilloso al pueblo de Israel, cruzando el Jordán, en la tierra de promisión (Jos, 1, 1).
Ver másMemoria del martirio de san Juan Bautista, al que Herodes Antipas retuvo encarcelado en la fortaleza de Maqueronte y a quien, en el día de su cumpleaños, mandó decapitar a petición de la hija de Herodías. De esta suerte, el Precursor del Señor, como lámpara encendida y resplandeciente, tanto en la muerte como en la vida dio testimonio de la verdad (s. I).
Ver másSolemnidad de la Natividad de san Juan Bautista, Precursor del Señor, que estando aún en el seno materno, al quedar éste lleno del Espíritu Santo, exultó de gozo por la próxima llegada de la salvación del género humano. Su nacimiento profetizó la Navidad de Cristo el Señor, y brilló con tal esplendor de gracia, que el mismo Jesucristo dijo que no hubo entre los nacidos de mujer nadie tan grande como Juan el Bautista.
Celebran hoy: Baptiste, Bautista, Giancarlo, Giovani, Giovanni, Giovanny, Ian, Iván, Jan, Jean, Jhon, Jhonny, Joan, Joan Maria, Johan, Johannes, John, Johnny, Juan, Juanan, JuanCarlo, Juanfra, Juanlu, JuanMa, Xoan, Yohan, Yovany, Yvan.
Ver másMemoria de san Juan Bautista de la Salle, presbítero, que en Reims, de Normandía, en Francia, se dedicó con ahínco a la instrucción humana y cristiana de los niños, en especial de los pobres, instituyendo la Congregación de los Hermanos de las Escuelas Cristianas, por la cual soportó muchas tribulaciones, siendo merecedor de gratitud por parte del pueblo de Dios.
Ver másGiovanni Melchior Bosco Ochienna conocido simplemente como <strong>Don Bosco</strong> es un santo italiano. Fundador de las tres ramas de la Familia Salesiana: Sociedad de San Francisco de Sales (Congregación Salesiana), Instituto de las Hijas de María Auxiliadora y Asociación de Salesianos Cooperadores.
Ver másMemoria de san Juan, obispo de Constantinopla y doctor de la Iglesia, antioqueño de nacimiento, que, ordenado presbítero, llegó a ser llamado "Crisóstomo" por su gran elocuencia. Gran pastor y maestro de la fe en la sede constantinopolitana, sufrió el destierro por la facción de sus enemigos, y al volver del exilio por decreto del papa san Inocencio I, como consecuencia de los maltratos recibidos de sus guardas durante el camino de regreso, entregó su alma a Dios en Comana, localidad del Ponto, el catorce de septiembre.
Ver másNacido en Damasco en el año 675, renunció a la vida acomodada que le proporcionaba el cargo político de su padre en entró en el monasterio de Sabas. De allí pasará a Jerusalén a la iglesia del Santo Sepulcro. En ambos lugares destaca por su intensa actividad literaria, que podría compararse con San Isidoro de Sevilla en Occidente. Destacó en la querella iconoclasta, una de las veces que se intentó eliminar la iconografía cristiana, con una defensa del culto tradicional explicando la verdadera naturaleza del homenaje que se les rendía a las imágenes que llegó a todo el orbe conocido. La Iglesia lo recuerda el 4 de Diciembre, aunque en muchos sitios se mantiene la fecha tradicional antigua de festejarlo el 27 de Marzo.
Ver másEn Berveley, en Northumbria, san Juan, obispo de Hexham, y después de York, en Inglaterra, que unió el trabajo pastoral a la oración en soledad y, después de haber renunciado a su cargo, transcurrió los últimos años de su vida en el monasterio que él mismo había fundado.
Ver másSan Juan de Capistrano, presbítero de la Orden de Hermanos Menores, que luchó en favor de la disciplina regular, estuvo al serviciode la fe y costumbres católicas en casi toda Europa, y con sus exhortaciones y plegarias sustentó el fervor del pueblo fiel, defendiendo también la libertad de los cristianos. En la localidad de Ujlak, junto al Danubio, en el reino de Hungría, descansó en el Señor.
Ver másSan Juan de Dios, religioso, nacido en Portugal, que después de una vida llena de peligros en la milicia humana, prestó ayuda con constante caridad a los necesitados y enfermos en un hospital fundado por él, y se asoció compañeros, con los cuales constituyó después la Orden de Hospitalarios de San Juan de Dios. En este día, en la ciudad de Granada, en España, pasó al eterno descanso.
Ver másJuan Wacienga (San Juan de Kety, Kanty, Cancio o Kenty), presbítero y filósofo polaco, Patrono de Polonia, el cual, siendo sacerdote, se dedicó a la enseñanza durante muchos años en la Academia de Cracovia, después recibió el encargo pastoral de la parroquia de Olkusia, en donde, añadiendo a la recta fe un cúmulo de virtudes, se convirtió para los cooperadores y discípulos en ejemplo de piedad y caridad hacia el prójimo, y después emigró a los gozos celestiales en Cracovia, ciudad de Polonia.
Ver másNació en 1542 en la provincia de Ávila (España). Tras la muerte de su padre, la familia debe emigrar a Medina del Campo. Entra en el Colegio de la Doctrina, siendo acólito de las Agustinas de la Magdalena, donde le conoció don Alonso Álvarez de Toledo quien lo colocó en el hospital de la Concepción y le costea los estudios para sacerdote. Los jesuitas fundan en 1551 su colegio y allí estudió Humanidades. En 1567 lo ordenaron sacerdote. Entonces tiene lugar el encuentro fortuito con la madre Teresa en las casas de Blas Medina. nicia su vida de carmelita descalzo en Duruelo y ahora cambia de nombre, adoptando el de Juan de la Cruz. Pasa año y medio de austeridad, alegría, oración y silencio en casa pobre entre las encinas. Luego, la expansión es inevitable; reclaman su presencia en Mancera, Pastrana y el colegio de estudios de Alcalá; ha comenzado la siembra del espíritu carmelitano. La monja Teresa quiere y busca confesores doctos para sus monjas; ahora dispone de confesores descalzos que entienden -porque lo viven- el mismo espíritu. Por cinco años es Juan el confesor del convento de la Encarnación de Ávila. La confianza que la reformadora tiene en el reformador -aunque posiblemente no llegó a conocer toda la hondura de su alma- se verá de manifiesto en las expresiones que emplea para referirse a él; le llamará "senequita" para referirse a su ciencia, "santico de fray Juan" al hablar de su santidad, previendo que "sus huesecicos harán milagros". Morirá en 1591.
Ver másSan Juan Diego Cuauhtlatoatzain, de la estirpe indígena nativa, varón provisto de una fe purísima, de humildad y fervor, que logró que se construyera un santuario en honor de la Bienaventurada María Virgen de Guadalupe, en la colina de Tepeyac, en la ciudad de México, en donde se le había aparecido la Madre de Dios.
Ver másSan Juan Eudes, presbítero, que durante muchos años se dedicó a la predicación en las parroquias y después fundó la Congregación de Jesús y María, para la formación de los sacerdotes en los seminarios, y otra de religiosas de Nuestra Señora de la Caridad, para fortalecer en la vida cristiana a las mujeres arrepentidas. Fomentó de una manera especial la devoción a los Sagrados Corazones de Jesús y de María, hasta que en Caen, de la región de Normandía, en Francia, descansó piadosamente en el Señor.
Ver másAutor del cuarto evangelio, de las tres cartas que llevan su nombre en el NT y del Apocalipsis. Su símbolo es el águila (por su visión mística elevada) y un libro (por su escritos llenos del Espíritu Santo). Es patrón de teólogos y escritores.
Ver másEn el monasterio de Passignano, en la Toscana, san Juan Gualberto, abad, que después de perdonar por el amor de Cristo al asesino de un hermano suyo, vistió el hábito monástico, y más tarde, deseando practicar una vida de mayor austeridad, puso los cimientos de una nueva familia monástica en Valumbrosa.
Ver másSan Juan Leonardi, presbítero, que dejó la ciudad de Luca, en la Toscana, donde ejercía como farmacéutico, para llegar a ser sacerdote, y con el fin de enseñar a los niños la doctrina cristiana, restaurar la vida apostólica del clero y propagar la fe cristiana, instituyó la Orden de Clérigos Regulares, más tarde llamados de la Madre de Dios, debiendo sufrir por ello muchas contradicciones. También inició el Colegio de Propaganda Fide, en el que, agotado por los trabajos, descansó piadosamente.
Ver másEn Lima, en el Perú, san Juan Macías, religioso dominico, que, dedicado por mucho tiempo a oficios humildes, atendió con diligencia a pobres y enfermos y rezó asiduamente el Rosario por las almas de los difuntos.
Ver másJuan María Bautista Vianney (a veces escrito Juan Vianey), el Santo Cura de Ars, Es patrón de los sacerdotes; ejemplo de virtud, confesor, promotor de la Eucaristía y de la devoción Mariana. Nació cerca de Lyon el año 1786. Tuvo que superar muchas dificultades para llegar por fin a ordenarse sacerdote. Se le confió la parroquia de Ars, en la diócesis de Belley, y el santo, con una activa predicación, con la mortificación, la oración y la caridad, la gobernó, y promovió de un modo admirable su adelanto espiritual. Estaba dotado de unas cualidades extraordinarias como confesor, lo cual hacía que los fieles acudiesen a él de todas partes, para escuchar sus santos consejos. Murió el año 1859.
Ver másEn la ciudad de Filadelfia, del estado de Pensilvania, en los Estados Unidos de Norteamérica, san Juan Nepomuceno Neumann, obispo, de la Congregación del Santísimo Redentor, quien se distinguió por su solicitud a favor de los inmigrantes pobres, ayudándoles con sus consejos y su caridad, así como en la educación cristiana de los niños.
Ver másEn el pueblo La Louvesc, cerca de Anency, en Francia, san Juan Francisco Regis, presbítero de la Compañía de Jesús, el cual, peregrinando por los montes y aldeas, procuró sin descanso la renovación de la fe católica en las almas de los habitantes por la predicación y la celebración del sacramento de la penitencia.
Ver másCarlos José Wojtyla nació en Wadowic, Polonia, el año 1920. Ordenado presbítero y realizados sus estudios de teología en Roma, regresó a su patria donde desempeñó diversas tareas pastorales y universitarias. Nombrado Obispo auxiliar de Cracovia, pasó a ser Arzobispo de esa sede en 1964; participó en el Concilio Vaticano II. Elegido Papa el 16 de octubre de 1978, tomó el nombre de Juan Pablo II, se distinguió por su extraordinaria actividad apostólica, especialmente hacia las familias, los jóvenes y los enfermos, y realizó innumerables visitas pastorales en todo el mundo. Los frutos más significativos que ha dejado en herencia a la Iglesia son, entre otros, su riquísimo magisterio, la promulgación del Catecismo de la Iglesia Católica y los Códigos de Derecho Canónico para la Iglesia Latina y para las Iglesias Orientales. Murió piadosamente en Roma, el 2 de abril del 2005, vigilia del Domingo II de Pascua, o de la Divina Misericordia.
Ver másJudas, por sobrenombre Tadeo, es aquel apóstol que en la última cena preguntó al Señor por qué se manifestaba a sus discípulos y no al mundo. Es autor de una de las cartas del Nuevo Testamento. Como San Simón Apóstol, predicó el evangelio en Asia y fue mártir.
Celebran hoy: Judas.
Ver másEn Toledo, en Hispania, san Julián, obispo, que reunió tres concilios en esta ciudad y expuso con escritos la doctrina ortodoxa, dando muestras de caridad y celo por las almas.
Celebran hoy: Julián, Julien.
Ver másEn Roma, en el cementerio de Calepodio, en el tercer miliario de la vía Aurelia, sepultura del papa san Julio I, quien, frente a los ataques de los arrianos, custodió valientemente la fe del Concilio de Nicea, defendió a san Atanasio, perseguido y exiliado, y reunió el Concilio de Sardica.
Celebran hoy: Julio.
Ver másMemoria de san Justino, mártir, que, como filósofo que era, siguió íntegramente la auténtica sabiduría conocida en la verdad de Cristo, la cual confirmó con sus costumbres, enseñando lo que afirmaba y defendiéndola con sus escritos. Al presentar al emperador Marco Aurelio, en Roma, su Apología en favor de la religión cristiana, fue conducido ante el prefecto Rústico y, por confesar que era cristiano, fue condenado a la pena capital (c. 165).
Celebran hoy: Justino.
Ver másEn Nitra, en los montes Cárpatos, muerte de san Ladislao, rey de Hungría, que restableció en su reino las leyes cristianas dictadas por san Esteban, corrigió las costumbres, dando él mismo ejemplo de virtud, y propagó la fe cristiana en Croacia, que había sido incorporada al reino húngaro, estableciendo la sede episcopal de Zagreb. Murió cuando se disponía a una guerra con Bohemia, siendo enterrado en Varadino, en Transilvania.
Celebran hoy: Ladislao.
Ver másConocemos a Lázaro por el Evangelio. Vive en Betania con sus hermanas Marta y María y son amigos de Jesús. La primera y principal fuente de información que tenemos de Lázaro es el Evangelio. Muerto tras una corta enfermedad, Jesús lo resucita ante el asombro de familiares y enterradores. Este Lázaro histórico es un ejemplo al que muchos nos gustaría aspirar. Con Jesús entre sus amigos, acogiéndolo en su casa en al menos tres ocasiones, Jesús le cuida y le quiere hasta el punto de resucitarlo.
Celebran hoy: Lázaro.
Ver másMiembro de una familia hispano-romana de Cartagena, Leandro nació alrededor del año 549. Tuvo parte en la conversión al catolicismo de san Hermenegildo y luego de su hermano Recaredo, lográndose con ello la unidad católica de la nación. Fue Arzobispo de Sevilla y presidió el Concilio III de Toledo (año 589). Su influencia fue decisiva en el desarrollo y esplendor posterior de la iglesia hispano-visigoda. Murió hacia el año 600 y su cuerpo se trasladó a la catedral hispalense.
Celebran hoy: Leandra, Leandro.
Ver másEn Roma, en la basílica de San Pedro, san León IX, papa, que primero fue obispo de Tulle durante veinticinco años, defendiendo enérgicamente a su grey, y una vez elegido para la sede romana, reunió varios sínodos para la reforma de la vida del clero y la extirpación de la simonía.
Ver másHay días con recuerdos de santos especiales, y hoy (y mañana) son de estos días. En este caso es el papa León, nacido en Toscana (Italia), llegó a Papa en el año 440. Es recordado en los textos de historia por el prestigio moral y político que demostró ante la amenaza de los Hunos de Atila (a los que logró detener sobre el puente Mincio) y de los Vándalos (cuya ferocidad mitigó en el saqueo de Roma del 455). Hasta nosotros han llegado 96 sermones y 173 cartas suyas. León fue el primer Papa que recibió de la posteridad el epíteto de "magno", grande, no sólo por las cualidades literarias y la firmeza con la que mantuvo en vida al decadente imperio de Occidente, sino por la solidez doctrinal que demuestra en sus cartas. Murió tal día como hoy en el año 461.
Ver másFiesta de san Lorenzo, diácono y mártir, que deseó ardientemente acompañar al papa Sixto II en su martirio. Según cuenta san León Magno, recibió del tirano la orden de entregar los tesoros de la Iglesia, y él, burlándose, le presentó a los pobres en cuyo sustento y abrigo había gastado abundantes riquezas. Por la fe de Cristo, tres días más tarde superó el tormento del fuego, y el instrumento de su tortura se convirtió en distintivo de su triunfo, siendo enterrado su cuerpo en el cementerio de Campo Verano, que desde entonces fue llamado con su nombre.
Celebran hoy: Lauren, Laurent, Llorenç, Loren, Lorenzo.
Ver másSan Lorenzo de Brindis, presbítero y doctor de la Iglesia, de la Orden de los Hermanos Menores Capuchinos, predicador incansable por varias naciones de Europa, que de caracter sencillo y humilde, cumplió fielmente todas las misiones que se le encomendaron, como la defensa de la Iglesia ante los turcos que intentaban dominar Europa, la reconciliación de príncipes enfrentados y el gobierno de su Orden religiosa. Murió en Lisboa, en Portugal, el veintidós de julio de 1619.
Ver másSantos Lorenzo de Manila Ruiz y quince compañeros mártires, tanto presbíteros como religiosos y seglares, sembradores de la fe cristiana en Filipinas, Formosa y otras islas japonesas, a causa de lo cual, por decreto del supremo jefe del Japón, Tokugawa Yemitsu, en dis tintos días consumaron en Nagasaki su martirio por amor a Cristo, pero celebrados en única conmemoración (1633-1637). Sus nombres son: santos Domingo Ibáñez de Erquicia, Jacobo Kyuhei Gorobioye Tomonaga, Antonio González, Miguel de Aozaraza, Guillermo Courtet, Vicente Shiwozuka, Lucas Alfonso Gorda, Jordán (Jacinto) Ansalone y Tomás Hioji Rokuzayemon Nishi, presbíteros de la Orden dominicana; Francisco Shoyemon, Miguel Kurobioye y Mateo Kohioye, religiosos de la misma Orden; Magdalena de Nagasaki, virgen de la Tercera Orden de San Agustín; Marina de Omura, virgen de la Tercera Orden dominicana; Lázaro de Kyoto, seglar.
Ver másAutor del tercer Evangelio y de los Hechos de los Apóstoles, en el que se narran los orígenes de la vida de la Iglesia hasta la primera prisión de San Pablo en Roma. Su símbolo es un toro o novillo.
Celebran hoy: Luca, Lucas, Luka, Lukas.
Ver másMemoria de san Luis Gonzaga, religioso, quien, nacido de nobilísima estirpe y admirable por su inocencia, renunció a favor de su hermano el principado que le correspondía e ingresó en la Compañía de Jesús, sucumbiendo, apenas adolescente, por haber asistido durante una grave epidemia a enfermos contagiados.
Celebran hoy: Luiggi, Luigi.
Ver másSan Luis María Grignon de Montfort, presbítero, que evangelizó las regiones occidentales de Francia anunciando el misterio de la Sabiduría Eterna y fundó dos congregaciones. Predicó y escribió acerca de la Cruz de Cristo y de la verdadera devoción hacia la Santísima Virgen, y después de convertir a muchos, descansó de su peregrinación terrena en la aldea de Saint-Laurent-sur-Sèvre.
Ver másSan Marcelino José Benito Champagnat Chirat, fundador de la Congregación de los Hermanos Maristas o los Hermanitos de María, entrega su vida a la educación de los jóvenes pobres que desconocían a su Padre Celestial, fundando a los hermanitos de María, hermanos religiosos quienes al no ser sacerdotes entregan su vida por completo a la educación de niños y jóvenes para que amen y conozcan a su Santísima Madre y a su Padre Dios.
Ver másEn Roma, en el cementerio de Balbina, en la Vía Ardeatina, santos Marcos y Marceliano, gemelos, mártires en la persecución bajo el emperador Diocleciano, a los que hermanó el sufrimiento (c. 304).
Celebran hoy: Marce, Marcelino.
Ver másEn Tánger, de Mauritania, pasión de san Marcelo, centurión, que el día del cumpleaños del emperador, mientras los demás sacrificaban, se quitó las insignias de su función y las arrojó al pie de los estandartes, afirmando que por ser cristiano no podía seguir manteniendo el juramento militar, pues debía obedecer solamente a Cristo, e inmediatamente fue degollado, consumando así su martirio.
Celebran hoy: Marcelo.
Ver másEn Roma, en el cementerio de Balbina, en la Vía Ardeatina, santos Marcos y Marcelino, gemelos, mártires en la persecución bajo el emperador Diocleciano, a los que hermanó el sufrimiento (c. 304).
Ver másFiesta de san Marcos, evangelista, que en primer lugar siguió a san Pablo, en Jerusalén, en el trabajo apostólico, y más adelante siguió los pasos de san Pedro, que lo llama su hijo. Se dice que su evangelio recogió la catequesis de Pedro a los romanos y que fue el que instituyó la Iglesia de Alejandría (s. I).
Celebran hoy: Marc, Marco, Marcos, Markus.
Ver másEn Braga, en Portugal, <strong>san Martín de Dumio</strong> o <strong>Martin Dumiense</strong>, obispo, que siendo oriundo de Panonia, rigió primero la sede de Dumio y después la de Braga, y con su celo y predicación los suevos abandonaron la herejía arriana y abrazaron la fe católica.
Ver másNació Martín el 8 de diciembre de 1579, hijo de un importante hidalgo y de una mulata, en Lima (Perú). Martín comenzó a familiarizarse con el bien retribuido oficio de barbero, que en aquella época era bastante más que sacar dientes, extraer muelas o hacer sangrías. Martín supo hacerse un experto por pasar como ayudante de un excelente médico español. De ello comenzó a vivir y su trabajo le permitió ayudar de modo eficaz a los pobres que no podían pagarle. Por su barbería pasarán igual labriegos que soldados, irán a buscar alivio tanto caballeros como corregidores. Pero lo que hace ejemplar a su vida no es sólo la repercusión social de un trabajo humanitario bien hecho. Más es el ejercicio heroico y continuado de la caridad que dimana del amor a Jesucristo, a Santa María. Por el ejercicio de su trabajo y por su sensibilidad hacia la religión tuvo contacto con los monjes del convento dominico del Rosario donde pidió la admisión como donado para pasar luego a hermano. De todas la virtudes que poseía Martín de Porres sobresalía la humildad, siempre puso a los demás por delante de sus propias necesidades. En una ocasión el convento tuvo serios apuros económicos y el Prior se vio en la necesidad de vender algunos objetos, ante esto, Martín de Porres se ofreció a ser vendido como esclavo para remediar la crisis. Murió tal día como hoy en 1639.
Ver másNació en Sabaria, en Panonia (Hungría) hacia el año 316. Es harto conocida la narración del episodio de San Martín que, cabalgando envuelto en su amplio manto de guardia imperial, encontró a un pobre que tiritaba de frío, con gesto generoso cortó su manto y le dio la mitad al pobre. Por la noche, en sueños, vio a Jesús envuelto en la mitad de su manto, sonriéndole agradecido. A los 18 años recibe el bautismo y, tras un período de eremita, funda el monasterio de Ligugé y el de Marmoutier. Posteriormente fue elegido obispo de Tours, donde revolucionó la diócesis durante sus 27 años de vida episcopal con su amor hacia los pobres y necesitados. Se le considera el primer santo no mártir con fiesta litúrgica.
Celebran hoy: Martí, Martín.
Ver másUno de los doce Apóstoles y autor del primer Evangelio. Su símbolo es un hombre o un hombre con alas. Es patrón de los banqueros, de los contables y de las fuerzas de seguridad, de aduaneros, loteros, expendedurías de tabaco y recaudadores de Hacienda
Celebran hoy: Mateo, Mateu, Mathias, Matthew.
Ver másEn Agauno (hoy Saint Maurice d´Agaune), en la región de Valais, en el país de los helvecios, santos mártires Mauricio, Exuperio, Cándido, que siendo soldados, al decir de san Euquerio de Lyon, fueron sacrificados por su fe en Cristo, en tiempo del emperador Maximiano, juntamente con sus compañeros de la misma legión Tebea y el veterano Víctor, ilustrando así a la Iglesia con su gloriosa pasión (c. 302).
Ver másEn Glanfeuil, junto al río Loire, en el territorio de Anjou, de la Galia (hoy Francia), san Mauro, abad (s. VI/VII).
Celebran hoy: Mauro.
Ver másEn Ravena, en la provincia de Flaminia, san Maximiano, obispo, que cumplió con fidelidad su función episcopal y luchó contra los herejes de la época en favor de la unidad de la Iglesia.
Celebran hoy: Maximiano.
Ver másEn Tebeste, de Numidia, san Maximiliano, mártir, que siendo hijo del veterano Víctor, y llamado también al ejército, respondió al procónsul Diono que a un fiel cristiano no le era lícito ser soldado y, habiendo rehusado el juramento militar, fue degollado.
Celebran hoy: Max, Maxi, Maximiliano, Maxy.
Ver másSacerdote franciscano polaco que fue asesinado por los Nazis en un campo de concentración, tras entregar voluntariamente su vida acambio de la de un padre de familia.
Ver másEn Tréveris, en la Galia Bélgica, san Maximino, obispo, que, como valiente defensor de la integridad de la fe frente a los arrianos, acogió fraternalmente a san Atanasio de Alejandría y a otros obispos desterrados y, siendo expulsado de su sede por sus enemigos, murió en Poitiers, su tierra natal (c. 346).
Celebran hoy: Maximino.
Ver másEn Turín, en la provincia de Liguria, san Máximo, primer obispo de esta sede, que llamó al pueblo pagano a la fe de Cristo con su paterna palabra, y con sólida doctrina lo condujo al premio de la salvación eterna (c. 408-423).
Ver másEn Souvigny, de Borgoña, san Mayolo o Mayeul , abad de Cluny, quien, firme en la fe, seguro en la esperanza y repleto de una doble caridad, renovó numerosos monasterios de Francia e Italia.
Celebran hoy: Mayolo.
Ver másEn Soissons, de nuevo en la Galia, san Medardo, obispo de Viromande, quien trasladó su sede de esa ciudad a la de Noyon, desde la cual trabajó para convertir al pueblo de la superstición pagana a la doctrina de Cristo.
Celebran hoy: Medardo.
Ver másMemoria de los santos Cirilo, monje, y Metodio, obispo, hermanos nacidos en Tesalónica, que fueron enviados a Moravia por el obispo Focio de Constantinopla para predicar la fe cristiana, y allí inventaron signos propios para traducir del griego a la lengua eslava los libros sagrados. Son co-patrones de Europa.
Ver másEn Tréveris, en la Galia Bélgica, san Modesto, obispo (c. 480).
Celebran hoy: Modesto.
Ver másMemoria de san Moisés, profeta, a quien Dios eligió para liberar al pueblo oprimido en Egipto y conducirlo a la tierra de promisión. También se le reveló en el monte Sinaí, diciéndole: «Yo soy el que soy», y le propuso la ley para regir la vida del pueblo elegido. Murió lleno de días en el monte Nebo, en tierra de Moab, a las puertas de la tierra de promisión.
Celebran hoy: Moisés.
Ver másConmemoración de san Narciso, obispo de Jerusalén, merecedor de alabanzas por su santidad, paciencia y fe. Acerca de cuándo debía celebrarse la Pascua cristiana, manifestó estar de acuerdo con el papa san Víctor, y que no había otro día que el domingo para celebrar el misterio de la Resurrección de Jesucristo. Descansó en el Señor a la edad de ciento dieciséis años (c. 222).
Celebran hoy: Narcís, Narciso.
Ver másNació en Patara (Turquía). Desde pequeño destacó por su carácter desprendido y, a la muerte de sus padres, hereda una gran fortuna que pone al servicio de los necesitados. Irá a vivir a Mira (Turquía), donde fue consagrado obispo. Fue detenido bajo el gobierno del emperador Licinio y liberado bajo el de Constantino. Participó en el Concilio de Nicea. Murió tal día como hoy en el año 345. Sus restos descansan en la italiana ciudad de Bari, y de allí el sobrenombre de San Nicolás de Bari, aunque jamás pisara esta ciudad. Las tradiciones y leyendas del santo son muy extendidas por todo el Orbe. En Alemania se le conoce como Nikolaus y Santa Claus en los países anglosajones.
Celebran hoy: Bari, Nicholas, Nicko, Nicky, Nico, Nicol, Nicola, Nicolás, Nicole, Nicolle, Niko, Niqolas.
Ver másEn la región montañosa vulgarmente llamada Ranft, junto a Sachseln, en Suiza, san Nicolás de Flüe, el cual, por inspiración divina, deseoso de otro género de vida dejó a su esposa y a sus diez hijos, retirándose al monte para abrazar la vida de anacoreta, donde llegó a ser célebre por su dura penitencia y desprecio del mundo. De su celda sólo salió una vez, y fue para apaciguar con una breve exhortación a quienes estaban a punto de enfrentarse en una guerra civil.
Ver másEn Tolentino, del Piceno, en Italia, san Nicolás, presbítero, religioso de la Orden de Ermitaños de San Agustín, que, fraile de rigurosa penitencia y oración asidua, severo consigo y comprensivo con los demás, se autoimponía muchas veces la penitencia de los otros.
Ver másSan Nicolás Pieck o Pick junto con otros diez franciscanos del convento de la pequeña ciudad holandesa de Gorcum, junto con otros ocho sacerdotes y religiosos, fueron martirizados por los calvinistas en Brielle por negarse a apostatar de la fe y, en especial, a retirar su obediencia al Papa.
Ver másEn Tours, de Neustria, tránsito de san Odón, abad de Cluny, que instauró la observancia monástica según la Regla de san Benito y la disciplina de san Benito de Aniano.
Celebran hoy: Odón.
Ver másEn Barcelona, de Cataluña, en España, san Olegario (Olegano), obispo, que asumió también la cátedra de Tarragona cuando esta antiquísima sede fue liberada del yugo de los musulmanes.
Celebran hoy: Olegario.
Ver másEn Egipto, san Onofre, anacoreta, que en el amplio desierto llevó vida religiosa por espacio de sesenta años.
Celebran hoy: Onofre.
Ver másSan Oscar o Ansgario, obispo de Hamburgo y después también de Brema, en Sajonia, el cual, siendo monje del monasterio de Corbie, fue designado por el papa Gregorio IV como legado para todas las tierras del norte de Europa, anunciando el Evangelio a grandes multitudes de Dinamarca y Suecia y consolidando allí la Iglesia de Cristo. Después de superar con ánimo invicto muchas dificultades, desgastado por sus trabajos murió en Brema.
Celebran hoy: Oscar, Oskar.
Ver másEn el lugar de Maserfield, posteriormente llamado Oswestria en su honor, en la región de Shropshire, en Inglaterra, san Osvaldo, mártir. Siendo rey de Northumbria se hizo ilustre por las armas, pero, más inclinado a la paz, propagó con decisión la fe cristiana en la región y, en un combate contra los paganos, fue muerto por el odio de éstos contra Cristo.
Ver másEn Bamberg, de Franconia, san Otón, obispo, que evangelizó con gran celo a los pomeranios.
Ver másSaulo pasó de ser uno de los más terribles perseguidores de los cristianos a ser San Pablo, el Apóstol de los Gentiles, que llevó la Fe en sus largos viajes por todo el mundo conocido. Escribió diversas cartas del Nuevo Testamento.
Celebran hoy: Pablito, Pablo, Pau, Paul, Paulo, Pavlo.
Ver másSan Pablo de la Cruz, presbítero, que desde su juventud destacó por su vida penitente, su celo ardiente y su singular caridad hacia Cristo crucificado, al que veía en los pobres y enfermos. Fundó la Congregación de los Clérigos Regulares de la Cruz y de la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo.
Ver másFiesta de la Conversión de san Pablo apóstol. Viajando hacia Damasco, cuando aún maquinaba amenazas de muerte contra los discípulos del Señor, el mismo Jesús glorioso se le reveló en el camino, eligiéndole para que, lleno del Espíritu Santo, anunciase el Evangelio de la salvación a los gentiles. Sufrió muchas dificultades a causa del nombre de Cristo (c. 67).
Ver másMemoria de los santos Pablo Miki y compañeros, mártires, en Nagasaki, en Japón.
Ver másConmemoración de san Pafnucio, obispo en Egipto, que fue uno de aquellos confesores que, en tiempo del emperador Galerio Maximino, habiéndoles sacado el ojo derecho y desjarretado la pantorrilla izquierda, fueron condenados a las minas, y después, asistiendo al Concilio de Nicea, luchó denodadamente por la fe católica contra el arrianismo (s. IV).
Celebran hoy: Pafnucio.
Ver másEn Roma, conmemoración de san Pammaquio (Palmaquio o Pammaquio), senador, notable por su preparación en lo relativo a la fe y por su generosidad hacia los pobres. Por su piedad para con Dios fue fundado el título en el monte Celio.
Ver másSan Pancracio, mártir, que, según la tradición, murió en Roma en plena adolescencia (14 años) por su fe en Cristo, siendo sepultado en la vía Aurelia, a dos miliarios de la Urbe. El papa san Símaco levantó una célebre basílica sobre su sepulcro y el papa san Gregorio I Magno convocaba a menudo al pueblo en torno al mismo sepulcro, para que recibieran el testimonio del verdadero amor cristiano. En este día se conmemora la sepultura de este mártir romano (s. IV in.). Patrón de los Pasteleros.
Ver másEn Vienne, en la Galia Lugdunense, san Pascasio, obispo, célebre por su erudición y la santidad de sus costumbres (s. IV).
Ver másEn Villarreal, de la región de Valencia, en España, san Pascual Bailón, religioso de la Orden de los Hermanos Menores, quien, mostrándose siempre diligente y benévolo hacia todos, honró constantemente el misterio de la santísima Eucaristía con ardiente amor. Patrono de los Congresos Eucarísticos y de las Cofradías del Santísimo Sacramento
Celebran hoy: Pascual.
Ver másSan Patricio, patrono de Irlanda, obispo, que, siendo joven, fue llevado cautivo desde Gran Bretaña a Irlanda, y después, recuperada la libertad, quiso ser contado entre los clérigos y regresar a la misma isla, donde, hecho obispo, anunció con vehemencia el Evangelio y organizó con firmeza la Iglesia, hasta que en la ciudad de Down se durmió en el Señor.
Celebran hoy: Pachi, Pat, Patizzio, Patri, Patricia, Patricio, Patrick, Patti, Patty, Patxi, Paty.
Ver másEl Príncipe de Los Apóstoles y primer papa. Piedra sobre la que Jesús fundó su iglesia.
Celebran hoy: Pedro, Pere, Pete, Peter, Petr, Petra, Piotr.
Ver másEn Tarragona, de la corona de Aragón, en España, beato Pedro Armengol (Pere Ermengol), que, siendo jefe de bandoleros, se convirtió a Dios y entró en la Orden de la Virgen María de la Merced, dedicando su vida a rescatar cautivos en África.
Ver másEn Rocca di Funone, cerca de Alatri, en el Lacio, muerte de san Pedro Celestino, el cual, después de haber abrazado la vida eremítica en el Abruzo con fama de santidad y siendo conocido por sus milagros, ya octogenario fue elegido Romano Pontífice, tomando el nombre de Celestino V, pero en el mismo año renunció al oficio y prefirió retirarse a la soledad.
Ver másSan Pedro Chanel, presbítero de la Sociedad de María y mártir, que dedicó su ministerio a atender a campesinos y niños, pero enviado después con algunos compañeros a evangelizar la Oceanía occidental, llegó a la isla de Futuna, donde no había aún cristianos y, a pesar de las muchas dificultades que encontró, con su singular mansedumbre convirtió a algunos, entre los cuales estaba el hijo del rey del lugar, que, furioso, lo mandó matar, siendo el primer mártir de Oceanía.
Ver másSan Pedro Claver, presbítero de la Compañía de Jesús, que en Nueva Cartagena, ciudad de Colombia, durante más de cuarenta años consumió su vida con admirable abnegación y eximia caridad para con los esclavos negros, bautizando con su propia mano a casi trescientos mil de ellos.
Ver másSan Pedro, "Crisólogo" de sobrenombre, obispo de Ravena y doctor de la Iglesia, que, habiendo recibido el nombre del santo apóstol, desempeñó su oficio tan perfectamente que consiguió capturar a multitudes en la red de su celestial doctrina, saciándolas con la dulzura de su palabra. Su tránsito tuvo lugar el día treinta y uno de este mes en Imola, en la región de la Emilia Romagna (c. 450).
Ver másMemoria de san Pedro Damiani (Damiano o Damián), cardenal obispo de Ostia y doctor de la Iglesia. Habiendo entrado en el eremo de Fonte Avellana, promovió denodadamente la vida religiosa y en los tiempos difíciles de la reforma de la Iglesia trabajó para que los monjes se dedicasen a la santidad de la contemplación, los clérigos a la integridad de vida y para que el pueblo mantuviese la comunión con la Sede Apostólica. Falleció el día 22 de febrero en Favencia, de la Romagna.
Ver másEn la villa de Arenas, en la región española de Castilla, san Pedro de Alcántara, presbítero de la Orden de los Hermanos Menores, que adornado con el don de consejo y de vida penitente y austera, reformó la disciplina regular en los conventos de la Orden en España, siendo consejero de santa Teresa de Jesús en su obra reformadora de la Orden de los Carmelitas.
Ver másEn Aguilera, en la región española de Castilla, san Pedro de Regalado, presbítero de la Orden de Hermanos Menores, conspicuo por la humildad y el rigor de la penitencia, que fundó dos conventos, para que en ellos viviesen sólo doce hermanos solitarios. Patrón de Valladolid.
Ver másEn Roma, San Pedro Favre, presbítero. Fue el primero entre los miembros de la Compañía de Jesús que mantuvo duros trabajos en distintas regiones de Europa. Murió en la ciudad de Roma, mientras se dirigía al Concilio Ecuménico de Trento.
Ver másEn Barcelona, en España, san Pedro Nolasco, presbítero, quien con san Ramón de Penyafort y el rey Jaime I de Aragón fundó, según se cree, la orden de la Bienaventurada María de la Merced, para la redención de los cautivos. Se entregó ardientemente con trabajo y esfuerzo a procurar la paz y a liberar del yugo de la esclavitud a los cristianos, en tiempo de los infieles.
Ver másEn Chihuahua, en México, san Pedro Maldonado, presbítero y mártir, que durante la persecución, arrestado mientras administraba el sacramento de la penitencia, alcanzó el triunfo del martirio al ser golpeado en la cabeza.
Ver másEn Córdoba, en la región hispánica de Andalucía, san Pelayo, mártir, que a los trece años, por querer conservar su fe en Cristo y su castidad ante las costumbres deshonestas de Abd al-Rahmán III, califa de los musulmanes, consumó su martirio glorioso al ser despedazado con tenazas.
Celebran hoy: Pelayo.
Ver másEn Córdoba, en la región hispánica de Andalucía, san Perfecto, presbítero y mártir, que fue encarcelado y después degollado por los sarracenos, por haber combatido la doctrina de Mahoma y confesado con firmeza su fe en Cristo.
Celebran hoy: Perfecto.
Ver másSanto capuchino italiano muy conocido por sus estigmas, su generoso trabajo como sacerdote y su testimonio de santificación del dolor.
Celebran hoy: Pío.
Ver másSan Pío V, papa, de la Orden de Predicadores, que, elevado a la sede de Pedro, se esforzó con gran piedad y tesón apostólico en poner en práctica los decretos del Concilio de Trento acerca del culto divino, la doctrina cristiana y la disciplina eclesiástica, promoviendo también la propagación de la fe. Se durmió en el Señor en Roma, el día primero del mes de mayo.
Ver másMemoria del papa san Pío X, que fue sucesivamente sacerdote con cargo parroquial, obispo de Mantua y después patriarca de Venecia. Finalmente, elegido Sumo Pontífice, adoptó una forma de gobierno dirigida a instaurar todas las cosas en Cristo, que llevó a cabo con sencillez de ánimo, pobreza y fortaleza, promoviendo entre los fieles la vida cristiana por la participación en la Eucaristía, la dignidad de la sagrada liturgia y la integridad de la doctrina.
Ver másMemoria de san Policarpo, obispo y mártir, discípulo de san Juan y el último de los testigos de los tiempos apostólicos, que en tiempo de los emperadores Marco Antonino y Lucio Aurelio Cómodo, cuando contaba ya casi noventa años, fue quemado vivo en el anfiteatro de Esmirna, en Asia, en presencia del procónsul y del pueblo, mientras daba gracias a Dios Padre por haberle contado entre los mártires y dejado participar del cáliz de Cristo (c. 155).
Celebran hoy: Policarpo.
Ver másEn Gaza, en Palestina, san Porfirio, obispo, el cual, nacido en Tesalónica, vivió como anacoreta en Scete durante cinco años, y otros tantos al otro lado del Jordán, siendo célebre por su benignidad hacia los pobres. Hecho obispo de Gaza, hizo demoler muchos templos de ídolos, cuyos seguidores le hicieron la vida difícil hasta que descansó venerable con los santos.
Celebran hoy: Porfirio.
Ver másEn Cesarea de Palestina, san Procopio, mártir, que en tiempo del emperador Diocleciano fue conducido desde la ciudad de Scytópolis a Cesarea, donde, por manifestar audazmente su fe, fue inmediatamente decapitado por el juez Fabiano (c. 303).
Ver másEn Milán, en la provincia de Liguria, santos Gervasio y Protasio, mártires, cuyos cuerpos fueron encontrados por san Ambrosio, el cual, en este día, los trasladó con toda solemnidad a la nueva basílica que había edificado.
Ver másEn Tarazona, en la Hispania Tarraconense, san Prudencio, obispo. Santo patrono de la provincia de Álava.
Ver másAbad del monasterio cisterciense de Fitero en Navarra, y fundador de la Orden militar de Calatrava.
Ver másNace en 1175 en Villafranca del Panadés (cerca de Barcelona, España). Rechazando una vida cómoda y alegre, se había dedicado desde muy joven a los estudios filosóficos y jurídicos; a los veinte años enseñaba filosofía en Barcelona, y a los treinta años, recién graduado, enseñaba jurisprudencia en Bolonia. Nombrado canónigo en Barcelona, entró en la orden de los dominicos y en 1238 fue nombrado Superior General. Redactó importantes obras de teología y moral y a los setenta años dejó su cargo para poder continuar en la enseñanza y en la pastoral. Murió con casi cien años.
Celebran hoy: Raimundo.
Ver másEn Cardona, de Cataluña, san Ramón Nonato, que fue uno de los primeros socios de san Pedro Nolasco en la Orden de la Bienaventurada Virgen María de la Merced, y es tradición que, por el nombre de Cristo, sufrió mucho para la redención de los cautivos (c. 1240).
Ver másSan Renovato (Renato) fue obispo de Mérida y confesor de la Fe.
Celebran hoy: Renato.
Ver másEn Chichester, en Inglaterra, san Ricardo, obispo, que, desterrado por el rey Enrique III y restituido después en la sede, se mostró generoso en ayudar a los pobres.
Celebran hoy: Riki, Riqui.
Ver másEn Luca, de la Toscana, san Ricardo Rey, padre de los santos Willibaldo y Waldburgis, el cual, peregrinando junto con sus hijos desde Inglaterra a Roma, falleció durante el camino (c. 720).
Celebran hoy: Ricard, Ricarda, Ricardo, Ricerio, Richard, Richi, Rick, Ricki.
Ver másEn la ciudad de Reims, en Neustria (hoy Francia), san Rigoberto, obispo, que habiendo sido expulsado de su sede por Carlos Martel, en contra de lo dispuesto por los cánones, llevó una vida humilde.
Celebran hoy: Rigo, Rigoberto.
Ver másSan Roberto Belarmino, obispo y doctor de la Iglesia, miembro de la Compañía de Jesús, que intervino de modo preclaro, con modos sutiles y peculiares, en las disputas teológicas de su tiempo. Fue cardenal, y durante algún tiempo también obispo entregado al ministerio pastoral de la diócesis de Capua, en Italia, desempeñando finalmente en la Curia romana múltiples actividades en defensa doctrinal de la fe.
Celebran hoy: Bob, Rob, Rober, Robert, Robertino, Roberto.
Ver másSan Romualdo, anacoreta y padre de los monjes Camaldulenses, quien, nacido en Rávena, deseoso de la vida y disciplina eremítica viajó por Italia durante varios años, fundando pequeños monasterios y promoviendo la vida evangélica entre los monjes, hasta que terminó sus trabajos en el monasterio de Valdicastro, en el Piceno.
Celebran hoy: Romualdo.
Ver másSanto ermitaño que redujo su espacio vital a la peana de una columna.
Celebran hoy: Rubén, Rubn.
Ver másEn Salzburgo, en Baviera, san Ruperto, obispo, que siendo originario de la región de Worms, a petición del duque Teodon se dirigió a Baviera y en la antigua ciudad de Juvavum edificó una iglesia y un monasterio, donde estuvo al frente como obispo y como abad, y desde allí difundió la fe cristiana (c. 718).
Celebran hoy: Ruperto.
Ver másFue uno de los santos más influyentes y significativos del anacoretismo en Oriente. Nace en el año 439 en Mutalasca (Turquía). Es admitido en el monasterio de Flaviano donde recibe educación. Al tener edad, pide la admisión en el monasterio con dieciocho años. Con el permiso de su abad, en el 457, marcha a los Santos Lugares y conoce los desiertos de Palestina. Pasa el invierno en el monasterio de Pasarion. Se consolida en él el amor al silencio y a la austeridad y por ello pasa al monasterio de Eutimio, próximo a Jerusalén, y luego a otro dirigido por Teoctisto donde hay una estricta observancia y disciplina. Su vida cobra verdadera dimensión de anacoreta en el apartamiento de todo y de todos en su gruta. Allí consume el tiempo con la oración abundante, la penitencia recia y el trabajo de hacer cestillos. Acuden a él fieles de todas partes; con frecuencia, también presbíteros y obispos. Corre por el mundo cristiano el nombre de Sabas. El Patriarca de Jerusalén lo nombra exarca de todos los monjes, eremitas y anacoretas del desierto. Muere tal día como hoy en el año 532.
Ver másConmemoración de san Samuel, profeta, quien llamado por Dios, siendo aún niño, fue después juez en Israel y, por mandato divino, ungió a Saúl como rey de su pueblo, pero rechazado éste por su falta de fidelidad, confirió también la unción real a David, de cuya descendencia había de nacer Cristo.
Celebran hoy: Sam, Samu, Samuel.
Ver másSoldado del Imperio Romano que fue martirizado en Roma por preferir la milicia de Cristo a la del emperador. Fue condenado a ser acribillado a flechas, pero sobrevivió. Al volver a dar testimonio de su fe, fue azotado hasta la muerte.
Celebran hoy: Bastián, Seba, Sebastià, Sebastián.
Ver másSon escasos los datos históricos que nos han llegado de este santo obispo. Vivió en la provincia romana tarraconense y se le sitúa en Barcelona hacia el año 300. Durante las persecuciones de Diocleciano, San Severo es elegido obispo de Barcelona, pero debe huir ante la persecución. No obstante, es capturado junto con otros sacerdotes y son hechos mártires en lo que hoy es San Cugat.
Celebran hoy: Severo.
Ver másJunto a Fabriano, en el Piceno, de Italia, san Silvestre Gozzolini, abad, que habiendo calado hasta el fondo la vanidad de todas las cosas del mundo, a la vista de la sepultura abierta de un amigo, fallecido poco antes, se fue al eremo, cambiando varias veces de sitio para permanecer más oculto a los hombres, y por fin, en el desierto, junto al monte Fano, trazó las bases de la Congregación de los Silvestrinos, bajo la Regla de san Benito.
Ver másSan Silvestre I, papa, que piadosamente rigió la Iglesia durante muchos años, tiempo en el cual Constantino Augusto construyó basílicas venerables, y en el Concilio Niceno aclamó a Cristo como Hijo de Dios. En este día su cuerpo fue enterrado en Roma, en el cementerio de Priscila.
Celebran hoy: Silvestre.
Ver másCerca de Antioquía, en Siria, san Simeón, monje, que durante muchos años vivió sobre una columna, por lo que recibió el sobrenombre de "Estilita", y cuya vida y trato con todos fueron admirables.
Ver másFiesta de los santos Simón y Judas, apóstoles, el primero apellidado Cananeo o Zelotas, y el segundo, hijo de Jacob, llamado también Tadeo, y que en la última cena preguntó al Señor acerca de su manifestación, recibiendo esta respuesta: El que me ame, observará mi palabra, y el Padre mío le amará, y vendremos a él y haremos nuestra mansión en él.
Celebran hoy: Simón.
Ver másEn Burdeos, en Gascuña, san Simón Stock, presbítero, que primero fue ermitaño en Inglaterra y después ingresó en la Orden de los Carmelitas, la cual rigió admirablemente, siendo célebre por su devoción singular a la Virgen María.
Ver másEn Roma, en la vía Apia, en el cementerio de Calixto, martirio de san Sixto II, papa, y de sus compañeros.
Celebran hoy: Sixto.
Ver másPapa de origen británico que combatió las herejías pelagiana y nestoriana en el siglo quinto.
Ver másEn Roma, san Sotero, papa, del que san Dionisio de Corinto alaba su egregia caridad hacia los hermanos y a los extranjeros necesitados y oprimidos por la necesidad o condenados a las minas.
Celebran hoy: Sotero.
Ver másEs uno de los santos medievales más populares, cuya figura se agrandó por el juego de la fábula y cuyos milagros verdaderos o menos contribuyeron a meterlo en las entrañas del pueblo.
Celebran hoy: Telmo.
Ver másEn Amasea, en el Helesponto, pasión de san Teodoro, soldado, que bajo el emperador Maximiano, por confesar abiertamente su fe cristiana, fue terriblemente azotado, recluido en la cárcel y finalmente quemado vivo. San Gregorio de Nisa cantó las alabanzas de este santo, en uno de sus discursos.
Ver másMemoria de los santos Timoteo y Tito, obispos y discípulos del apóstol san Pablo, que le ayudaron en su ministerio y presidieron las Iglesias de Éfeso y de Creta, respectivamente. Les fueron dirigidas cartas por su maestro que contienen sabias advertencias para los pastores, en vista de la formación de los fieles (s. I).
Celebran hoy: Tim, Timoteo, Timothy.
Ver másMemoria de los santos Timoteo y Tito, obispos y discípulos del apóstol san Pablo, que le ayudaron en su ministerio y presidieron las Iglesias de Éfeso y de Creta, respectivamente. Les fueron dirigidas cartas por su maestro que contienen sabias advertencias para los pastores, en vista de la formación de los fieles (s. I).
Celebran hoy: Tito.
Ver másNace en Burdeos (Francia) en el siglo VIII, en tiempos en que la invasión musulmana de la península traspasa los Pirineos y llega hasta Poitiers. El joven Urbicio y su madre son apresados en una de estas correrías militares. La madre muere en el cautiverio mientras Urbicio es convertido en esclavo. Sirve a sus amos con honradez y humildad, esperando la pronta libertad, pidiendo la intercesión de los niños santos de Alcalá, los santos Justo y Pastor. Su libertad, cuando llega, la atribuye a la intercesión de estos santos de los que se siente deudor. Programa y realiza un viaje de agradecimiento a Alcalá y, viendo allí los peligros de profanación a que están expuestas las reliquias, las roba y lleva consigo a Burdeos. La última fase de su vida la pasa en Huesca, retirado en oración, pobreza y penitencia. Muere en el año 802.
Celebran hoy: Urbicio.
Ver másEn Roma, en la vía Flaminia, cerca del puente Milvio, san Valentín, mártir. Patrono de los enamorados.
Celebran hoy: Vale, Valen, Valenti, Valentín, Valentina.
Ver másSan Vicente Ferrer, presbítero de la Orden de Predicadores, que, de origen español, recorrió incansablemente ciudades y caminos de Occidente, solícito por la paz y la unidad de la Iglesia, predicando a pueblos innumerables el Evangelio de la penitencia y la venida del Señor, hasta que en Vannes, de la Bretaña Menor, en Francia, entregó su espíritu a Dios.
Celebran hoy: Vicenç, Vicente, Vincent.
Ver másSan Vicente, diácono de Zaragoza y mártir, que durante la persecución bajo el emperador Diocleciano hubo de sufrir cárcel, hambre, potro, láminas candentes, hasta que, en Valencia, en la Hispania Cartaginense (hoy España), voló al cielo a recoger el premio del martirio.
Ver másMemoria de san Vicente Paúl, presbítero, que lleno de espíritu sacerdotal y entregado en París al servicio de los pobres, veía el rostro del Señor en cada persona doliente. Fundó la Congregación de la Misión (Paúles), al modo de la primitiva Iglesia, para formar santamente al clero y subvenir a los necesitados, y con la cooperación de santa Luisa de Marillac, fundó también la Congregación de Hijas de la Caridad.
Ver másEn Roma, san Víctor I, papa, africano de nacimiento, que fijó para todas las Iglesias la celebración de la fiesta de Pascua en el domingo que sigue inmediatamente a la Pascua judía (c. 200).
Ver másSan Wenceslao o Venceslao, mártir, duque de Bohemia, que, educado por su abuela santa Ludmila en sabiduría divina y humana, fue severo consigo, pacífico en la administración del reino y misericordioso para con los pobres, redimiendo para ser bautizados a esclavos paganos que estaban en Praga para ser vendidos. Después de sufrir muchas dificultades en gobernar a sus súbditos y formarles en la fe, traicionado por su hermano Boleslao fue asesinado por sicarios en la iglesia de Stara Boleslav, en Bohemia (929/935).
Celebran hoy: Wenceslao.
Ver másZacarías, padre de San Juan Bautista, era sacerdote en el templo de Jerusalén. Tras la aparición del arcángel Gabriel, perderá el habla por su débil fe hasta que menciona el nombre de su futuro hijo: Juan (el bautista).
Celebran hoy: Za, Zaca, Zacarías, Zach.
Ver másEn Siracusa, de Sicilia, san Zósimo, obispo, que fue primero humilde custodio del sepulcro de santa Lucía y después abad del monasterio de ese lugar (c. 600).
Ver másSolemnidad de la Asunción de la bienaventurada Virgen María, Madre de nuestro Dios y Señor Jesucristo, que, acabado el curso de su vida en la tierra, fue elevada en cuerpo y alma a la gloria de los cielos. Esta verdad de fe, recibida de la tradición de la Iglesia, fue definida solemnemente por el papa Pío XII en 1950. Celebran hoy su santo las Asunción, Alba, Paloma, María, Azucena, Estrella, Reyes, Mar, etc.
Celebran hoy: Ainhoa, Bego, Begoña, Begotxu, Benalmádena, Dana, Donna, Dulce, Mar, Mari, Maria, María, María Camila, María del Mar, María Gracia, María Jesús, María José, Mariam, Marie, Marieta, Marietta, Marina, Mariona, Maru, Maruja, Marujita, Mary, Mayra, Mireia, Mireya, Míriam, Miryam, Myriam.
Ver másFiesta de los santos arcángeles San Miguel, San Gabriel y San Rafael. En el día de la dedicación de la basílica bajo el título de San Miguel, en la vía Salaria, a seis miliarios de Roma, se celebran juntamente los tres arcángeles, de quienes la Sagrada Escritura revela misiones singulares y que, sirviendo a Dios día y noche, y contemplando su rostro, a él glorifican sin cesar.
Celebran hoy: Gabi.
Ver másFiesta de los santos arcángeles Miguel, San Gabriel y San Rafael. En el día de la dedicación de la basílica bajo el título de San Miguel, en la vía Salaria, a seis miliarios de Roma, se celebran juntamente los tres arcángeles, de quienes la Sagrada Escritura revela misiones singulares y que, sirviendo a Dios día y noche, y contemplando su rostro, a él glorifican sin cesar.
Celebran hoy: Micaela, Michael, Michel, Michele, Michell, Michelle, Michelo, Miguel, Migueli, Miguelin, Mike, Mikel, Mikela, Miki, Miquel, Mishel, Mkael, P.Miguel.
Ver másFiesta de los santos arcángeles San Miguel, San Gabriel y Rafael. En el día de la dedicación de la basílica bajo el título de San Miguel, en la vía Salaria, a seis miliarios de Roma, se celebran juntamente los tres arcángeles, de quienes la Sagrada Escritura revela misiones singulares y que, sirviendo a Dios día y noche, y contemplando su rostro, a él glorifican sin cesar.
Celebran hoy: Rafa, Rafael, Rafaela, Rafel, Raffa, Raffael.
Ver másEn Londres, Inglaterra, santos Edmundo Campion, Rodolfo Sherwin y Alejandro Briant, presbíteros y mártires durante el reinado de Isabel I, eximios por su fortaleza y carácter.
En Comana, en el Ponto, san Alejandro, de sobrenombre Carbonero, obispo, que a partir de la filosofía alcanzó la eminente ciencia de la humildad cristiana y, elevado por san Gregorio Taumaturgo a la sede episcopal de aquella Iglesia, fue célebre no sólo por su predicación, sino también por haber sufrido el martirio por el fuego (s. III).
En Baccano, en la vía Claudia, a veinte miliarios de la ciudad de Roma, san Alejandro, mártir (s. inc.).
En Bérgamo, de Traspadana, san Alejandro, mártir (s. III/IV).
En Constantinopla, san Alejandro, obispo, cuyas apostólicas súplicas, según escribe san Gregorio Nazianceno, lograron vencer al jefe de la herejía arriana (c. 336).
Legionario y joven mártir romano del siglo III.
En la región de Bolonia, en la Emilia, tránsito de san Alejandro, obispo de Fiésole, el cual, de regreso de la ciudad de Pavía, a la que había ido para reclamar ante el rey de los longobardos los bienes de su iglesia, retenidos por usurpadores, estos lo ahogaron arrojándole a un río.
Conmemoración de san Alejandro, obispo y mártir, que, yendo de Capadocia a Jerusalén, recibió el encargo pastoral de la Ciudad Santa, donde fundó una preciosa biblioteca y abrió una escuela, y cuando destacaba por la venerable y longeva edad, fue conducido a Cesarea durante la persecución bajo Decio, completando con un glorioso martirio su confesión de Cristo (c. 250).
En Lyon, en la Galia, san Alejandro, mártir, que tres días después de la pasión de san Epipodio fue sacado de la cárcel, azotado y clavado en una cruz hasta expirar.
En Pidna, en Macedonia, san Alejandro, mártir (c. 390).
En Canosso d’Asti, en la Lombardía, muerte de san Alejandro Sauli, que fue primero obispo de Aleria, en la isla de Córcega, y después de Pavía, y formó parte de la Congregación de los Clérigos Regulares de San Pablo, trabajando con gran caridad en favor de los pobres.
En el pueblo de Tomhom, de la isla de Guam, en Oceanía, beatos mártires Diego Luis de San Vitores, presbítero de la Compañía de Jesús, y Pedro Calungsod, catequista, que fueron cruelmente precipitados al mar, en odio a la fe cristiana, por algunos apóstatas y nativos seguidores del paganismo.
En Nápoles, en la región de la Campania, san Gil (o Egidio) María de San José (Francisco) Pontillo, religioso de la Orden de los Hermanos Menores, que por las calles de la ciudad pedía humildemente cada día limosna al pueblo, al cual consolaba con sus palabras.
En el monasterio de Fécamp, en Normandía (hoy Francia), muerte de san Guillermo, abad de San Benigno de Dijon, que al final de su vida dirigió con firmeza y prudencia a muchos monjes, distribuidos en cuarenta monasterios.
San Iluminado (Illuminato), monje benedictino, de la segunda mitad del siglo XIII.
En Sanseverino Marche, del Piceno, en Italia, san Pacífico de San Severino, presbítero de la Orden de Hermanos Menores, preclaro por sus penitencias, amor a la soledad y oración ante el Santísimo Sacramento.
En Wadowice, de Polonia, san Rafael de San José (José) Kalinowski, presbítero, que en la insurrección del pueblo contra el opresor durante la guerra, fue hecho prisionero por los enemigos y deportado a Siberia, y después de sufrir muchas calamidades, por fin recuperada la libertad, ingresó en la Orden de los Carmelitas Descalzos, la cual promovió notablemente.
Los siete santos fundadores de la Orden de los Siervos de María: Bonfilio, Bartolomé, Juan, Benito, Gerardino, Ricovero y Alejo. Siendo mercaderes en Florencia, se retiraron de común acuerdo al monte Senario para servir a la Santísima Virgen María, fundando una Orden bajo la Regla de san Agustín. Son conmemorados en este día, en el que falleció, ya centenario, el último de ellos, Alejo Falconieri.
En Cesarea de Palestina, santos Alfeo y Zaqueo, mártires, que por confesar con todas sus fuerzas a Dios y a Jesucristo Rey, después de muchos tormentos fueron condenados a muerte, en el primer año de la persecución ordenada por el emperador Diocleciano.
En el monasterio de Cava, en la Campania, san Alferio, fundador y primer abad, quien, después de ser consejero de Guaimario, duque de Salerno, se hizo discípulo de san Odilón en Cluny y se distinguió en la observancia de la vida monástica.
En Angri, cerca de Salerno, en la Campania, beato Alfonso María Fusco, presbítero, el cual ejerció su ministerio entre los agricultores, preocupándose sobre todo por la formación de jóvenes pobres y huérfanos, y fundó la congregación de Hermanas de San Juan Bautista.
En Adrianópolis, de Paflagonia, san Alipio, diácono y estilita, que murió casi centenario (s. IV).
Conmemoración de san Alipio, obispo de Tagaste, en Numidia, que en un tiempo fue discípulo de san Agustín y, posteriormente, compañero suyo de conversión, colega en el ministerio pastoral, camarada en la lucha contra los herejes, para, finalmente, también ser partícipe con él de la gloria del cielo (c. 430).
En Roma, san Almaquio, que asistiendo a los juegos de los gladiadores, por orden del prefecto de la ciudad, Alipio, fue muerto por ellos y contado entre los mártires vencedores.
En Madrid, capital de España, san Alonso de Orozco, presbítero de la Orden de Ermitaños de San Agustín, que, encargado de la predicación en el palacio del rey, se mostró austero y humilde.
En Tortona, región de Liguria, en Italia, san Alperto, fundador y primer abad del monasterio de Butrium (hoy Palazzuolo) (c. 1073).
Compañero de san Marcial, con dos presbíteros, llamados Alpiniano y Austricliniano, en Limoges de Francia; cuya vida fue muy ilustre por sus milagros.
En Chalons, en la Galia Lugdunense, san Alpino, obispo, discípulo de san Lupo de Troyes (s. V).
En Lyon, de la Galia, san Alpino, obispo, sucesor de san Justo (s. IV).
En Hildesheim, de Sajonia, en Alemania, san Altfredo, obispo, que construyó la iglesia catedralicia y favoreció la construcción de monasterios.
En el monasterio de Göttweig, en Austria, san Altmano, obispo de Passau, que fundó numerosas casas de clérigos siguiendo la Regla de san Agustín, restauró la disciplina del clero y, expulsado de su sede por el emperador Enrique IV por defender la libertad de la Iglesia, murió en el destierro.
En Baviera, conmemoración de san Alto, abad, el cual, habiendo nacido en Irlanda, fundó en los bosques de esta región el monasterio que después llevó su nombre (s. VIII).
En Campugliano, de la Toscana, san Alucio, pacífico hacedor de bien hacia los pobres y peregrinos y liberador de cautivos.
En la localidad de Riom, del territorio de los arvernios, en Aquitania, san Amable, presbítero (s. V).
En Lausana, entre los helvecios (hoy Suiza), san Amadeo, obispo. Siendo monje de Claraval, fue designado abad del cenobio de Hautecombe y elegido, más tarde, para la sede episcopal, desde donde educó con destreza a los jóvenes, formó un clero piadoso y casto y cantó las alabanzas en su predicación de la bienaventurada Virgen María.
En Nusco, de Irpinia, en Italia, san Amado, obispo.
En Sens, de Neustria (hoy Francia), san Amado, presbítero y abad, célebre por su austeridad, ayunos y amor a la soledad, presidió sabiamente el monasterio de Habend, que había fundado junto con san Romarico (c. 629).
En Bruel-sur-la-Lys, en la Galia Ambianense, tránsito de san Amado, obispo de Sion en la actual Suiza, muerto en el destierro al que le condenó el rey visigodo Teodorico III (c. 690).
En Auxerre, de la Galia, san Amador, obispo, que trabajó con empeño para extirpar de su ciudad las supersticiones de los paganos y estableció el culto de los santos mártires.
En Como, de la Liguria, san Amancio, obispo, que fue el tercero en la cátedra de esta Iglesia y fundó la basílica de los Apóstoles.
En Rodez, de Aquitania, san Amancio, obispo, a quien se tiene por el primero de esta ciudad (s. V).
En Argentorato (hoy Estrasburgo), de Germania, san Amando, considerado como primer obispo de esta sede (s. IV).
En Burdeos, en Aquitania, san Amando, obispo, que instruyó en la doctrina de la verdad y bautizó a san Paulino de Nola, que, a su vez, alaba al obispo (s. V).
En Elnon, en la Galia Bélgica, sepultura de san Amando, obispo de Maastricht, que predicó la palabra de Dios por diversas regiones, llegando incluso a los eslavos, y finalmente, construido un monasterio, terminó allí su vida (c. 679).
En Albi, de Aquitania, conmemoración de san Amaranto, mártir (s. III/ IV).
En Teano, ciudad de la Campania (hoy Italia), conmemoración de san Amasio, obispo (c. 356).
En el monasterio de Agauno, entre los helvecios (hoy Suiza), san Ambrosio, abad, que primeramente fue padre del monasterio de la isla Bárbara, cerca de Lyon, siendo trasladado a él por su ejemplar observancia religiosa y estableciendo allí la práctica de la alabanza perpetua (c. 520).
San Anfión, obispo de Nicomedia, que después de haber confesado la fe en la última persecución, asistió a las Concilios de Ancira (312), Neocesarea (315) y Nicea (325).
San Ampliado o Ampliato, mártir.
En Auxerre, de Neustria (hoy Francia), san Aunacario o Anacario, obispo, durante cuyo episcopado se concluyó el llamado Martirologio Jeronimiano.
En Salona, de Dalmacia, san Anastasio, de oficio batanero, mártir (s. III).
En Antioquía de Siria, san Anastasio, obispo y mártir, que durante el reinado del emperador Focas fue asesinado cruelmente por unos sicarios.
En Brescia, en Lombardía, san Anastasio, obispo (s. VII).
Cerca de Pamiers, junto a los Pirineos, también en la Galia, san Anastasio, monje, el cual, nacido en Venecia, abrazó la vida eremítica en la isla de Tombolenia, cerca de Mont-Saint-Michel, pasando después al monasterio de Cluny, para terminar viviendo en soledad los últimos años de su vida (c. 1085).
En Pavía, de Lombardía, san Anastasio, obispo, el cual, habiendo abandonado la herejía arriana, profesó firmemente la fe católica (c. 680).
Cerca de la fortaleza de Schemaris, en las montañas del Cáucaso, muerte de san Anastasio, presbítero, apocrisario de la Iglesia Romana y compañero en la confesión de la fe católica y en el destierro de san Máximo el Confesor, que entregó su espíritu a Dios mientras pronunciaba en la celebración de la santa Sinaxis: «Lo santo para los santos».
En la fortaleza de Suania, en los montes del Cáucaso, san Anastasio, monje, discípulo de san Máximo el Confesor, con el que, por defender la fe ortodoxa, fue encarcelado y tuvo que sufrir toda suerte de tormentos. Falleció en dicha fortaleza, o tal vez en camino, cuando se dirigía hacia ella.
En el monte Sinaí, san Anastasio, hegúmeno, que defendió incansablemente la fe ortodoxa ante los monofisitas y escribió obras destinadas a la salvación de las almas (c. 700).
En Roma, en el cementerio Ponciano, de la vía Portuense, sepultura de san Anastasio I, papa, varón de gran pobreza y de apostólica solicitud, que se opuso firmemente a las doctrinas heréticas.
En Sergiopolis, ciudad de Persia (hoy Irán), pasión de san Anastasio, monje y mártir, que, después de muchos tormentos que sufrió en la ciudad de Cesarea de Palestina, fue estrangulado y degollado junto a un río por orden del rey de los persas, Cosroes, después de haber presenciado la muerte de setenta compañeros.
En Constantinopla, san Anatolio, obispo, que profesó la fe ortodoxa sobre las dos naturalezas de Cristo contenida en el tomus que el papa san León envió a Flaviano, y que se preocupó de que se profesase esta fe en el concilio de Calcedonia.
En Laodicea, en Siria, conmemoración de san Anatolio, obispo, que dejó numerosos escritos dignos de admiración, no sólo para las personas piadosas, sino incluso para los filósofos (s. III).
En Milán, en la Galia Transpadana (margen izquierda del Po), san Anatolio, considerado primer obispo de esta ciudad (s. II).
En la región de Viviers, en la Galia, san Andéolo, mártir (s. inc.).
En Janow, cerca de Pinsk, junto al río Pripet, en los confines de Polonia, san Andrés Bobola, presbítero de la Compañía de Jesús y mártir, que se esforzó de forma activa por la unión de los cristianos hasta que, habiendo sido capturado por unos soldados cosacos, dio gustosamente con su sangre el supremo testimonio de la fe muriendo decapitado el 16 de mayo de 1657.
En Constantinopla, san Andrés, llamado "in Crisi" o "Calibita", monje y mártir, el cual, nacido en la isla de Creta, por defender el culto de las santas imágenes, en tiempo del emperador Constantino Coprónomo fue flagelado y torturado hasta la muerte, siendo precipitado desde lo alto de la muralla.
En la ciudad de Seúl, en Corea, san Andrés Chong (Tyong) Hwagyong, catequista y mártir, que colaboró con el santo obispo Lorenzo Imbert, haciendo de su casa un refugio para los cristianos y, por esta razón, fue herido cruelmente y estrangulado en la cárcel.
En Fiesole, ciudad de la Toscana (hoy Italia), san Andrés Corsini, obispo, de la Orden de los Carmelitas, que se distinguió por su austeridad y por la asidua meditación de la Sagrada Escritura. Rigió sabiamente la Iglesia que se le había encomendado, repobló los conventos vaciados por la peste, prestó auxilio a los pobres y reconcilió a los disidentes.
En Cilicia, san Andrés, tribuno, y sus compañeros soldados, que, según la tradición, habiendo logrado con la ayuda divina una victoria sobre los persas, se convirtieron a la fe de Cristo y, acusados de ser cristianos, en tiempo del emperador Maximiliano recibieron una muerte cruel en los desfiladeros del monte Tauro, a manos del ejército del prefecto Seleuco (s. IV).
En Erissos, en la isla de Lesbos, tránsito de san Andrés de Creta, obispo de Gortinia, que cantó a Dios con admirable arte mediante oraciones, himnos y cánticos, y exaltó a la Madre de Dios, la Virgen inmaculada y asunta a los cielos.
En Florencia, de la Toscana, san Andrés, obispo (s. IX).
Sacerdote, fundó con Santa Isabel Bichier la comunidad de Hermanas de la Santa Cruz (o hermanas de San Andrés).
En La Puye, de la comarca de Poitiers, en Francia, san Andrés Huberto Fournet, presbítero, quien ejerció como párroco durante la Revolución Francesa y, no obstante su condición de sacerdote proscrito, fortaleció la fe de sus feligreses, y al restablecerse la paz para la Iglesia, fundó, junto con santa Isabel Bichier des Ages, la Congregación de Hijas de la Cruz.
En el lugar de Numyanyo, en Uganda, san Andrés Kaggwa, mártir, jefe de los timbaleros y miembro del séquito del rey Mwanga, que, apenas convertido a Cristo, enseñó la doctrina del Evangelio a los paganos y catecúmenos, por lo cual fue cruelmente asesinado. Beatificado con otros veintiún mártires de origen ugandés el año 1920 por Benedicto XV.
En la provincia de My Tho, en Cochinchina, san Andrés Nguyên Kim Thông Nam (Nam Thuông), mártir, el cual, en tiempo del emperador Tu Duc, por ser catequista fue primero encarcelado y después desterrado, obligándole a caminar hacia el destierro encadenado y cargado con un madero, por lo que murió en el camino como auténtico mártir.
En el poblado de Khám Duong, en Annam, san Andrés Tran Van Trông, mártir, que encarcelado y atormentado atrozmente, por negarse a pisar la Cruz fue degollado en tiempo del emperador Minh Mang.
San Anecto, mártir, Cesarea de Palestina, s. IV, el cual en la persecución de Diocleciano, siendo prefecto Urbano, habiendo exhortado a otros al martirio, y derribado los ídolos con su oración, fue azotado por diez soldados; le cortaron las manos y los pies y finalmente lo degollaron.
En Lyon, de la Galia, san Anemundo, obispo y mártir (c. 658).
En Iconio, de Licaonia, san Anfiloquio, obispo, que fue compañero en el desierto de los santos Basilio y Gregorio Nazianceno y también colega en el episcopado. Esclarecido por su santidad y doctrina, libró muchas batallas en favor de la fe católica.
En Nápoles, en la Campania, beato Ángel de Furcio, presbítero de la Orden de San Agustín, insigne en su celo por el reino de Dios.
En el monasterio de Céntula, en la región de la Galia Ambianense, san Angilberto, abad, que, dejando los cargos palatinos y militares, y con el consentimiento de su esposa Berta, que también recibió el santo velo, abrazó la vida monástica y rigió con éxito dicho monasterio.
Conmemoración de san Aniano, obispo de Alejandría, en Egipto, que, como narra Eusebio, desde el octavo año de Nerón fue el primer sucesor de san Marcos en el episcopado de esa ciudad, que gobernó durante veintidós años, y que fue un hombre de Dios y admirable en su comportamiento.
En Orleáns, de la Galia Lugdunense, san Aniano, obispo, que, confiando sólo en Dios, cuyo auxilio no cesaba de pedir con oraciones y lágrimas, liberó a su ciudad, asediada por los hunos (c. 453).
En Messina, de Sicilia, en Italia, beato Aníbal María Di Francia, presbítero, que fundó la Congregación de los Rogacionistas del Corazón de Jesús y las Hijas del Celo Divino, para rogar al Señor que dé santos sacerdotes a su Iglesia.
En Nicomedia, santos Aniceto y Focio, mártires (s. IV).
Conmemoración de san Anisio, obispo de Tesalónica, que vivió en tiempo del emperador Teodosio y a quien los Romanos Pontífices le constituyeron vicario apostólico en Eslavonia, y san Ambrosio lo llenó de alabanzas (c. 406).
En el monasterio de Siegburg, de Renania, en Alemania, san Annon (o San Anón), obispo de Colonia, hombre de agudo ingenio, que fue tenido en gran honor, tanto en la Iglesia como en los negocios civiles, en tiempo del emperador Enrique IV, y para aumentar la fe y la devoción, procuró la fundación de muchas iglesias y monasterios.
En el monasterio de Hautmont junto al Sambre, en Hainaut, muerte de san Ansberto, que, después de ser abad de Fontanelle, ocupó la sede episcopal de Rouen y fue desterrado por el príncipe Pipino (c. 695).
En Mantua, en Lombardía, tránsito de san Anselmo, el cual, siendo obispo de Lucca, en la controversia de las investiduras, fidelísimo a la Sede de Roma, puso en manos del papa san Gregorio VII el anillo y el báculo pastoral que, de mala gana, había recibido de manos del emperador Enrique IV, y expulsado de la sede por los canónigos que rechazaban la vida comunitaria, fue enviado a Lombardía como legado del Papa, de quien fue un valiente colaborador.
En Nonántola, en la Emilia, san Anselmo, fundador y primer abad de este monasterio, en el que durante cincuenta años promovió la disciplina monástica, tanto con sus preceptos como en el ejercicio de las virtudes.
En el monasterio de Fohorst, en Flandes, san Ansfrido, obispo de Utrecht, el cual, al quedar afectado por la ceguera, se retiró a este lugar, donde murió (c. 1008).
En Camerino, del Piceno, en Italia, san Ansovino, obispo.
En Ratzeburg, de Schleswig-Hostein, en Germania, san Ansuero, abad y mártir, lapidado con otros veintiocho monjes por los paganos de Wendes, sublevados contra quienes predicaban el Evangelio.
En Belley, en Saboya, san Antelmo, obispo, monje de la Gran Cartuja, que restauró los edificios destruidos por una gran nevada. Elegido prior, convocó el capítulo general, y designado obispo, se distinguió por su aplicación firme y decidida en la corrección de los clérigos y en la reforma de las costumbres.
En Siria, san Antenodoro, mártir, que, según cuentan, fue torturado por el fuego y otros suplicios en tiempo del emperador Diocleciano y el prefecto Eleusio, y condenado a la pena capital, al fallar el verdugo ningún otro se atrevió a degollarlo, durmiéndose en el Señor en medio de la oración (c. 304).
En Roma, en el cementerio de Calixto, en la vía Apia, san Antero, papa, que tuvo un breve episcopado después del papa mártir san Ponciano.
En Besançon, en la Galia Lugdunense, san Antidio, obispo y mártir, que fue condenado a muerte, según se dice, por Croco, rey de los vándalos (c. 411).
En Nicomedia, en Bitinia, san Antimo, obispo, y compañeros, mártires en la persecución bajo el emperador Diocleciano. Antimio, por confesar a Cristo, recibió la gloria del martirio al ser decapitado, y de la multitud de sus compañeros, unos fueron degollados, otros quemados vivos, otros abandonado en alta mar sobre naves, según dispuso el juez.
En Roma, en el vigésimo segundo miliario de la vía Salaria, san Antimo, mártir (s. III).
En la península de Sulcis, en Cerdeña, san Antioco, mártir (c. s. IV).
En Anastasiópolis, de Galacia, san Antíoco, mártir, hermano de san Platón (s. III/IV).
En Lyon, de la Galia, san Antíoco, obispo, que, cuando todavía era sólo presbítero, fue a visitar a su obispo san Justo, que moraba por entonces en el desierto de Egipto (c. 500).
En Pérgamo, en Asia, conmemoración de san Antipas, testigo fiel, como dice san Juan en el Apocalipsis, que fue martirizado por el nombre de Jesús (s. I) .
En Arvernia, en Aquitania, san Antoliano, mártir (s. III).
En Sorrento, de la Campania, san Antonino, abad, que al ser destruido su monasterio por los lombardos se refugió en la soledad (c. 830).
En Apamea, de Siria, san Antonino, mártir de la fe, de quien se dice que, siendo lapicida, los paganos le mataron por destruir ídolos gentiles cuando tenía veinte años de edad (s. IV).
En Florencia, de la Toscana, en Italia, san Antonino, obispo, quien, después de llevar a cabo una labor de reforma en la Orden de Predicadores, se consagró con diligencia al ministerio pastoral de su diócesis, resplandeciendo por su santidad y por su provechosa y sistemática predicación.
En Milán, de la Lombardía, san Antonino, obispo, que trabajó esforzadamente para acabar con la herejía arriana de los lombardos (c. 661).
En Piacenza, en la región de la Emilia, en Italia, san Antonino, mártir (s. inc.).
En Constantinopla (Estambul, hoy en Turquía), san Antonio, apellidado "Cauleas", obispo, que en tiempo del emperador León VI trabajó denodadamente para asegurar la paz y la unidad en la Iglesia.
En la región de los hurones, en Canadá, san Antonio Daniel, presbítero de la Compañía de Jesús y mártir, que después de haber celebrado la misa y estando a la puerta de la iglesia protegiendo a sus neófitos ante el ataque de unos paganos, fue herido con flechas y después quemado. Su memoria y la de sus compañeros mártires se celebra el diecinueve de octubre.
En el monasterio de san Felipe Argiró, cerca de Locri, en la Calabria inferior, san Antonio de Gerace, eremita (s. X).
En Kiev, en Rusia (hoy en Ucrania), san Antonio, ermitaño, que inició su vida monástica en el monte Athos y después la prosiguió en el monasterio de esa ciudad, denominado de las Grutas.
En Nagasaki, ciudad del Japón, pasión de san Antonio González, presbítero de la Orden de Predicadores y mártir, que, enviado a la nación nipona con otros cinco compañeros, fue encarcelado poco después y martirizado con el tormento del agua, hasta que, enfebrecido, precedió en la muerte a los demás, imperando Tokugawa Yemitsu.
En Seúl, en Corea, san Antonio Kim Song-u, mártir, que acostumbraba a reunir en su casa a varios fieles hasta que, encerrado en prisión, fue estrangulado.
En Piacenza, de la región de Emilia, tránsito de san Antonio María Gianelli, obispo de Bobbio, fundador de la Congregación de las Hijas de María Santísima del Huerto, que se distinguió por su atención hacia los pobres, por la salvación de las almas y, con su ejemplo y dedicación, impulsó la santidad entre el clero.
En Viareggio, ciudad de Italia, san Antonio María Pucci, presbítero de la Orden de los Siervos de María, el cual, párroco durante casi cincuenta años, se dedicó sobre todo a atender a los niños pobres y enfermos.
Conmemoración de san Antonio, monje, el cual llevó vida solitaria y, siendo ya anciano, se recluyó en el monasterio de Lérins, de la Provenza, en donde, amable y docto, murió piadosamente (c. 520).
En Comacchio, en la provincia de Flaminia, san Apiano, monje, que, enviado desde el monasterio de Pavía, llevó en esta ciudad vida eremítica (s. VIII).
En la ciudad de Hierápolis, en Frigia (hoy Turquía), san Apolinar, varón eximio por su doctrina y santidad, que vivió en tiempo del emperador Marco Aurelio (s. II).
San Apolinar, obispo, que al mismo tiempo que propagaba entre los gentiles las insondables riquezas de Cristo, iba delante de sus ovejas como buen pastor, y es tradición que honró con su ilustre martirio a la iglesia de Classe, cerca de Rávena, en la vía Flaminia, pasando al banquete eterno el día veintitrés de julio (c. s. II).
En Alejandría, de Egipto, san Apolonio, presbítero y mártir (s. inc.).
En Iconio, de Licaonia, san Apolonio de Sardes, mártir, del que se dice que sufrió el martirio crucificado (s. inc.).
En Roma, conmemoración de san Apolonio, filósofo y mártir, que, en tiempo del emperador Cómodo, ante el prefecto Perenio y el Senado defendió con aguda palabra la causa de la fe cristiana, que confirmó con el testimonio de su sangre al ser condenado a la pena capital.
En Vienne, de la Galia Lugdunense, san Apro, presbítero, el cual, abandonando su patria, se construyó una celda en donde llevó una vida solitaria y penitente en el siglo VII.
En Toul, cerca de Nancy, también en la Galia Lugdunense (hoy Francia), san Apro, obispo (s. VI).
En Anguleme, ciudad de Aquitania, san Aptonio, obispo (c. 567).
Conmemoración de los santos esposos Áquila y Prisca o Priscila, colaboradores del apóstol San Pablo, a quien acogían en su casa y por el que expusieron sus cabezas (s. I).
Santos Nereo y Aquileo, mártires, los cuales, según refiere el papa san Dámaso, eran dos jóvenes que se habían enrolado en el ejército y que, arrastrados por el miedo, estaban dispuestos a obedecer las órdenes impías del magistrado, pero después de convertirse al Dios verdadero dejaron el ejército, arrojando sus escudos, armas y uniformes, contentos de su triunfo como confesores de Cristo. Sus cuerpos fueron sepultados en este día en el cementerio de Domitila, situado en la vía Ardeatina de Roma (s. III ex.).
En Larisa, de Tesalia, san Aquileo, apellidado "Taumaturgo", obispo, que participó en el I Concilio de Nicea y, revestido de todas las virtudes, evangelizó con fervor apostólico a los pueblos paganos (s. IV).
En Evreux, también en la Galia, san Aquilino, obispo, del cual la tradición dice que era soldado y que practicaba buenas obras, y que, con el consentimiento de su esposa, hizo voto de continencia y fue elegido obispo (c. 690).
En Estrasburgo, ciudad de la Burgundia, san Arbogasto, obispo (s. VI).
En Cesarea de Mauritania (hoy Argelia), san Arcadio, mártir, que se escondió en tiempo de persecución, pero, al ser detenido un familiar suyo se presentó espontáneamente al juez y, por negarse a sacrificar a los dioses, sufrió dolorosos tormentos hasta consumar su martirio (c. 304).
En la región de Viviers, cerca del Ródano (hoy Francia), san Arconte, obispo (c. 740-745).
En Borgoña, san Ardano, abad de Tournus.
En el monasterio de Aniano, en la Septimania, san Ardón Esmaragdo, presbítero, que fue compañero de san Benito de Aniano en la vida cenobítica.
En Attane, en el territorio de Limoges, en Aquitania, san Aredio, abad, que compuso una Regla llena de sabiduría para el cenobio que había fundado, extraída de los escritos de distintos autores de vida monástica.
En Ascalón, en Palestina, santos Ares, Promo y Elías, mártires, los cuales, al querer marchar de Egipto a Cilicia para visitar y ayudar a los confesores de Cristo en la persecución desencadenada por el emperador Maximino, fueron apresados en Cesarea, les destrozaron los ojos y los pies, y fueron llevados a Ascalón por mandato del prefecto Firmiliano, donde Ares fue quemado vivo y los otros degollados, consumando así su martirio.
En la ciudad de Nagrán, en Arabia, martirio de los santos Aretas, príncipe de la ciudad, y trescientos cuarenta compañeros, que, en tiempo del emperador Justino, fueron asesinados por Du Nuwas o Dun’an, rey de los himyaritas.
En Córdoba, en la provincia hispánica de Andalucía, san Argimiro, mártir, que en la persecución bajo los sarracenos en tiempo de Mohamed II, siendo monje, y ya avanzado en edad, fue invitado por el juez a negar a Cristo, pero, por peseverar en la confesión de la fe, fue atormentado en el potro y finalmente traspasado por una lanza.
En Milán, de Lombardía, san Arialdo, diácono y mártir, que reprendía enérgicamente las costumbres de los clérigos simoníacos y depravados, y por su celo en favor de la casa de Dios fue asesinado cruelmente por dos clérigos.
En Gap, de la Provenza, en Francia, san Arigio, obispo, que se distinguió por su paciencia en las adversidades, por su celo en enfrentarse a los simoníacos y por su caridad para con los monjes que habían sido enviados desde Roma para evangelizar Inglaterra.
Conmemoración de san Aristarco de Tesalónica, que fue discípulo de san Pablo, fiel compañero en sus viajes y prisionero con él en Roma (s. I).
En Atenas, san Aristídes, filósofo, notabilísimo por su fe y por su ciencia, que dedicó algunos de sus libros sobre la religión cristiana al emperador Adriano (c. 150).
En Alejandría, en Egipto, san Aristo, presbítero y mártir (s. inc.).
En Porto Romano, san Aristón, mártir hacia el siglo IV.
Santos Aristón, Crescenciano, Eutiquiano, Urbano, Vidal, Justo, Felicísimo, Félix, Marcia y Sinforosa, Campania (Italia), 285.
En la Bretaña Menor, san Armagilo, eremita (s. VI).
En la ciudad de Pavía, en la Lombardía (hoy Italia), san Armentario o Armentaro, obispo, que colocó solemnemente en la basílica de San Pedro in Cælo Aureo el cuerpo de san Agustín, trasladado por el rey Liutprando.
Conmemoración de San Armogastes, San Arquinimo y San Saturno, mártires, que en África, en tiempo de la persecución desencadenada por los vándalos bajo el rey arriano Genserico, sufrieron graves suplicios y oprobios por la confesión de la verdad (c. 462).
Conmemoración de San Armogastes, San Arquinimo y San Saturno, mártires, que en África, en tiempo de la persecución desencadenada por los vándalos bajo el rey arriano Genserico, sufrieron graves suplicios y oprobios por la confesión de la verdad (c. 462).
En la aldea de Steyl, en los Países Bajos, beato Arnoldo (Arnold, Arnaldo) Janssen, presbítero, que, para difundir la fe en las misiones, fundó la Sociedad del Verbo Divino.
En Gap, de la Provenza, en Francia, san Arnulfo, obispo, que sufrió mucho para restaurar la vida de la Iglesia (c. 1075).
En Metz, ciudad de Austrasia, san Arnulfo, obispo, consejero de Dagoberto, rey de Austrasia, cargo al que renunció para abrazar la vida eremítica en los Vosgos.
En Aldemburgo, en Flandes, muerte de san Arnulfo, obispo de Soissons. Monje después de haber sido soldado, fue elevado al episcopado, desde donde se esforzó en buscar la paz y la concordia, y, finalmente, murió en el monasterio que él mismo había fundado.
En Ostia del Tíber, santos Ciriaco y Arquelao, mártires (s. inc.).
Conmemoración de san Arquipo, compañero en los combates del apóstol san Pablo, que lo recuerda en las cartas a Filemón y a los Colosenses (s. I).
Conmemoración de san Arsacio, que, en tiempo del emperador Licinio, dio testimonio de su fe en Cristo y, apartándose del ejército, llevó vida solitaria en Niconedia. Finalmente, vaticinando la futura destrucción de la ciudad, entregó su espíritu a Dios mientras oraba (c. 358).
En el monte Scete, en Egipto, san Arsenio, que, según la tradición, fue diácono de la Iglesia de Roma, y en tiempo del emperador Teodosio se retiró a la soledad, donde, consumado en todas las virtudes, rindió su espíritu a Dios (s. IV/V).
En Armo, cerca de Reggio Calabria (hoy Italia), san Arsenio, eremita, célebre por su espíritu de oración y por su austeridad
En la isla de Corfú, en Grecia, san Arsenio, obispo, que fue un pastor completamente dedicado a su grey y asiduo en la oración nocturna (s. X).
En la Cartuja de Arvières, en la Borgoña, fundada por él mismo, san Artaldo, obispo de Belley, que tenía cerca de noventa años cuando, a pesar suyo, fue elegido obispo, pero a los dos años renunció, volviendo a la vida monástica, y falleció a la edad de ciento seis años.
En Pozzuoli, en la región de la Campania (hoy Italia), san Artemas, mártir (s. III/IV).
Mártir de origen Irlandés, sacrificado por los musulmanes en 1282.
En Elphin, en Irlanda, san Asaco, obispo, considerado como discípulo de san Patricio y primer obispo de esta Iglesia (s. V).
En Llan-Elwy, en Cambria (País de Gales), san Asaf, abad y obispo de la sede que después llevó su nombre (s. VI ex.).
En la ciudad de Antinoe, en la Tebaida (hoy Egipto), san Ascla, mártir, que no temió las amenazas del juez, dado que le causaba mucho más temor renegar de Cristo, y después de variados tormentos, fue arrojado al río (s. IV)
En Antioquía, de Siria, san Asclepíades, obispo, que fue uno del preclaro número de confesores de la fe durante el tiempo de las persecuciones.
Conmemoración de los santos Herodión, Asíncrito y Flegón, a los que el apóstol san Pablo saluda en la Carta a los romanos (s. I).
En Egea, de Cilicia, santos mártires Claudio, Asterio y Neón, hermanos, que, según tradición, acusados por su madrastra de ser cristianos, fueron decapitados en tiempo del emperador Diocleciano y del prefecto Lysias.
En Ostia Tiberina, san Asterio o Eusterio, mártir (c. s. III).
En Cesarea de Palestina, santos Marino, soldado, y Asterio, senador, mártires bajo el emperador Galieno. El primero, delatado que era cristiano por un compañero envidioso, profesó su fe ante el juez con palabras muy claras y, decapitado, alcanzó la corona del martirio. Asterio, por haber honrado el cuerpo del mártir extendiendo por debajo la propia veste con que se cubría, mereció a su vez ser martirizado (c. 260).
En el lugar de Nakiwubo, en Uganda, san Atanasio Bazzekuketta, mártir, quien siendo uno de los pajes de la casa real, y recientemente bautizado, mientras era conducido al lugar del suplicio con algunos otros por su fe en Cristo, rogó a los verdugos que le matasen allí mismo, y culminó el martirio batido a golpes.
En el monte Athos, san Atanasio, hegúmeno, humilde y pacífico, que estableció la vida cenobítica en la Gran Laura (c. 1004).
Conmemoración de san Atanasio de Jerusalén, diácono de la iglesia de la Santa Resurrección y mártir, que fue atrozmente atormentado por el monje hereje Teodosio por reprobarle su impiedad y por haber defendido el Concilio de Calcedonia contra quienes lo impugnaban (451/452).
En Nápoles, ciudad de la Campania, san Atanasio, obispo, a quien las insidias de su impío sobrino Sergio hicieron sufrir mucho, hasta verse incluso expulsado de su sede episcopal. Sumido en la miseria, voló al cielo en Véroli, país de los hérnicos.
En Neocesarea, del Ponto, san Atenodoro, obispo, hermano de san Gregorio Taumaturgo, que fue tan aventajado en las letras divinas, que, pese a su juventud, se le consideró digno de ejercer el ministerio episcopal (c. 304).
En Sebaste, de Armenia, san Atenógenes, corepíscopo y mártir, que dejó a sus discípulos un himno en el que habla de la divinidad del Espíritu Santo, y que fue arrojado al fuego por ser cristiano (c. 305).
En Alejandría, en Egipto, conmemoración de los santos Herón, Ateo e Isidoro, y el niño de doce años Dióscoro, mártires durante la persecución bajo Decio. Cuando el juez vio a los tres primeros fuertes en la fe y destrozados por los varios tormentos, los mandó quemar, pero a san Dióscoro, flagelado, le diferió la muerte.
En la ciudad de Zamora, también en Hispania, san Atilano, obispo, que, siendo monje, fue compañero de san Froilán en la predicación de Cristo por las tierras devastadas por los musulmanes.
En Pistoya, en la Toscana, san Atón, obispo, que había sido abad en la Orden de Vallumbrosa y luego fue puesto al frente de esta Iglesia (c. 1153).
En el monasterio de Bobbio, en la Liguria, san Attalo o Atalas, abad, que, amante de la vida cenobítica, se retiró primero al monasterio de Lérins y después a Luxeuil, y más tarde sucedió a san Columbano en ese lugar, brillando en gran manera por su celo y discreción.
En Cambrai, de Austrasia, san Auberto, obispo (c. 670).
Santos Anatolia y Audax, mártires, Velino (Italia), 251.
En Clichy, en la región de París, muerte de san Audeno, obispo de Rouen, que desde el cargo de refrendario del rey Dagoberto fue elevado al episcopado y gobernó felizmente su iglesia a lo largo de cuarenta y tres años, fundando muchísimos templos y protegiendo los monasterios.
En el territorio de Théouranne, en Flandes, san Audomaro, que, siendo discípulo de san Eustasio, abad de Luxeuil, fue elegido obispo de los Marinos y renovó allí la fe cristiana (c. 670).
En la ciudad de Xilinxian, en la provincia china de Guangxi, san Agusto Chapdelaine, presbítero de la Sociedad de Misiones Extranjeras de París y mártir, que, detenido por los soldados junto con muchos neófitos de esta región a los que había convertido, recibió trescientos azotes, fue encerrado en una reducido agujero y finalmente degollado.
En Bourges, ciudad de Aquitania, san Augusto, presbítero y abad, al cual una enfermedad le tenía manos y pies anquilosados, de manera que se aguantaba sobre las rodillas y codos, y fue milagrosamente curado por intercesión de san Martín. Reunió a muchos monjes y se dedicó a la plegaria continua (c. 560).
En Viviers, junto al Ródano, en Neustria, san Aulo o Augulo, obispo, que, según cuenta la tradición, fundó en su ciudad un hospital y emancipó a muchos siervos (s. VII).
En Lyon, en la Galia, sepultura de san Aureliano, obispo de Arlés, el cual, nombrado vicario en la Galia por el papa Vigilio, fundó en su ciudad dos monasterios, uno masculino y otro femenino, a los que dio una Regla propia.
En Cartago, san Aurelio, obispo, firmísimo pilar de la Iglesia, que trabajó para que sus fieles no se dejasen arrastrar por las reinantes costumbres paganas y puso su sede episcopal en el mismo lugar donde existía un simulacro de la diosa Celeste.
En Maguncia, en la Galia Bélgica, santos Aureo, obispo, Justina, su hermana, y compañeros, mártires, que, mientras celebraban la Eucaristía, fueron asesinados por paganos hunos (s. V).
En Angulema, en Aquitania, san Ausonio, considerado el primer obispo de esta ciudad (s. IV/V).
En Toul, en la Galia Bélgica, san Auspicio, obispo (s. V).
En Auch, ciudad de Aquitania, san Austindo, obispo, que construyó la iglesia catedral de esta ciudad, mejoró las costumbres del pueblo y fue modelo en la casa de Dios.
En Bourges, en Aquitania, san Austregisilo, obispo, quien se entregó como ministro de caridad, sobre todo entre los pobres, los huérfanos, los enfermos y los condenados a muerte (c. 624).
En Arvernia (hoy Clermont-Ferrand), de Aquitania, san Austremonio, obispo, que, según la tradición, predicó en esta ciudad la palabra de la salvación.
Compañero de san Marcial, con dos presbíteros, llamados Alpiniano y Austricliniano, en Limoges de Francia; cuya vida fue muy ilustre por sus milagros.
En Avranches, de Neustria (hoy Francia), san Autberto, obispo, promotor del culto a san Miguel Arcángel en el monte Tumba (hoy Saint-Michel de Tombelaine-sur-Mer).
En Bitinia (hoy Turquía), san Autónomo, obispo y mártir (c. s. III).
En Milán, de la Lombardía, san Auxano (c. 589).
En el monte Scopa, en Bitinia, san Auxencio, presbítero y archimandrita, el cual, aprovechando la cátedra que ocupaba, defendió la fe de Calcedonia con la voz de sus virtudes (s. V).
En Châteaudun, cerca de Chartres, en la Galia, tránsito de san Aventino, obispo, que había ocupado la mencionada sede de Chartres.
En Troyes, en la Galia Lugdunense, san Aventino, que fue servidor de san Lupo, obispo.
En Vençay, cerca de Tours, en Francia, san Avertino, diácono, que acompañó a santo Tomás Becket al destierro, y a la muerte de éste volvió a dicho lugar, viviendo como ermitaño.
En Vienne, en la Galia Lugdunense, san Avito, obispo, que, en tiempo del rey Gundobaldo, con su fe y su actividad pastoral defendió a la Galia de la herejía arriana.
En Orleans, en la Galia, san Avito, abad (c. 530).
San Avito o Avitio mártir
En Betsaloe, de la provincia de Augusta Eufratesia, en Siria, santos Sergio y Baco, mártires (s. III/IV).
En Tours, de Neustria, san Baldo, obispo, que distribuyó en limosnas para los pobres el dinero que le había dejado su predecesor (c. 552).
En Lyon, de la Galia, san Baldomero (Willebaldo o Winebald), subdiácono, hombre dedicado a Dios (c. 660).
En Rieti, ciudad de la Sabina, san Balduíno, abad, discípulo de san Bernardo en el monasterio de Claraval, que fue enviado por el mismo san Bernardo a esta ciudad para fundar y regir el monasterio de San Mateo sub Lacu.
En Ravena, de la región de la Flaminia, san Barbaciano, presbítero (s. V).
Cerca de Benevento, en la Campania, san Barbado o Barbato, obispo, del que se cuenta que convirtió a los longobardos junto con su caudillo.
En Antioquía, de Siria, san Bárlaam, mártir, el cual, aunque rústico e ignorante, pero fortalecido por la sabiduría de Cristo, con una invicta constancia en la fe rechazó el fuego y el incienso que le ponían en las manos para que sacrificara a los ídolos, y, por la ferocidad del tirano, obtuvo la palma del martirio.
En el monasterio de Romans, junto al río Isère, en la región de los Alpes franceses, sepultura de san Barnardo, obispo de Vienne, que, dejando el servicio del emperador Carlomagno, abrazó la milicia de Cristo, repartió entre los pobres los bienes recibidos de su padre, construyó dos cenobios, el de Ambronay y el de Romans, en donde terminó sus días.
En el Monte Albano, en la Toscana, san Baroncio, ermitaño (s. VII).
Cerca de Gaza, en Palestina, san Barsanufio, anacoreta, quien, de origen egipcio, dotado de gracias de contemplación, fue también eximio por la integridad de su vida.
En Edesa, ciudad de Siria, conmemoración de san Barses, obispo, que condenado al destierro por el emperador arriano Valente a causa de su fe católica, hubo de morar en lejanas tierra y, fatigado al tener que cambiar por tres veces de lugar, falleció un día desconocido del mes de marzo.
En Edessa, de Osroene (hoy Turquía), san Barsimeo, obispo, que en tiempo del emperador Decio fue azotado por su fe en Cristo, pero terminada la persecución y liberado de la cárcel, dedicó el resto de su vida a gobernar con total entrega la Iglesia que tenía encomendada (s. III).
En Vicenza, en la región de Venecia, conmemoración de san Bartolomé de Bregantia, obispo, de la Orden de Predicadores, que fundó en esta ciudad la Milicia de Jesucristo para defender la fe católica y la libertad de la Iglesia.
En Calabria, san Bartolomé de Simero, presbítero y abad, que, después de haber abrazado la vida eremítica, fundó un monasterio para los griegos.
En el monasterio de Grottaferrata, en la región de Frascati, próximo a Roma, san Bartolomé, abad, que, nacido en Calabria, fue al encuentro de san Nilo, cuya vida y costumbres dejó por escrito, estuvo al lado suyo al final de su vida, en el cenobio tusculano que había fundado bajo la disciplina ascética de los orientales, y continuó su obra convirtiéndolo en una escuela de ciencias y de arte.
En la ciudad de Lodi, en la Liguria (hoy Italia), conmemoración de san Basiano, obispo, que luchó enérgicamente, junto con san Ambrosio de Milán, para proteger a su grey de la herejía de los arrianos, que aún persistía en su diócesis.
En Amasea, del Ponto, san Basileo, obispo y mártir, en tiempo del emperador Licinio.
También en Roma, en la vía Latina, santos Jovino y Basileo, mártires el día de Navidad de que sufrieron en Roma durante la persecución de Valeriano, 258.
En Alejandría, en Egipto, san Basílides, que, en tiempo del emperador Septimio Severo, al conducir a la virgen santa Potamiena al suplicio, la protegió de las intenciones deshonestos de algunos hombres, recibiendo como premio la gracia de convertirse a Cristo y, después de un breve combate, llegar a ser mártir glorioso (c. 202).
En Lorium, en la vía Aurelia, a doce miliarios de la ciudad de Roma, san Basílides, mártir (s. inc.).
En Ancira, en Galacia, san Basilio, presbítero y mártir, que, al ser designado emperador Constancio, resistió enérgicamente a los arrianos, y bajo el emperador Juliano rogó a Dios para que ningún cristiano se apartase de la fe, por lo cual, apresado y entregado al prefecto de la provincia, hubo de padecer mucho hasta consumar su martirio.
En Antioquía, de Siria, san Basilio, mártir (s. III).
En Pario, del Helesponto, san Basilio, obispo, que, por defender el culto de las sagradas imágenes, padeció azotes, cadenas y exilio.
En Constantinopla, santos Basilio y Procopio Decapolita, monjes, que en tiempo del emperador León III Isáurico lucharon decididamente en favor del culto a las santas imágenes.
En Comana, en el Ponto (hoy Gumenek, en Turquía), san Basilisco, obispo y mártir (s. IV).
En Tréveris, de Renania, en Austrasia, san Basino, obispo, de la familia de los duques del reino de Austrasia, que primero fue monje, después abad de San Máximo de Tréveris y, elevado finalmente a la sede episcopal de la ciudad, aprobó la fundación del monasterio de Epternach, realizada por santa Irmina.
En Nimes, en la Galia Narbonense, san Baudilio, mártir (s. in.).
En la aldea de Foro, en el Piamonte, san Baudelino, ermitaño (s. VIII).
En Gante, de Flandes, en Neustria, san Bavón, monje, que, discípulo de san Amando, dejó la vida seglar, distribuyó sus bienes entre los pobres y entró en el monasterio fundado en esta ciudad (c. 659).
En Hibernia (hoy Irlanda), san Beano, ermitaño.
En Escocia, san Beano, obispo de Mortlach (c. 1032).
En la región cántabra de Liébana, en Hispania, san Beato, presbítero y monje del monasterio de San Martín de Turieno, que defendió la fe contra la herejía adopcionista y escribió un célebre Comentario sobre el Apocalipsis (c. 802).
En Vendôme, junto al río Loira, san Beato, presbítero y ermitaño (c. s. VII).
En Gavelo, en el territorio de Venecia, san Beda el Joven, monje, que, después de estar sirviendo durante cuarenta y cinco años al emperador Carlomagno, eligió servir el resto de su vida al Señor en el monasterio (c. 883).
En el lugar llamado Fratta Polesine, en el territorio de Rodigo, en la región véneta limitando con Venecia, muerte de san Belino, obispo de Padua y mártir, defensor eximio en Iglesia, que cruelmente malherido por unos sicarios, murió a consecuencia de las lesiones recibidas.
En Comminges, de nuevo junto a los Pirineos, en la Galia, san Bertrán, Beltrán o Bertrando, obispo, que, siguiendo los consejos del papa san Gregorio VII, trabajó incansable para la reforma de la Iglesia, reconstruyó su ciudad abandonada y derruida, edificó la iglesia catedral, en la que instituyó una comunidad de canónigos regulares según la Regla de san Agustín (c. 1123).
En Roma, junto a San Pedro, san Benedicto II, papa, el cual, de espíritu humilde, manso y paciente, se distinguió por su amor a la pobreza y fue insigne también por sus limosnas.
En Dijón, en la Galia Lugdunense, san Benigno, venerado como presbítero y mártir (s. inc.).
En Milán, de la provincia de Liguria, san Benigno, obispo, que en la perturbación ocasionada por las invasiones, administró la Iglesia a él encomendada con sumo tesón y religiosidad
En el monasterio de San Cornelio de Indam, en Germania, tránsito de san Benito, abad de Aniano, que propagó la Regla benedictina, confeccionó un Consuetudinario para uso de monjes y trabajó con empeño en la instauración de la liturgia romana.
En Aviñón, en Francia, san Benito, que, siendo adolescente, ejercía de pastor, hasta que se trasladó a esta ciudad y se dedicó, con la ayuda del preboste, a construir un puente sobre el Ródano, muy útil para los ciudadanos.
En la región de Herbauge, cerca de Poitiers, en Aquitania, de la Galia, san Benito, presbítero.
En el territorio de Nantes, en la Bretaña Menor, san Benito, que llevó vida eremítica en Massérac (s. IX).
En Milán, sepultura de san Benito, obispo.
En Dinan, en Francia, san Benito (Ángel) Menni, presbítero de la Orden de San Juan de Dios, fundador de la Congregación de las Hermanas Hospitalarias del Sagrado Corazón de Jesús.
En Roma, san Benito José Labre, el cual, deseoso desde su adolescencia de una áspera vida penitente, realizó peregrinaciones a célebres santuarios, vistiendo harapos y contentándose con limosnas, dando ejemplo de piedad y penitencia, y regresado a Roma, se entregó a una vida de oración y de pobreza extrema.
En el lugar de Argol, en Persia, san Benjamín, diácono, que al predicar insistentemente la palabra de Dios, consumó su martirio con cañas agudas entre sus uñas, en tiempo del rey Vararane V (c. 420).
En Meissen, de Sajonia, san Benón, obispo, que, por defender la unidad de la Iglesia y mantenerse fiel al Romano Pontífice, fue depuesto y desterrado (c. 1106).
En la ciudad de Marrakech, en el Magreb (hoy Marruecos), santos mártires Berardo, Otón y Pedro, presbíteros, Acursio y Aiuto, religiosos, todos de la Orden de los Hermanos Menores, los cuales, enviados por san Francisco para anunciar el Evangelio a los musulmanes, fueron apresados en Sevilla y trasladados a Marrakech, donde les ajusticiaron por orden del príncipe de los sarracenos.
En Montier-en-Der, en la actual región de la Champaña, en Francia, san Bercario, primer abad de Hautvillers y luego de Der, que fue herido con un punzón el día de Jueves Santo por un monje al que había castigado, y el día de la Resurrección pasó al cielo.
En Andage o Andain, en los bosques de Ardennes, en Austrasia, san Beregiso, abad, que fundó en este lugar un monasterio de canónigos regulares, el cual presidió con fidelidad (c. 725).
En el monasterio de Saint-Papoul, en la Galia, san Berengario, monje.
En Lecce, en la Apulia, san Bernardino Realino, presbítero de la Compañía de Jesús, ilustre por su caridad y su benignidad, que, despreciando los honores del mundo, se entregó al cuidado pastoral de los presos y de los enfermos, y al ministerio de la palabra y del sacramento de la penitencia.
En Vic, localidad de Cataluña, en España, san Bernardo Calbó, obispo, que, renunciando a su oficio de juez, fue monje cisterciense y abad de sumonasterio, para ser elegido más tarde para la sede de Vic, promoviendo la verdadera doctrina.
En Parma, de la Emilia, san Bernardo, obispo, el cual, siendo monje, se aplicó a una vida de perfección, y después, como cardenal, buscó el bien de la Iglesia, para, finalmente, ya obispo, procurar la salvación de las almas.
En Palermo, ciudad de Sicilia (hoy Italia), san Bernardo de Corileone, de la Orden de los Hermanos Menores Capuchinos, admirable por su caridad y eximio por su penitencia.
En Mont-Joux, en el Valais, san Bernardo de Menthone, presbítero, que siendo canónigo y arcediano de Aosta, durante muchos años habitó en las cumbres de los Alpes, fundando allí un célebre cenobio, y para acoger a los viajeros, en dos montes estableció refugios que llevan aún su nombre.
En el monasterio de Montsalvy, en Francia, san Bernardo de Rodez, abad de los canónigos regulares de ese cenobio.
En el monasterio de Tiron, junto a Chartres, en Francia, san Bernardo, abad, que llevó vida eremítica en bosques y en la isla Chausey, siendo maestro insigne de los discípulos que acudían a él en gran número, a los que encaminaba hacia la perfección evangélica.
En Utrech, de Güeldres, en Lotaringia, san Bernoldo o Bernulfo, obispo, que libró del dominio de los señores laicos a las iglesias y a los monasterios de su diócesis, fundó nuevas iglesias e introdujo los usos y costumbres cluniacenses en los monasterios.
En Hildesheim, de Sajonia, en Germania, san Bernwardo, obispo, que defendió a sus fieles de las incursiones, restauró la disciplina del clero en numerosos sínodos y fomentó la vida monástica.
En Cenomanum (hoy Le Mans), de Neustria, san Bertrando, obispo, pastor pacífico, muy atento a las necesidades de los pobres y de los monjes.
En el monasterio de Malonne, en Brabante, san Bertuino, venerado como obispo y abad.
En el monasterio de Bobbio, en la Liguria, san Bertulfo, abad, sucesor de san Atalo en el gobierno del mismo cenobio.
En Alejandría, san Besa, mártir, que, siendo soldado, intentó contener a los que insultaban a los mártires Santos Julián y Euno, por lo cual fue denunciado ante el juez y, por perseverar en la fe, fue degollado (s. III).
En Scete, en Egipto, san Besarión, anacoreta, que por amor de Dios se comportó como mendigo y peregrino (s. IV).
En Carnuto (hoy Chartres), en Neustria, san Betario, obispo (c. 623).
En Pisidia, santos Bianor y Silvano, mártires (s. IV).
En Pisidia, santos Bianor y Silvano, mártires (s. IV).
En Dariórigo (hoy Vannes), en la Bretaña Menor, san Bilio, obispo y mártir, que fue asesinado por los normandos durante el saqueo de esa ciudad (c. 914).
En Winchester, en Inglaterra, sepultura de san Birino, el cual, enviado a Gran Bretaña por el papa Honorio, tuvo su primera sede en Dorchester y difundió con empeño el anuncio de la salvación entre los sajones occidentales.
En el monasterio de Bobbio, en la región de Emilia (hoy Italia), san Bladulfo, presbítero y monje, discípulo de san Columbano (c. 630).
En Dumblan, en Escocia, san Blano, obispo. (s. VI)
En Dobrowo, en Polonia, muerte de san Bogumilo, obispo de Gniezno, que, después de renunciar a su sede, llevó en este lugar vida eremítica, consumado por su austeridad.
En Fara, cerca de Cingoli, en el Piceno, de Italia, san Bonfilio, que, siendo obispo de Foligno, estuvo diez años en Tierra Santa y, al regresar a Italia, se retiró al monasterio de Storaco, del que había sido abad, muriendo finalmente en soledad (c. 1115).
Memoria de san Bonifacio, obispo y mártir, que era monje en Inglaterra con el nombre de Wifrido por el bautismo, pero, llegado a Roma, el papa san Gregorio II le ordenó obispo, cambiándoselo a Bonifacio y enviándolo a Germania para anunciar a aquellos pueblos la fe de Cristo, donde logró ganar para la religión cristiana a mucha gente. Rigió la sede de Maguncia y hacia el final de su vida, al visitar a los frisios, en Dokkum fue asesinado por los paganos, consumando así su martirio.
En el monasterio de Camera, cerca de Bruselas, en Brabante, sepultura de san Bonifacio, que fue obispo de Lausana, abrazando después la vida ascética junto a la casa de las monjas cistercienses del lugar.
En Roma, en el cementerio de Máximo, en vía Salaria Nueva, sepultura de san Bonifacio I, papa, que trabajó para solucionar muchas controversias sobre disciplina eclesiástica.
En Roma, junto a la basílica de San Pedro, san Bonifacio IV, papa, que obtuvo del emperador Focas el templo del Panteón, el cual transformó en iglesia dedicada a la santísima Virgen y a todos los mártires, y fomentó mucho la disciplina monástica.
En Lyon, ciudad de la Galia (hoy Francia), muerte de san Bonito, obispo de los arvernios, que era prefecto de Marsella cuando fue elevado al episcopado para ocupar el lugar de su hermano san Avito. Diez años más tarde renunció a la sede, se retiró al monasterio de Manglieu y, después de peregrinar a Roma, al regreso murió en Lyon (c. 710).
En Lucedio, en el Piamonte, san Bononio, abad, que llevó una vida eremítica, primero en Egipto y después en el monte Sinaí.
En Tréveris, en la Galia Bélgica, san Bonoso, obispo, que, junto a san Hilario de Poitiers, trabajó con celo y doctrina para que en las regiones de la Galia se mantuviese la integridad de la fe (c. 373).
Conmemoración de los santos Bonoso y Maximiano, mártires. La crítica histórica dice que murieron en Antioquía, de Siria, pero la Iglesia de Jaén los considera martirizados en la ciudad de Arjona.
En la región de Sodermanland, en Suecia, san Botvido, mártir, sueco de nacimiento y bautizado en Inglaterra, que estuvo trabajando en la evangelización de su patria hasta que un criado suyo, a quien él había liberado de la esclavitud, le asesinó.
En Irlanda, san Brendán o Brandano ("El Viajero"), abad de Clonfert, diligente propagador de la vida monástica, del cual se cuenta una navegación fabulosa (577/583).
Conmemoración de san Bretanión, obispo de Tomis, en Escitia (hoy Ucrania), que se opuso energicamente al emperador arriano Valente y se distinguió por su santidad y por su celo en defensa de la fe católica (s. IV).
En Tours, de la Galia Lugdunense, san Bricio, obispo, discípulo de san Martín de Tours, que sucedió a su maestro y durante cuarenta y siete años padeció muchas adversidades.
En Bretaña Menor, san Brieuc, obispo y abad, natural de Cambria (País de Gales), quien fundó un monasterio en la costa armórica (Bretaña), que posteriormente fue elevado a la dignidad de sede episcopal (c. 500).
En Skara, en Suecia, san Brinolfo Algotsson, obispo, célebre por su actividad eclesiástica y su ciencia.
En Tréveris, en la Galia Bélgica, san Britón, obispo, quien defendió a su grey de los errores de Prisciliano, pero tratando en vano de detener, juntamente con los obispos san Ambrosio de Milán, y san Martín de Tours, la violencia de los que reclamaban la ejecución de Prisciliano y de sus seguidores.
En la ciudad de Colonia, en la Lotaringia, de Germania, san Bruno, obispo, que siendo hermano del emperador Otón I, recibió conjuntamente el gobierno de Lotaringia y la función episcopal, y llevó a cabo su misión sacerdotal con gran fidelidad, mostrando a la vez su gran magnanimidad como príncipe.
En Segni, en el Lacio, san Bruno, obispo, que trabajó intensamente en la reforma de la Iglesia, por lo que tuvo que sufrir mucho y se vio incluso obligado a dejar su diócesis, encontrando refugio en Montecasino, monasterio del que fue abad durante un tiempo.
En Wurzburgo (Würzburg), de Franconia, en Alemania, san Bruno, obispo, que reconstruyó la iglesia catedral, reformó el clero y explicó al pueblo las Sagradas Escrituras.
En Moravia oriental, san Bruno, obispo de Querfurt y mártir, el cual, cuando acompañaba a Italia al emperador Otón III, movido por la autoridad de san Romualdo abrazó la disciplina monástica, recibiendo el nombre de Bonifacio. Vuelto a Alemania y creado obispo por el papa Juan X, durante una expedición apostólica fue despedazado, junto con dieciocho compañeros, por unos idólatras.
En Würzburg, en Austrasia, san Burcardo o Bucardo, el cual, oriundo de Inglaterra, fue ordenado por san Bonifacio como primer obispo de esta sede.
En el monasterio de Lan-Carvan, en Cambria meridional, san Cadoc, abad, bajo cuya autoría también fueron fundados muchos monasterios en la región de Cornwall (Cornualles), en Inglaterra, y en Bretaña Menor (s. VI).
En Laon, de la Galia, san Cagnoaldo, obispo, discípulo de san Columbano y único ministro ayudante en el eremo cerca de Briançon (c. 632).
En Etiopía, san Caleb o Elesbaán, rey de Etiopía, que sometió a los enemigos de Cristo en represalia por los mártires de Nagrán y, según se dice, en tiempo del emperador Justino envió a Jerusalén su corona real, viviendo luego como monje, en respuesta a un voto que había hecho, hasta que partió al encuentro del Señor (c. 535).
En Chartres, de Neustria, san Caletrico, obispo (ante 573).
En Milán, en la región Transpadana, san Calimero, obispo (s. II ex.).
En Gangra, de Papflagonia, san Calínico, mártir (s. II/III).
En Pompeiópolis, de Cilicia, san Caliopio, mártir (s. IV).
Mártir salesiano misionero en China.
En el monte Cronio (hoy Gemmariario), cerca de las termas de Selinunte, en Sicilia occidental, san Calógero, eremita (c. s. V).
En Troyes, ciudad de Francia, san Cameliano, obispo, discípulo y sucesor de san Lupo (s. VI).
En la región de Ossory, en Hibernia (hoy Irlanda), san Cánico, abad del monasterio de Achad-bó (hoy Aghaboe), uno de los muchos que fundó.
En Atela, en la Campania, san Canión, obispo y mártir (s. III/IV).
En Odense, ciudad de Dinamarca, san Canuto, mártir, rey de ardiente celo, que dio gran esplendor al culto en su reino, promovió el estado clerical y asentó sólidamente las iglesias de Lund y Odense, siendo finalmente asesinado por unos sediciosos.
En los bosques cercanos a Ringsted, en Dinamarca, san Canuto, apellidado Lavard, mártir, quien, hecho duque de Schleswig, ejerció el poder de modo justo y prudente, y favoreció la piedad de su pueblo. Murió asesinado por enemigos que rechazaban su autoridad.
En la ciudad de Agen, en Aquitania, san Caprasio, mártir (c. 303).
En la isla de Lérins, en la Provenza, san Caprasio, solitario, que, juntamente con san Honorato, se retiró allí y dio comienzo a la vida monástica.
En Menevia, de Cambria, en Gales, san Carádoco, presbítero y ermitaño, que siendo tañedor de arpa en el palacio real, al constatar que allí se quería más a los perros que a los hombres, decidió servir a Dios bajo la dirección del abad Teliavo.
En Chartres, en la Galia Lugdunense, san Carauno, mártir (s. V).
En Bretaña, san Carentoco, obispo y abad de Cardigan (s. VII).
En el monasterio de Anille, en la Galia Cenomanense, san Carilefo, abad (s. VI).
En la Antigua Laura (hoy wadi Chareitun), cerca de Belén, en Palestina, san Caritón, abad, perseverante en la oración y ayunos, siendo fundador de muchas lauras en el desierto de Judea (c. 350).
En Roma, san Carlos de Seze, religioso de la Orden de los Hermanos Menores, el cual desde la infancia se vio obligado a ganar el pan cotidiano, e invitaba a sus compañeros a imitar a Cristo y a los santos. Vestido con el sayal franciscano, se entregaba largamente a la adoración del santísimo Sacramento del Altar.
En la región de Ontario, en Canadá, pasión de san Carlos Garnier, presbítero de la Compañía de Jesús y mártir, el cual, mientras bautizaba a catecúmenos, fue gravemente herido por unos paganos que irrumpieron violentamente, muriendo a golpes de hacha. Su memoria se celebra el día diecinueve de octubre, juntamente con otros compañeros.
En Seúl, de Corea, pasión de san Carlos Hyon Song-mun, mártir, que, siendo catequista, hizo largas y difíciles gestiones para facilitar la llegada de misioneros a su país, y finalmente encarcelado junto con otros cristianos, nunca dejó de exhortar a los compañeros hasta, por Cristo, morir decapitado.
En Lismore, en Irlanda, san Cartago, obispo y abad.
En Sebaste, de Armenia, santos Carterio, Estiriaco, Tobías, Eudoxio, Agapio y compañeros mártires, que, siendo soldados, en tiempo del emperador Licinio fueron arrojados a las llamas por permanecer en la fe de Cristo, según nos refiere la tradición (c. 320).
En Autun, en la Galia Lugdunense, san Casiano, obispo (s. IV).
En Benevento, de la Campania, san Casiano, obispo (s. IV).
En Foro Cornelio (hoy Imola), en la provincia de Flaminia, san Casiano, mártir, que, habiéndose negado a adorar a los ídolos, fue entregado a manos de niños, a los que enseñaba como maestro, para que le torturaran con sus punzones hasta la muerte y así resultara tanto más duro el dolor de su martirio, cuanto más débiles eran las manos que le torturaban (c. 300).
En Tánger, de la Mauritania, san Casiano fue mártir hacia el año 300.
En Narni, de la Umbría, san Casio, obispo, de quien el papa san Gregorio I Magno cuenta que cada día ofrecía sacrificios de expiación acompañados de lágrimas, que entregó en limosna todo lo que tenía, y que el día de la Solemnidad de los Apóstoles acostumbraba ir a Roma. Murió en su ciudad, después de celebrar la Eucaristía y haber distribuido el Cuerpo del Señor.
En Apta Julia (hoy Apt), ciudad de la Provenza, san Cástor, obispo, quien, deseando dar a conocer a los hermanos de un nuevo monasterio la vida de los monjes, pidió a san Juan Casiano que redactase las célebres Colaciones sobre los ascetas de Egipto (c. 420).
En Karden, cerca del Mosa, en el territorio de Tréveris, san Cástor de Aquitania, presbítero y eremita (s. IV).
En Tarso, de Cilicia, san Castor, mártir (s. inc.).
En Castel Volturno, en la Campania, san Castrense, mártir (s. inc.).
En Milán, ciudad de la Transpadania, san Castriciano, obispo del siglo III.
En Roma, en la vía Labicana, san Cástulo, mártir (s. inc.).
En Táranto, en la Apulia, san Cataldo, obispo y peregrino, de origen irlandés, como dice la tradición (c. s. VII).
En Cartago, conmemoración de los santos Catulino, diácono y mártir, alabado por san Agustín en un sermón al pueblo, y demás santos mártires que descansan en la basílica de Fausto.
En Milán, en la Galia Traspadana (margen izquierda del Po), san Cayo, obispo (s. III).
En Mesia (hoy en Rumania), santos Hermes y Cayo, mártires, originarios de Reciaria y de Bolonia, respectivamente (s. IV).
En Roma, en el cementerio de Calixto, en la vía Apia, sepultura de san Cayo, papa, que, escapando de la persecución del emperador Diocleciano, murió como confesor de la fe.
En Lichfield, en Inglaterra, san Ceada, obispo, que en momentos difíciles ejerció el oficio episcopal en las provincias de Mercia, Lindisfarne y del centro de Inglaterra, desempeñando este ministerio con gran perfección de vida, según los ejemplos de los antiguos padres.
En Cartago, san Cecilio, presbítero, que convirtió a la fe en Cristo a san Cipriano (s. III).
an Cecilio fue el primer obispo de Granada. Murió martirizado durante las persecuciones de Nerón, quemado en el monte de Granada.
En Lastingham, de la Nortumbria, san Ceda, hermano de san Ceada, ordenado obispo de los sajones orientales por san Finano, asentando los cimientos de esta nueva Iglesia.
En Roma, junto al cementerio de Calixto, en la vía Apia, sepultura de san Zeferino, papa, el cual gobernó la Iglesia durante dieciocho años y mandó a su diácono san Calixto construir para la Iglesia Romana el citado cementerio (217/218).
En Calahorra, en la Hispania Tarraconense, santos Emeterio y Celedonio, los cuales, estando cumpliendo la milicia en los campamentos junto a León, en la provincia de Galicia, por confesar el nombre de Cristo al inicio de la persecución fueron conducidos a Calahorra y allí coronados con el martirio (c. s. IV).
En Cartago, ciudad de África, san Celerino, lector y mártir, que confesó denodadamente a Cristo en la cárcel, entre azotes, cadenas y otros suplicios, siguiendo las huellas de su abuela Celerina, anteriormente coronada por el martirio, y de sus tíos Lorenzo, paterno, e Ignacio, materno, los cuales, habiendo servido en campamentos militares, llegaron a ser soldados de Dios, obteniendo del Señor palmas y coronas con su gloriosa pasión (s. III).
En Roma, en el cementerio de Priscila, en la vía Salaria, san Celestino I, papa, que se preocupó de que la Iglesia se mantuviese en la verdadera fe y ampliase sus límites, instituyó el episcopado en Gran Bretaña e Irlanda y promovió la celebración del Concilio de Éfeso, en el que se condenó a Nestorio y se saludó a María como Madre de Dios.
En el lugar llamado Ardpatrick, en la región de Munster, en Irlanda, san Celso, obispo de Armagh, que trabajó en favor de la instauración de la Iglesia.
En Cenomano (hoy Le Mans), en la Galia, san Cenérico, diácono y monje, quien, después de visitar los sepulcros de san Martín de Tours y de san Julián de Le Mans, pasó el resto de su vida en la soledad y en la austeridad (s. VII).
En Auxerre, en la Galia Lugdunense, san Censurio, obispo (s. V).
En Grenoble, en Burgundia, san Ceracio, obispo, que escribió al papa san León I para darle las gracias por su escrito a Flaviano, y preservó a su grey del contagio de la herejía (c. 452).
En Populonia, de la Toscana, san Cerbonio, obispo, que, tal como cuenta el papa san Gregorio I Magno, al invadir los lombardos aquella región se refugió a la isla de Elba, dando pruebas de virtud (c. 575).
En Arlés, de la Provenza, san Cesáreo, obispo, que, después de haber llevado vida monástica en la isla de Lérins, recibió ese episcopado en contra de sus deseos. Preparó y reunió sermones apropiados para las festividades que los presbíteros debían leer con objeto de instruir al pueblo y escribió también reglas de vida, tanto para hombres como para religiosas, para dirigir la vida monástica.
En Tarracina, en la costa del Lacio, san Cesáreo, mártir (s. inc.).
En la ciudad de Wan-sha-wa, en la provincia de Hunam, en China, san Cesidio Giacomantonio, presbítero de la Orden de los Menores y mártir, que en la persecución llevada a cabo por los seguidores del movimiento Yihetuan, cuando intentaba proteger de las turbas el Santísimo Sacramento, fue apedreado y, envuelto con un lienzo empapado en petróleo, quemado vivo.
En Abruzzo, san Ceteo o Peregrino, obispo de Amiterno, el cual, al invadir los lombardos la región, fue acusado de haber entregado la ciudad y le condenaron a ser arrojado a un río (c. 600).
En Annaya, del Líbano, muerte de san Charbel (José) Makhluf, cuya memoria se celebra el veinticuatro de julio.
En el monasterio de Clonmacnoise, a orillas del río Shannon, en Hibernia, san Ciarano (o bien Querano o Kiriano), presbítero y abad, fundador de dicho cenobio (s. VI).
San Cindeo mártir, Sida de Panfilia (Asia Menor), s. III.
En el monasterio de Geneouillac, cerca de Perigueux, en la Galia, san Cipriano, abad, preclaro por el cuidado de los enfermos (s. VI).
Santos Sabino y Cipriano, mártires, Brescia, s. V.
En Cartago, de la África romana, pasión de san Cipriano, obispo muy esclarecido en santidad y doctrina, que gobernó sabiamente la Iglesia en tiempos difíciles, consolidando la fe de los cristianos en medio de tribulaciones, e imperando Galieno, después de sufrir un penoso exilio, consumó su fe en el martirio, decapitado por orden del procónsul, ante gran concurrencia de pueblo. Su memoria se celebra también el16 de septiembre.
En Toulon, en la Provenza, de la Galia, san Cipriano, obispo, discípulo de san Cesáreo de Arlés, que defendió en varios sínodos la fe ortodoxa sobre la gracia, enseñando que nadie puede llegar a lo divino si antes no ha sido llamado por la gracia de Dios (c. 543).
En Buonvicino, cerca de Cosenza, en Calabria, san Ciríaco, abad.
En Ostia del Tíber, santos Ciriaco y Arquelao, mártires (s. inc.).
En África, santos Ciríaco y Paula, mártires (c. s. IV).
En Antioquía, ciudad de Siria, san Cirilo, obispo, el cual, siendo emperador Diocleciano, fue encarcelado y desterrado (c. 306).
En Heliópolos, de Fenicia, san Cirilo, diácono y mártir, que bajo el emperador Juliano Apóstata sufrió un cruel martirio (c. 362).
En Axiópolis, en Mesia (hoy Bulgaria), san Cirilo, mártir, que fue martirizado junto con seis compañeros (c. s. III).
En Constantinopla (hoy Estambul, en Turquía), san Ciro, obispo, el cual, siendo monje en Paflagonia, fue elegido para ocupar la sede constantinopolitana, pero, depuesto luego de la misma, murió finalmente en el destierro.
En Vienne, en Burgundia, san Clarencio, obispo (s. VII).
En Vienne, de Borgoña (hoy Francia), san Claro, abad del monasterio de San Marcelo, que dejó a sus monjes un ejemplo de perfección religiosa (660/670).
En Nantes, de la Galia Lugdunense, san Claro, venerado como primer obispo de esta ciudad (s. IV).
En Tours, de la Galia Lugdunense, san Claro, presbítero, discípulo de san Martín de Tours, que al lado del monasterio del obispo construyó una casa, donde congregó a muchos hermanos.
En el monte Jura, san Claudio, a quien se considera como obispo y abad del monasterio de Condat (c. 703).
En Egea, de Cilicia, santos mártires Claudio, Asterio y Neón, hermanos, que, según tradición, acusados por su madrastra de ser cristianos, fueron decapitados en tiempo del emperador Diocleciano y del prefecto Lysias.
En la ciudad de León, en Hispania, santos Claudio, Lupercio y Victorio, mártires, que en la persecución bajo el emperador Diocleciano sufrieron la muerte por Cristo (c. 303/304).
En Paray-le-Monial, de Borgoña, en Francia, san Claudio La Colombière, presbítero de la Compañía de Jesús, que siendo hombre entregado a la oración, con sus consejos dirigió a muchos en su esfuerzo para amar a Dios.
Tercer sucesor de Pedro. Nacido en Roma, fue elegido en el 88, murió mártir en el 97. Exiliado por el emperador Trajano del Ponto, fue arrojado en el mar con un áncora al cuello.
En la ciudad de Nan Dinh, en Tonquín, san Clemente Ignacio Delgado Cebrián, obispo y mártir, que después de pasar cincuenta años predicando el Evangelio, fue encarcelado por orden del emperador Minh Mang a causa de su fe en Cristo y murió en la cárcel, donde tuvo que sufrir mucho.
En Viena, en Austria, san Clemente María Hofbauer, presbítero de la Congregación del Santísimo Redentor, que trabajó admirablemente por la propagación de la fe y por la reforma de la disciplina eclesiástica. Preclaro tanto por su ingenio como por sus virtudes, impulsó a no pocos varones prestigiosos en las ciencias y en las artes a entrar en la Iglesia.
En Metz, de la Galia Bélgica, conmemoración de san Clemente, que es tenido como primer obispo de esta ciudad (s. IV).
En Amasea, en el Ponto, santos Cleónico y Eutropio, mártires en la persecución bajo el emperador Maximiano, siendo procurador Asclepiódato (s. IV).
En Roma, conmemoración de san Cleto (Anacleto), papa, que fue el segundo que rigió la Iglesia Romana después de san Pedro.
Cerca de Aquino, en el Lacio, san Clino, abad del monasterio de san Pedro de Silva (d. 1030).
En la localidad de Nogent, territorio de París, también en la Galia, san Clodoaldo, presbítero, de estirpe regia, que, asesinados sus padres y hermanos y tutelado por su abuela, santa Clotilde, se hizo clérigo renunciando al reino terreno.
En Metz, de Austrasia, en la Galia, san Clodulfo, obispo, hijo de san Arnulfo y consejero real (c. 660).
En las islas Orcadas, próximas a Escocia, san Colman, obispo (c. 1010).
En Hibernia (hoy Irlanda), san Colmán, obispo y abad del monasterio de Dromore, que él mismo fundó, y recordado por su mucho trabajo por Cristo en la región de Down (s. VI). Conoció a San Patricio y fue amigo y consejero de San Macanisio.
En Kilmacduagh, de Hibernia (hoy Irlanda), san Colmán, obispo.
En Stockerau, cerca de Viena, en Baviera (hoy Austria), san Colmano, irlandés, que, cuando se dirigía como peregrino en nombre de Dios a Tierra Santa, le confundieron con un enemigo que estaba exploraba el terreno, por lo cual le colgaron de un árbol, llegando de este modo a la Jerusalén celestial.
En Cluain Uama (hoy Clyne), de Hibernia (hoy Irlanda), san Colmano, obispo.
San Colomano mártir. Evangelizó la Franconia y la Turingia oriental. Trabajó y fue compañero de martirio de san Quiliano (Kilian) y San Totnano.
En la isla de Iona, en Escocia, san Columba o Colum Cille, presbítero y abad, el cual, nacido en Hibernia (hoy Irlanda) e instruido en los preceptos monásticos, fundó, allí y en otros lugares, monasterios célebres por la observancia y por el cultivo de las letras, y ya anciano, esperando el supremo día, murió cuando estaba al pie del altar.
En Irlanda, san Comgall o Congal, abad, que fundó el célebre monasterio irlandés de Bangor y fue un padre sabio y un guía prudente de numerosos monjes.
En Kildare, en Irlanda, san Conleto, obispo, quien compartió con santa Brígida la asistencia espiritual del monasterio que ella dirigía, así como de otros dependientes de él, y debido a su autoridad tuvo un gran ascendiente sobre los prelados de su país (c. 520).
En el cenobio de Santa María de Cardossa, en Lucania, san Cono, monje, el cual, con la protección de Dios, llegó a la perfección de las virtudes mediante la observancia monástica y la inocencia de vida, muriendo cuando era aún joven (s. XIII).
En Pamfilia, san Conón, mártir, hortelano de profesión, que bajo el emperador Decio fue obligado a correr ante un carro con los pies atravesados por clavos y, cayendo de rodillas, entregó el espíritu mientras oraba (c. 250).
En Constanza, de Suabia, en Germania, san Conrado, obispo, óptimo pastor de su grey, el cual hizo generosa providencia de sus bienes en favor de la Iglesia y de los pobres.
En Altötting, en la región alemana de Baviera, san Conrado de Parzham (Juan) Birndorfer, religioso de la Orden de Hermanos Menores Capuchinos, que durante más de cuarenta años ejerció el humilde oficio de portero, siempre generoso con los pobres, y que nunca dejaba marchar a un menesteroso sin haberle ofrecido una ayuda cristiana con sus amables palabras.
En el monasterio de Cava, en la Campania, san Constable, abad, que por su eximia mansedumbre y caridad hacia todos, mereció ser llamado "cubridor de los hermanos".
En Ancona, del Piceno, en Italia, conmemoración de san Constancio, mansionario de la iglesia, conspicuo más por la humildad que por el don de milagros (s. V).
En Aquino, del Lacio, en Italia, san Constancio, obispo, cuyo don de profecía elogia el papa san Gregorio I Magno.
En la ciudad de Perusa, en la Umbría (hoy Italia), san Constancio, obispo (c. s. III).
Cerca de Gap, en la provincia de la Galia, san Constantino, obispo.
En Escocia, san Constantino, rey, discípulo de san Columba y mártir (s. VI).
En Brona, cerca de Pavía, en Lombardía, conmemoración de san Contardo, peregrino, que escogió vivir en pobreza total y, habiendo iniciado el camino de Santiago, contrajo una enfermedad que le causó la muerte.
En Bretaña Menor (hoy Francia), san Convoión, abad, que fundó en Roten el monasterio de San Salvador, en el que, bajo su dirección y siguiendo la Regla de san Benito, floreció un elevado número de monjes, pero destruido el monasterio por los normandos, fundo una nueva casa en Plélan, donde falleció ya octogenario.
En Freising, de Baviera, san Corbiniano, que, ordenado obispo, obtuvo frutos abundantes predicando el Evangelio por la región bávara. Murió por causas naturales y fue enterrado en el monasterio de Meran. Sus reliquias fueron trasladadas a Freising el 765 por el obispo Aribo, biógrafo de Corbiniano.
En Quimper, de la Bretaña Menor, san Corentino, venerado como el primer obispo de esta ciudad (s. VII/VIII).
Conmemoración de san Cornelio, centurión, que en la ciudad de Cesarea, en Palestina, fue bautizado por el apóstol san Pedro, como primicia de la Iglesia de los gentiles (s. I).
Santos Aristón, Crescenciano, Eutiquiano, Urbano, Vidal, Justo, Felicísimo, Félix, Marcia y Sinforosa, Campania (Italia), 285.
En Mira, de Licia, san Crescente, que consumó el martirio por medio del fuego.
En Tomis, en Escitia (actual Constanza, Rumanía), santos Cresto y Papo, mártires (c. s. IV).
En Roma, en el cementerio Trasonas, de la vía Salaria Nueva, santos Crisanto y Daria, mártires, a los que dedicó sus alabanzas el papa san Dámaso (c. 253).
En Aquileya, en el territorio de Venecia, conmemoración de san Crisógono, mártir, a quien se da culto en Roma el día del aniversario de la dedicación de la iglesia cuyo título lleva su nombre.
En Soissons, de la Galia Bélgica, santos Crispín y Crispiniano, mártires (c. s. III).
En Roma, san Crispín de Viterbo, religioso de la Orden de los Hermanos Menores Capuchinos, que mientras recorría los pueblos de las montañas para mendigar limosna, enseñaba los rudimentos de la fe a los campesinos.
En Soissons, de la Galia Bélgica, santos Crispín y Crispiniano, mártires (c. s. III).
En Pavía, ciudad de la Liguria (hoy Italia), san Crispino, obispo.
San Cristiano (Cristian, Christian, Cristano) fue un monje que dio su vida por Cristo.
En el monte Mercurio, de la Lucania, san Cristóbal de Collesano, monje, que, junto con toda su familia, trabajó para extender la vida monástica (s. XI)
En la localidad de La Guardia, en la región española de Toledo, memoria de san Cristóbal, mártir.
En Metz, en Austrasia, san Crodegango, obispo, el cual impuso al clero que viviese dentro del recinto del claustro bajo una íntegra norma de vida, y promovió de modo admirable el canto en la Iglesia.
En Sées, de Neustria, san Crodogango, obispo y mártir (s. VIII).
En Grecia, conmemoración de san Cuadrado, discípulo de los apóstoles, que, según tradición, en la persecución bajo el emperador Adriano, congregó con su fidelidad y laboriosidad a la Iglesia dispersa por el terror, escribiendo un libro —que dio al mismo emperador— en defensa de la religión cristiana, digno de la doctrina apostólica (s. II).
En Útica, en Africa, san Cuadrado, obispo y mártir, que, después de haber dado todo su pueblo, clérigos y seglares, fiel testimonio de Cristo, al cabo de cuatro días siguió, como pastor, a la grey que había apacentado (s. III/IV).
En el lugar después llamado Congresbury, en Inglaterra, san Cungaro, abad, bretón de origen, con cuyo nombre se honran muchas poblaciones e iglesias (s. VI).
En Colonia, de Austrasia, san Cuniberto, obispo, que, después de las invasiones de los bárbaros, renovó en la ciudad y en todos los pueblos la vida de la Iglesia y la piedad de los fieles.
En la isla de Farne, en Northumbria, tránsito de san Cutberto, obispo de Lindisfarne, que en el ministerio pastoral se distinguió por la diligencia que antes demostró en el monasterio y en el eremo, armonizando pacíficamente las austeridades y género de vida de los celtas con las costumbres romanas.
En San Esteban Fano, en Inglaterra, san Cutberto Mayne, presbítero y mártir, el cual, abrazada la fe católica y ordenado sacerdote, ejerció su ministerio en Cornualles hasta que, bajo el reinado de Isabel I, fue condenado a la pena capital por haber publicado unas Cartas Apostólicas, siendo el primero de los alumnos del Colegio de los Ingleses de Kilmaeduagh que fue martirizado.
En Milán, en la región de Liguria (hoy Italia), sepultura de san Dacio, obispo, que en la controversia de los "Tres Capítulos" defendió la sentencia del papa Vigil, al cual acompañó a Constantinopla, donde murió.
En Rodez, de Aquitania, san Dalmacio, obispo, de cuya caridad para con los pobres se hace lenguas san Gregorio de Tours.
En Pavía, de Lombardía, san Damián (Damiano), obispo, cuya carta sobre la recta fe, referente a la voluntad y al obrar de Cristo, fue leída en el Tercer Concilio de Constantinopla.
En la ciudad de Aulona, en Iliria (hoy Albania), san Danacto o Danax, mártir.
En Padua, en la región de Venecia (hoy Italia), conmemoración de san Daniel, diácono y mártir (c. 304).
En Constantinopla, san Daniel, llamado "Estilita", presbítero, que, después de vivir en el cenobio y soportar muchos trabajos, según la costumbre y ejemplo de san Simeón permaneció en lo alto de una columna hasta su muerte, durante treinta y tres años y tres meses, sin que le hicieran mella el frío, el calor, ni los vientos.
En la isla de Bardsey, en el litoral de Cambria septentrional (País de Gales), san Daniel (Deiniol Wyn), obispo y abad de Bangor (c. 584).
San Dato, obispo de Ravena (Italia)
En Västeras, en Suecia, san David, obispo, que, originario de Inglaterra, abrazada la vida monástica como monje cluniacense fue a predicar la fe cristiana a los suecos, y descansó piadosamente, ya anciano, en el monasterio que él mismo había fundado (c. 1082).
En Tesalónica, de Macedonia, san David, eremita, que pasó casi ochenta años recluido en una celda, fuera de los muros de la ciudad (c. 540).
En la ciudad de Guadalajara, en México, san David Galván, presbítero y mártir, que durante la persecución mexicana obtuvo la corona del martirio defendiendo la santidad del matrimonio, siendo fusilado por un soldado, sin previo juicio.
En la ciudad de Usk, en Gales, san David Lewis, presbítero de la Compañía de Jesús y mártir, que, ordenado sacerdote en Roma, celebró ocultamente los sacramentos en su patria durante más de treinta años y prestó ayuda a los pobres, hasta que en el reinado de Carlos II fue ahorcado por ser sacerdote.
En la aldea de San José, del territorio Chilpancingo, en México, san David Uribe, presbítero y mártir.
En la ciudad de Luca, en la Toscana, san Davino, el cual, armenio de nacimiento, vendió todos sus haberes para ser peregrino por Cristo, visitando los Santos Lugares y los sepulcros de los apóstoles, hasta que, habiendo enfermado, descansó en el Señor.
En Ardmore, en la provincia irlandesa de Momonia (hoy Waterford), san Declano, a quien esta Iglesia celebra con gran devoción como su primer obispo (c. s. V).
En Capua, de la Campania, san Decoroso, obispo (después de 680).
En el monasterio de Lure, en Burgundia (hoy Francia), san Deicolo, abad, oriundo de Irlanda y discípulo de san Columbano, que fundó ese monasterio (s. VII).
En Burdeos, de Aquitania, san Delfín, obispo, el cual, unido a san Paulino de Nola con una estrecha amistad, trabajó diligentemente para rechazar los errores de Prisciliano (c. 404).
En Persia, tránsito de san Demetriano o Demetrio, obispo de Antioquía, deportado al destierro por el rey Sapor I (c. 260).
Cerca de Sirmio, en Panonia, san Demetrio, mártir, muy venerado en todo el Oriente y, de modo especial, en la ciudad de Tesalónica (s. III/IV).
En las cercanías de Blois, en la Galia Lugdunense, san Deodato, diácono y abad, que después de llevar vida anacorética, reunió discípulos a los que presidió (s. VI).
En los montes Vosgos, de Burgundia, en Austrasia, san Deodato, obispo de Nevers, que fundó el monasterio que después recibió su nombre (c. 679).
En Nola, de la Campania, san Deodato, obispo, que sucedió a san Paulino de Nola.
En Lons-le-Saulnier, en los montes del Jura, en Francia, san Desiderato, que se cree fue obispo de Besançon (s. V).
En Bourges, en Aquitania, san Desiderato, obispo, que habiendo desempeñado con anterioridad el cargo de canciller en la corte, como obispo dotó a su Iglesia con reliquias de mártires.
En Cahors, de Aquitania, san Desiderio, obispo, que construyó muchas iglesias y monasterios y hasta edificios para el bien común, sin olvidarse de preparar las almas para su celeste Esposo, como verdaderos templos de Cristo.
En el territorio de Lyon, en la Galia, martirio de san Desiderio, obispo de Vienne, que fue enviado al exilio por la reina Brunequilda, a la que había recriminado sus relaciones incestuosas y otras depravaciones, y más tarde, por mandato de la misma, fue coronado con el martirio por lapidación (c. 606).
En el Monte Albano, en la Toscana, san Desiderio, ermitaño (s. VII).
En el monasterio de Montecasino, san Deusdedit, abad, que fue encarcelado por el tirano Sicardo y, consumido por el hambre y las privaciones, entregó su espíritu a Dios.
En la ciudad de Astorga, en Hispania, san Dictino, obispo, que defendió con firmeza la sana doctrina cristiana (s. V).
En Constantinopla, san Dío, por sobrenombre "Taumaturgo", archimandrita, natural de Antioquía, que fue ordenado sacerdote en esta ciudad y en ella fundó un monasterio bajo la regla de los acemetas (s. V in.).
En Nicea, de Bitinia, san Diomedes, mártir (s. inc.)
Conmemoración de san Dionisio Areopagita, que se adhirió a Cristo al escuchar al apóstol san Pablo hablando ante el Areópago, y fue primer obispo de Atenas (s. I).
En Alejandría, en Egipto, san Dionisio, obispo, varón de gran erudición, preclaro por su confesión de la fe y por la diversidad de sufrimientos y tormentos, descansando como confesor de la fe, ya anciano, en tiempo de los emperadores Valeriano y Galieno (c. 265).
En Milán, de la Liguria, conmemoración de san Dionisio, obispo, el cual, habiendo sido desterrado a Armenia por el emperador arriano Constancio a causa de su fe católica, murió allí mereciendo el título propio de los mártires (c. 361).
En Vienne, en la Galia Lugdunense, san Dionisio, obispo (s. IV).
En Roma, de el cementerio de Calixto, en la vía Apia, san Dionisio, papa, el cual, después de la persecución bajo el emperador Valeriano, consoló con cartas piadosas y con su presencia a los hermanos y a los afligidos, con dinero redimió de los sufrimientos a los cautivos y enseñó a los ignorantes los principios de la fe, brillando en toda virtud.
En el lugar de Munyonyo, en Uganda, san Dionisio Ssebuggwawo, mártir, el cual, a los dieciséis años de edad, al reconocer ante el rey Mwanga que había enseñado los rudimentos de la fe cristiana a dos personas de su corte, fue traspasado con una lanza por el mismo rey.
En Mira, de Licia, san Dioscórides, mártir (s. inc.).
En Alejandría, en Egipto, conmemoración de los santos Herón, Ateo e Isidoro, y el niño de doce años Dióscoro, mártires durante la persecución bajo Decio. Cuando el juez vio a los tres primeros fuertes en la fe y destrozados por los varios tormentos, los mandó quemar, pero a san Dióscoro, flagelado, le diferió la muerte.
En Egipto, san Dióscoro, mártir, quien, hijo de un lector, después de muchos y variados tormentos consumó el martirio con la decapitación (c. 303).
En Cartago, ciudad del norte de África (hoy Túnez), san Diosgracias, obispo, que redimió a muchos cautivos capturados por los vándalos, ofreciéndoles cobijo en dos grandes basílicas dotadas de camas y lechos (457/458).
En Renania, san Disibodo, ermitaño, que, habiendo reunido algunos compañeros, fundó un monasterio junto al río Nahe (s. VII).
En Moustiers-en-Fagne, cerca de Cambrai, en Neustria, san Dodón, abad, que, presidiendo el monasterio de Wallers, prefirió retirarse a la vida eremítica (s. VIII).
En Melitene, ciudad de Armenia, san Domiciano, obispo, que trabajó con ahínco en la conversión de los persas (c. 602).
En el monasterio de Bebrón, en la región de la Galia Lugdunense, san Domiciano, abad, que vivió primero vida eremítica en este lugar, y habiendo reunido a muchos en torno suyo para que se dedicasen al servicio de Dios, fija su mirada en el cielo, dejó este mundo en buena ancianidad (s. V).
Conmemoración de san Domicio, de sobrenombre "Médico", eremita en el monte Quros, de Armenia (s. V).
En la ciudad llamada Julia (hoy Fidenza), en el territorio de Parma, en la vía Claudia, san Domino, mártir.
En Tesalónica, en Macedonia, san Domnino, mártir (s. IV).
En Vienne, de la Galia Lugdunense, san Domnino, obispo, que se dedicó a la redención de los cautivos (c. 538).
En Borgo San Domnino, en la región de Parma, san Guido, abad del monasterio de Ponposa, en el que recibió a muchos discípulos y restauró los edificios, preocupándose de modo especial por la oración, la contemplación y el culto divino, y buscando vivir en la soledad, atento sólo a Dios.
En Salona, en Dalmacia, san Domnión, obispo y mártir, que fue martirizado, según la tradición, durante la persecución bajo el emperador Diocleciano.
En Cenómano (hoy Le Mans), de Neustria, san Domnolo, obispo, que antes había sido abad del monasterio de San Lorenzo de París y que resplandeció por la fuerza de sus milagros.
En Châlons, en la Galia Bélgica, san Donaciano, obispo.
En la ciudad de Brujas, en la Galia Bélgica, san Donaciano, obispo de Reims, cuyas reliquias se conservan en esa población.
En Arezzo, de la Toscana, san Donato, segundo obispo de esta sede. La virtud y eficacia de sus oraciones son alabadas por el papa san Gregorio I Magno.
En Besançon, en la Burgundia, san Donato, obispo, que compuso una Regla para vírgenes, siguiendo los preceptos de san Benito, san Columbano y san Cesáreo.
En Evorea, en el Epiro, san Donato, obispo, que en tiempo del emperador Teodosio brilló por su eximia santidad (s. IV).
En la localidad de Sisteron, en Francia, san Donato, presbítero, del que se dice que llevó vida de anacoreta durante largos años (s. VI).
En Fiésole, de la Toscana, san Donato o Duns Scoto, obispo, que, insigne por su erudición y su piedad, oriundo de Irlanda y peregrinando hacia Roma, fue elegido obispo de esta ciudad (c. 875).
En la isla de Eigg, en las Hébridas interiores, frente a Escocia, san Donnan, abad, junto con cincuenta y dos monjes, que durante las celebraciones pascuales fueron degollados o quemados por unos piratas.
En Sínada, de Frigia, san Dorimedonte, mártir (s. III).
En Tiro, de Fenicia, san Doroteo, obispo, que siendo aún presbítero, padeció mucho bajo el emperador Diocleciano, y en tiempo del emperador Juliano, con más de ciento siete años de edad, honró su ancianidad con el martirio, que consumó en Odyssopolis (Varna), Tracia (actual Bulgaria) (s. IV).
En París, en Francia, san Droctoveo, abad, a quien su maestro san Germán de Autun puso de prepósito en un cenobio de monjes establecido en esta ciudad (c. 580).
En Sebourg, en Hainaut, san Drogón, pastor y peregrino por el Señor, que, buscando una vida sencilla y solitaria, acabó sus días recluso en una pequeña celda (c. 1186).
En el estuario de Deer, en Escocia, san Drostán, abad, que después de haber gobernado varios monasterios abrazó la vida erémitica (s. VI ex.).
En la isla de Bardsey, en la costa de Cambria septentrional (hoy País de Gales), san Dubricio, obispo y abad (s. VI).
En Nicomedia, san Dula, mártir (s. inc.).
En Agen, ciudad de Aquitania, san Dulcidio, obispo, que luchó denodadamente por la fe católica contra la herejía arriana (s. V).
En Canterbury, en Inglaterra, san Dunstán o Dustano, obispo, quien, como abad de Glastonbury, restauró y propagó la vida monástica. Fue promovido a la sede episcopal de Worcester, luego a la de Londres y, finalmente, a la de Canterbury, trabajando para promover la concordia regular de los monjes y de las monjas.
En el lugar de Tayne, en Escocia, sepultura de san Dutaco, obispo de Ross (c. 1065).
En Lindisfarne, de Northumbria, en Inglaterra, san Eadberto, obispo, sucesor de san Cutberto, que brilló por su conocimiento de las Escrituras, por su observancia de los preceptos divinos y especialmente por sus generosas limosnas.
En Hexham, en Nortumbria, san Eata, obispo, varón dulce y simple, que rigió a la vez varios cenobios e iglesias, hasta que, al regresar a Hexham, fue elegido obispo y abad, sin dejar de llevar una vida ascética (c. 616).
En Ravena, en la vía Flaminia, san Eclesio, obispo, que compartió con el papa san Juan I los atroces sufrimientos causados por el rey Teodorico, sobreviviendo tan sólo él y consiguiendo que su Iglesia adquiriese nuevo esplendor (c. 532).
En Winchester, en Inglaterra, san Edda, obispo de los sajones occidentales, varón preclaro por su sabiduría, que trasladó el cuerpo de san Birino desde Dorchester a esta ciudad, en la que fijó su sede episcopal.
En Lancaster, en Inglaterra, san Edmundo Arrowsmith, presbítero de la Compañía de Jesús y mártir, oriundo del mismo ducado, que, después de pasar muchos años entregado al cuidado pastoral en su patria, por ser sacerdote y haber llevado a muchos a la fe católica, con la oposición de los mismos protestantes del lugar, murió en la horca durante el reinado de Carlos I.
En Londres, en Inglaterra, santos mártires Edmundo Gennings, presbítero, y Suintino Wells, los cuales, en tiempo de la cruel persecución durante el reinado de Isabel I, fueron condenados a la pena capital, el primero por ser sacerdote, y el segundo por haberle hospedado, ahorcándoles colgados en la puerta de su casa y martirizándoles hasta la muerte.
En la villa de Soisy, en Francia, muerte de san Edmundo Rich, obispo de Canterbury, que, desterrado por defender los derechos de la Iglesia, llevó una vida santa entre los monjes cistercienses de Pontigny.
En Londres, en Inglaterra, san Ambrosio Eduardo Barlow, presbítero de la Orden de San Benito, mártir, que durante veinticuatro años confirmó en la fe y piedad a los católicos de la región de Lancaster y fue apresado el día de Pascua mientras predicaba, siendo condenado a muerte, bajo el reinado de Carlos I, subiendo, después de un tiempo de cárcel, al patíbulo de Tyburn.
En Londres, en Inglaterra, san Eduardo, apellidado el Confesor, que, siendo rey de los ingleses, fue muy amado por su eximia caridad, y trabajó incansablemente por mantener la paz en sus estados y la comunión con la Sede Romana.
En Wareham, en Inglaterra, san Eduardo, rey, que, todavía adolescente, fue asesinado dolosamente por los criados de la madrastra.
En Nápoles, en la Campania, san Efebo, obispo, que gobernó santamente al pueblo de Dios y le sirvió con fidelidad (s. IV).
En la isla de Iona, en Escocia, san Egberto, presbítero y monje, que se preocupó en la evangelización de varias zonas de Europa y convenció, ya anciano, a los monjes de Iona para que aceptasen el cómputo romano del día de Pascua, entrando a celebrar la eterna fiesta al término de la misa de la solemnidad pascual.
En Worcester, en Inglaterra, san Egvino, obispo, que fundó el monasterio local.
En el monasterio de Novalesa, a los pies del Monte Cenisio, en el valle de Susa, san Eldrado, abad, que, muy interesado por el culto divino, enmendó el salterio y cuidó de construir nuevas iglesias (c. 840).
En Rávena, de la Flaminia, san Eleucadio, obispo (s. III).
En Auxerre, en la Galia Lugdunense, san Eleuterio, obispo (s. VI).
En Nicomedia, de Bitinia, san Eleuterio, mártir (s. III/IV).
En Spoleto, región de la Umbría, en Italia, san Eleuterio, abad, cuya simplicidad y compunción de espíritu alabó el papa san Gregorio I Magno (s. VI).
En Tarsia, de Bitinia, san Eleuterio, mártir (s. IV).
En Tournai, en la Galia Bélgica, san Eleuterio, obispo (c. 530).
En Roma, san Eleuterio, papa, al que los famosos mártires de Lyon, apresados entonces, escribieron una célebre carta para que mantuviera la paz en la Iglesia.
En la playa junto a Greenwich, en Inglaterra, pasión de san Elfego, arzobispo de Canterbury y mártir, el cual, mientras los daneses pasaban a sangre y fuego el país, se presentó ante ellos con la intención salvar a su grey y, al no poder ser rescatado por dinero, el sábado después de Pascua fue golpeado con huesos de oveja y finalmente degollado.
En Ascalón, en Palestina, santos Ares, Promo y Elías, mártires, los cuales, al querer marchar de Egipto a Cilicia para visitar y ayudar a los confesores de Cristo en la persecución desencadenada por el emperador Maximino, fueron apresados en Cesarea, les destrozaron los ojos y los pies, y fueron llevados a Ascalón por mandato del prefecto Firmiliano, donde Ares fue quemado vivo y los otros degollados, consumando así su martirio.
En Tesalónica, de Macedonia, muerte de san Elías el Joven, que fue monje según las reglas de los Padres Orientales y, después de haber sufrido mucho por parte de los sarracenos a causa de la fe, con una fortaleza de ánimo invencible llevó una vida rigurosa de oración y austeridad, tanto en Calabria como en Sicilia.
En el monasterio de Aulón, en Calabria, de Italia, san Elías, apodado Espeleota, insigne promotor de la vida eremítica y cenobítica.
En la región de Toul, en la Galia, san Elifio, que se es venerado como mártir (s. IV).
San Elimenas, presbítero.
En Winchester, en Inglaterra, san Elpegio, obispo y monje, que procuró con gran empeño la instauración de la vida cenobítica.
En Melitene, en Armenia, santos Elpidio y Hermógenes , mártires.
En el Piceno, de Italia, san Elpidio, cuyo nombre adoptó el pueblo que conserva su venerado cuerpo (c. s. XI).
En el monasterio de Rievaulx, también en Northumbria (hoy Inglaterra), san Elredo, abad, el cual, educado en la corte del rey de Escocia, ingresó en la Orden Cisterciense, siendo maestro eximio de la vida monástica y promoviendo constante y suavemente, con su ejemplo y sus escritos, la vida espiritual y la amistad en Cristo (c. 1166).
En París, en Francia, san Elzearo de Sabran, conde de Arian, que viviendo la virginidad y todas las virtudes con su esposa, la beata Delfina, murió en la flor de la edad.
En Ratisbona (hoy Regensburg), en Baviera, san Emeramo, obispo, martirizado por su fe en Cristo (c. 690).
Junto a Alba Real (Székesfehérvár), en Panonia (hoy Hungría), san Emerico o Enrique, hijo de san Esteban de Hungría, rey de los húngaros, sorprendido por una muerte imprevista.
En Áscoli, en el Piceno, de Italia, san Emigdio, al que se venera como primer obispo de esta ciudad y como mártir (s. IV),
En Cízico, en el Helesponto, san Emiliano, obispo, que, por defender el culto a las sagradas imágenes, soportó grandes sufrimientos por parte del emperador León y, finalmente, acabó su vida en el destierro (s. IX).
En Doróstoro, en Mesia, san Emiliano, mártir, que despreciando los edictos de Juliano el Apóstata y las amenazas de su vicario Catulino, derrumbó el altar de los ídolos para impedir los sacrificios, por lo que fue arrojado a un horno ardiente, alcanzando así la palma del martirio.
En los montes de la región de la Cogolla, no lejos de la ciudad de Logroño, en España, san Emiliano o Millán, presbítero, que, después de llevar vida eremítica y clerical, abrazó la monástica y se hizo famoso por su generosidad para con los pobres y el don de profecía.
En Valence, de la Galia Lugdunense, san Emiliano, venerado como primer obispo de esta ciudad (post 374).
En Vercelli, de la provincia de Liguria, en Italia, san Emiliano (s. VI).
En Irlanda, san Endeo, abad, que en la isla de Aran fundó un cenobio tan célebre, que por su fama la isla fue llamada de los Santos (c. 542).
En Colonia, de Lotaringia, en Germania, san Engelberto, obispo, que por defender la justicia y libertad de la Iglesia, yendo de camino fue asaltado por unos sicarios, que le hirieron hasta causarle la muerte.
En Pavía, ciudad de la Liguria, san Ennodio, obispo, que compuso himnos en honor de los santos y de sus lugares de culto, y repartió generosamente sus bienes.
En Londres, en Inglaterra, san Enrique Morse, presbítero de la Compañía de Jesús y mártir, que, apresado en diversas ocasiones y exiliado dos veces, fue encarcelado de nuevo en tiempo del rey Carlos I por ser sacerdote y, después de haber celebrado la Misa en la cárcel, ahorcado en Tyburn entregó su alma a Dios.
En York, en Inglaterra, san Enrique Walpole, de la Compañía de Jesús, y beato Alejandro Rawlins, presbíteros y mártires, que, bajo la reina Isabel I, fueron encarcelados y cruelmente maltratados por ser sacerdotes, alcanzando la corona eterna al ser después ahorcados y descuartizados.
En Finlandia, san Enrique, obispo y mártir, nacido en Inglaterra, a quien se le confió la iglesia de Upsala, donde se dedicó con empeño a la evangelización de los finlandeses, siendo herido de muerte por un homicida, al que había tratado de corregir con la disciplina eclesiástica (c. 1157).
En Arlés, en la Provenza, san Eonio, obispo, que defendió su iglesia del error de Pelagio y recomendó a su pueblo como sucesor suyo a san Cesáreo, a quien él mismo había ordenado de presbítero.
Conmemoración de san Epafras, que trabajó mucho en Colosas, Laodicea e Hierápolis en la divulgación del Evangelio, y a quien san Pablo llama carísimo consiervo, concautivo y fiel ministro de Cristo (s. I).
Conmemoración de san Epafrodito, al que san Pablo apóstol llama hermano, cooperador y compañero de los combates (s. I).
En Angulema, en Aquitania, san Eparquio, presbítero, que pasó treinta y nueve años en completa soledad entregado a la oración, y a sus discípulos les enseñaba: «La fe no teme el hambre».
En Pavía, ciudad de la Liguria (hoy Italia), san Epifanio, obispo, que en tiempo de las invasiones bárbaras trabajó esforzadamente a favor de la reconciliación de los pueblos, en la redención de los cautivos y en la reconstrucción de la ciudad arruinada.
En el mar, cerca de Salamina, en Chipre, san Epifanio, obispo, el cual sobresalió por su vasta erudición y por su conocimiento de las ciencias sagradas, y fue admirable también por su santidad de vida, por su celosa defensa de la fe católica, por su generosidad para con los pobres y por su poder taumatúrgico.
En Alejandría, en Egipto, san Epimáco de Pelusio, mártir, del cual cuenta la tradición que, en tiempo de la persecución bajo el emperador Decio, al ver como el prefecto obligaba a los cristianos a ofrecer sacrificios a los ídolos, intentó destruir el ara, siendo inmediatamente detenido, torturado y degollado (c. 250).
En Lyon, de la Galia, san Epipodio, que, detenido con su amigo Alejandro de Lyon, consumó su martirio al ser degollado, después de la muerte de otros cuarenta y ocho mártires.
En la provincia de Valeria, en Italia, san Equicio, abad, que, como escribe el papa san Gregorio I Magno, fue padre de muchos monasterios a causa de su santidad y, donde quiera que iba, daba a beber a los demás de la fuente de las Sagradas Escrituras (antes de 571).
En Formia, de la Campania, san Erasmo, obispo y mártir (c. 303).
Conmemoración de san Erasto, tesorero de la ciudad de Corinto, que prestó sus servicios al apóstol San Pablo (s. I).
En Barking, en Inglaterra, muerte de san Earconvaldo, Erconvaldo o Earconvald, obispo de Londres, que fundó dos monasterios, uno de varones, que presidió él mismo, y otro de mujeres, que puso bajo la autoridad de su hermana, santa Ethelburga.
En el monasterio de Fontenelle, en Neustria (hoy Francia), san Eremberto, que, habiendo sido obispo de Tolouse, abrazó después la disciplina monástica.
En Ratisbona, ciudad de Baviera (hoy Alemania), san Erhardo (o Erardo), oriundo de Escocia, que, deseoso de anunciar el Evangelio, llegó a aquella región y ejerció la función episcopal.
En Upsala, en Suecia, san Erico IX, rey y mártir, quien durante su reinado gobernó sabiamente al pueblo, veló por los derechos de las mujeres y envió a Finlandia al obispo san Enrique para que propagase la fe de Cristo, pero, finalmente, cayó en un ataque bajo las espadas de sus enemigos daneses mientras asistía a la celebración de la Misa.
En la región de Calais, en la Galia, san Erkembodone, abad de Sithiu y, a la vez, obispo de Thérouanne.
En Cusance, en la región de Besançon, también en Neustria (hoy Francia), san Ermenfrido o Ermenfredo, abad (c. 670).
En Urgel, en la región hispánica de Cataluña, san Ermengol o Ermengaudo, obispo, uno de los preclaros pastores que se cuidaron de restablecer la Iglesia en las tierras rescatadas del yugo de los sarracenos. Construyó un puente poniendo los materiales y su mano de obra, pero, resbalándose de lo alto, murió entre las piedras por fractura del cráneo.
Conmemoración de san Esdras, sacerdote y escriba, que, vuelto de Babilonia a Judea en tiempo de Artajerjes, rey de los persas, congregó al pueblo que estaba disperso y puso gran empeño en que se conociese, se cumpliese y se enseñase en Israel la Ley del Señor.
En Dorostoro, en Mesia (hoy Rumanía), san Esiquio, soldado, que fue detenido junto con san Julio, y después, bajo el prefecto Máximo, coronado con el martirio.
En la isla de Chipre, san Espiridión, obispo, auténtico pastor de ovejas, cuyas gestas admirables estaban en boca de todos (c. 348).
En Suecia, san Esquilo, obispo y mártir, que, nacido en Inglaterra, fue ordenado obispo por san Sigfrido, su maestro, y trabajó con todas sus fuerzas para anunciar a Cristo en la provincia de Södermanland, donde murió lapidado por los paganos.
En Roma, san Estanislao de Kostka. Polaco de origen, con el deseo de entrar en la Compañía de Jesús huyó de la casa paterna y se dirigió a pie a Roma, siendo admitido allí en el noviciado por san Francisco de Borja y, consumado en breve tiempo realizando los mas humildes servicios, murió resplandeciente de santidad.
En Antioquía, en Siria, san Esteban, obispo y mártir, que sufrió por parte de los herejes que rechazaban el Concilio de Calcedonia, y en tiempo del emperador Zenón murió al ser arrojado al río Orontes.
En Apt, en la Provenza, de la Galia, san Esteban, obispo, que, famoso por su mansedumbre, organizó dos peregrinaciones a Jerusalén y restauró la iglesia catedral.
En Die, en Francia, san Esteban de Chatillon, obispo, que, sacado de la soledad cenobítica de la Cartuja de Les Portes (Belley), presidió la Iglesia con gran diligencia y sin menoscabo de su austeridad cartujana.
En Muret, en la región aquitana de Limoges, san Esteban de Muret (o de Grandmont), abad y fundador de la Orden de Grandmont, que confió a los clérigos la alabanza divina y la contemplación, dejando la administración de los asuntos temporales a la caridad de los hermanos legos.
San Esteban, rey de Hungría, que, regenerado por el bautismo y habiendo recibido la corona real de manos del papa Silvestre II, veló por la propagación de la fe de Cristo entre los húngaros y puso en orden la Iglesia en su reino, dotándola de bienes y monasterios. Justo y pacífico en el gobierno de sus súbditos, murió en Alba Real (Székesfehérvár), en Hungría, el día de la Asunción, entrando su alma en el cielo.
En Lyon, en la Galia, san Esteban, obispo (c. 515).
En el monasterio de la Transfiguración, de Moscú, en Rusia, sepultura de san Esteban, obispo de Perm, que evangelizó a los nativos zyrjani, inventó un alfabeto para aquella lengua, en la que celebraba la liturgia, destruyó ídolos, erigió iglesias y confirmó las verdades de la fe de aquellas gentes.
En Reggio, de Calabria, san Esteban de Nicea, obispo y mártir (s. I).
En Obazina, cerca de Limoges, en Aquitania, san Esteban, primer abad de este monasterio, que, buscando a Dios, unió a la Orden Cisterciense los tres monasterios que había fundado.
En Rieti, en la región de Sabina, conmemoración de san Esteban, abad, varón de eximia paciencia, acerca del cual escribió san Gregorio I Magno, papa (s. VI).
En Gaeta, del Lacio, san Esteban de Rossano, monje, compañero de san Nilo el Joven.
En Constantinopla, san Esteban el Joven, monje y mártir, que en tiempo del emperador Constantino Coprónimo, por dar culto a las imágenes sagradas fue atormentado con variados suplicios y confirmó la verdad católica con el derramamiento de su sangre.
En el monasterio de Císter, en Borgoña (hoy Francia), san Esteban Harding, abad, que junto con otros monjes vino de Molesmes y, más tarde, estuvo al frente de este célebre cenobio, donde instituyó a los hermanos conversos, recibió a san Bernardo con treinta compañeros y fundó doce monasterios, que unió con el vínculo de la Carta de Caridad, para que no hubiese discordia alguna entre ellos, sino que los monjes actuasen con unidad de amor, de Regla y con costumbres similares.
En Roma, en el cementerio de Calisto, san Esteban I, papa, que prohibió rebautizar a los herejes que buscaban la plena comunión con la Iglesia, para que no quedase oscurecida la unión bautismal de los cristianos con Cristo, que debe realizarse una sola vez.
En Seúl, ciudad de Corea, san Esteban Min Kuk-ka, mártir, que fue degollado en la cárcel por ser catequista cristiano.
En la fortaleza de Binh Dinh, en Conchinchina, san Esteban Teodoro Cuénot, obispo de la Sociedad de Misiones Extranjeras de París y mártir, que tras veinticinco años de trabajos apostólicos, durante la feroz persecución bajo el emperador Tu Duc fue arrojado a una cuadra de elefantes, donde murió agotado de sufrimientos (1861).
San Víctor, Estercacio y Antinógenes, mártires. Los tres, naturales de Mérida, Badajoz, y convertidos a la fe por el obispo de dicha ciudad. Víctor era militar y se le encargó de custodiar a unos cristianos que, condenados al suplicio, dejóles él huir y se presentó al prefecto confesándose él cristiano y pronto a morir en su lugar. En efecto, el magistrado le mandó decapitar.
En el monasterio de Fulda, en Austrasia, san Esturmio, abad, discípulo de san Bonifacio, que evangelizó la Sajonia y, por mandato del maestro, edificó este célebre monasterio, que gobernó como primer abad.
En Bretaña Menor, san Etbino, monje, que llevó vida solitaria (s. VI).
En Canterbury, en Inglaterra, san Etelberto (Edilberto), rey de Kent, que fue el primero de los príncipes de los anglos convertido a la fe en Cristo por el obispo san Agustín.
En Winchester, en Inglaterra, sepultura de san Ethelwoldo, obispo. Compuso la famosa Concordia Regular, para restablecer la disciplina monástica que había aprendido de san Dunstán.
En Cesarea de Palestina, pasión de san Eubulio (Eubulo), destrozado por leones y decapitado. Había sido compañero de san Adriano y alcanzó la gloria dos días después de éste.
En Tréveris, de la Galia Bélgica, san Eucario, considerado el primer obispo de esta ciudad (s. III).
En la región de Le Puy, en Aquitania, san Eudón, abad (c. 720).
En Arvernia (hoy Clermont-Ferrand), en Aquitania (hoy Francia), san Eufrasio, obispo, del que san Gregorio de Tours alaba la hospitalidad (515/516)
En Autun, en la Galia Lugdunense, san Eufronio, obispo, que edificó una basílica en honor del mártir san Simforiano y dotó de mayor adorno y belleza el sepulcro de san Martín de Tours (d. 475).
En Tours, de Neustria, conmemoración de san Eufronio, obispo, que participó en varios concilios, reparó muchas iglesias en la ciudad, erigió parroquias en las aldeas y promovió con gran cuidado la veneración de la Santa Cruz.
En los montes del Jura, en la región de la Galia Lugdunense (hoy Francia), conmemoración de san Eugendo, abad de Condat, que desde su adolescencia vivió en este monasterio, donde promovió denodadamente la vida común.
En Derry, en Hibernia (hoy Irlanda), san Eugenio, primer obispo de Ardstraw (s. VI).
En Albi, ciudad de Aquitania, trásito de san Eugenio, obispo de Cartago, glorioso por su fe y sus virtudes, que sufrió el destierro durante la persecución desencadenada por los vándalos.
En Marsella, de la Provenza, en Francia, san Carlos Eugenio de Mazenod, obispo, quien fundó los Misioneros Oblatos de María Inmaculada para evangelizar a los pobres, y durante unos veinticinco años ilustró a la Iglesia con sus virtudes, su labor, sus sermones y sus escritos.
En Roma, en la basílica de San Pedro, san Eugenio I, papa, que sucedió a san Martín, mártir.
En Nicomedia, de Bitinia, san Eulampio y su hermana santa Eulampia, mártires durante la persecución desencadenada bajo Diocleciano (s. IV).
En Edesa, en Siria, san Eulogio, obispo, que falleció, según se narra, un Viernes Santo o Parasceve.
En Alejandría, en Egipto, san Eulogio, obispo, célebre por su doctrina, al que el papa san Gregorio I Magno escribió varias cartas, diciendo de él: «no está lejos de mí el que está unido a mí» (c. 607).
En Gortina, en la isla de Creta, san Eumenio, obispo (c. s. VII).
En Catania, de Sicilia, san Euplo o Euplio, mártir, que, según la tradición, en la persecución desencadenada por el emperador Diocleciano, cuando llevaba en sus manos los volúmenes de los Evangelios, fue encarcelado por el gobernador Calvisiano y cuando, interrogado de nuevo, respondió que se gloriaba de tener en el corazón los Evangelios, fue flagelado hasta morir.
En Verona, en los confines de Venecia, san Euprepio, que es tenido como primer obispo de esa ciudad (s. III/IV).
En Cesarea de Capadocia, san Eupsiquioo Eusiquio, mártir, que, por haber destruido el santuario de la diosa Fortuna, consumó su martirio bajo el emperador Juliano el Apóstata (c. 362).
En Lyon, en la Galia, san Euquerio, del orden senatorial, que primero se retiró con su familia a la vida ascética en una isla junto a Lérins, y después, elegido obispo de Lyon, consignó por escrito muchas pasiones de santos mártires.
En el cenobio de san Trudón, en Brabante, de Austrasia, tránsito de san Euquerio, obispo de Orleáns, que, desterrado por Carlos Martel por razón de las calumnias de algunos envidiosos, encontró piadoso refugio entre aquellos monjes (c. 738).
En Bolonia, en la región de Emilia, en Italia, conmemoración de san Eusebio, obispo, defensor con san Ambrosio de la fe católica contra los arrianos y gran promotor de la virginidad entre las jóvenes (s. IV).
En Fano, del Piceno, en Italia, san Eusebio, obispo, que acompañó al papa san Juan I en el viaje a Constantinopla impuesto por el rey Teodorico, y al regreso le siguió también en la prisión.
En Milán, en la provincia de Liguria, san Eusebio, obispo, que trabajó intensamente por la fe verdadera y reconstruyó la iglesia catedral destruida por los hunos (c. 462).
En Roma, san Eusebio, fundador de la iglesia que lleva su nombre en el monte Esquilino (s. IV/V).
En Dólica, en Siria, san Eusebio, obispo de Samosata, que en tiempos del emperador arriano Constancio visitaba de incógnito, con indumentaria militar, las iglesias de Dios, para confirmarlas en la fe católica. Fue exiliado a Tracia por el emperador Valente, pero, recuperada la paz de la Iglesia, volvió a recorrer las comunidades, hasta que una mujer arriana le arrojó una teja que le hirió en la cabeza, alcanzando así el martirio.
San Eusebio, primer obispo de Vercelli, en la Liguria, que consolidó la Iglesia en toda la región subalpina y que, por defender la fe del Concilio de Nicea, fue desterrado por el emperador Constancio a Escitópolis y, posteriormente, a Capadocia y a la Tebaida. Vuelto a su sede después de ocho años, trabajó con empeño y valentía para restablecer la fe contra los arrianos.
En la región de Blois, en Francia, san Eusicio, solitario, que construyó su estrecha celda al pie del monte Caro.
San Eustacio, obispo y mártir de Ancira, Angora de Turquía.
Conmemoración de san Eustacio, obispo de Antioquía, el cual, célebre por su doctrina, fue desterrado a Trajanópolis, en Tracia, en tiempo del emperador arriano Constancio, a causa de su fe católica, y allí descansó en el Señor (c. 338).
En Londres, santos Poliodoro Plasden y Eustacio White, presbíteros, y también los beatos Brian Lacy, Juan Mason y Sidney Hogdson, todos ellos mártires, que en el mismo año sufrieron idéntico tormento en Tyburn, los primeros porque, siendo sacerdotes, habían entrado en Inglaterra, y los otros por haberles prestado ayuda.
En Roma, conmemoración de san Eustaquio, mártir, cuyo nombre se venera en una antigua iglesia diaconal de la Urbe (s. inc.).
En el monasterio de Luxeuil, en Burgundia, san Eustasio, abad, discípulo de san Columbano, que fue padre de casi seiscientos monjes.
En Nápoles, de la Campania, conmemoración de san Eustasio, obispo (s. III).
En Tours, en la Galia Lugdunense (hoy Francia), san Eustoquio, obispo, que, procedente del gremio senatorial, cual varón santo y religioso sucedió a san Bricio de Tours en la sede episcopal.
En Milán, en la provincia de Liguria, san Eustorgio, obispo, a quien san Atanasio elogia por confesar la verdadera fe contra el error arriano (ante 355).
En Milán, en la provincia de Liguria, san Eustorgio II, obispo, que conocido por su piedad, justicia y demás virtudes propias de un pastor, edificó un magnífico baptisterio.
En el monte Olimpo, en Bitinia (hoy Turquía), san Eustracio, apellidado "Taumaturgo", abad del monasterio de Abgaro (s. IX).
En Sardis, de Lidia, san Eutimio, obispo y mártir, a quien el emperador Miguel el Iconoclasta desterró a causa del culto de las sagradas imágenes, y más tarde, durante el imperio de Teófilo, castigado inhumanamente con azotes, consumó el martirio.
En Palestina, san Eutimio, abad, que, nacido en Armenia y consagrado a Dios desde la infancia, fue a Jerusalén y, después muchos años pasados en la soledad, al final de su vida, fiel y esforzado en la humildad y en la caridad, murió dejando ejemplo de observancia y disciplina.
En Alejandría, en Egipto, san Eutimio, diácono y mártir (c. 305).
San Eutiquiano (275-283) Nació en Luni, en Etruria. De él las noticias son muy escasas. Se sabe que su pontificado fue bajo el imperio de Probo. La Iglesia fue objeto de muchas persecuciones y los mártires fueron muchísimos. Dispuso que recibieran grandes honores. Él mismo dio sepultura a más de 300, ordenando que sus cuerpos fueran envueltos no en una simple sábana blanca, como de costumbre, sino cubiertos con una dalmática roja, rica túnica reservada al emperador. En la liturgia actual la llevan los diáconos en las funciones solemnes. San Eutiquiano fue consagrado papa el 4 de enero de 275. Ordenó que los mártires fuesen cubiertos por la "dalmática" parecida al manto de los Emperadores Romanos. Hoy constituye las vestiduras de los diáconos en las ceremonias solemnes. Instituyó la bendición de la recolección de los campos. Se tiene la certeza de que no fue mártir ya que la persecución de cristianos se suspendió al morir el emperador Aureliano en 275. Murió mártir el 7 de diciembre de 283 y fue enterrado en el Cementerio de S. Calixto. En el siglo XIX, unos fragmentos de su epitafio, escrito en griego, se encontraron en la catacumba de San Calixto
En Constantinopla, san Eutiquio, obispo, que presidió el Segundo Concilio Ecuménico Constantinopolitano, defendiendo enérgicamente la fe ortodoxa, y, tras padecer largo exilio, al morir confesó la resurrección de la carne.
Conmemoración de la pasión de san Eutiquio, subdiácono alejandrino, que en tiempo del emperador Constancio, y bajo el obispo arriano Jorge, murió por la fe católica.
En Como, en la provincia de Liguria, san Eutiquio, obispo, insigne por su vida de oración, su amor a Dios y a la soledad.
En Perinto o Heraclea, de Tracia (hoy Grecia), san Eutiquio, obispo y mártir (c. s. III).
En la región de Nursia, en la Umbría, conmemoración de san Eutiquio, abad, que, según narra el papa san Gregorio I Magno, primero llevó vida solitaria con san Florencio y procuró conducir a muchos hacia Dios a través de la exhortación, y luego gobernó santamente un monasterio cercano (c. 487).
En Roma, en las catacumbas de la vía Apia, san Eutiquio, mártir, que durante mucho tiempo fue castigado con insomnio y hambre y, finalmente, arrojado a una profunda cavidad. Con su fe en Cristo venció la crueldad del tirano (s. inc.).
En Orange, de la Provenza, san Eutropio, obispo (c. 475).
En Saintes, en Aquitania, san Eutropio, primer obispo de esta ciudad, que había sido enviado a la Galia, según la tradición, por el Romano Pontífice (s. III).
Conmemoración de san Evagrio, obispo de Constantinopla, que, desterrado por el emperador Valente, descansó en el Señor como confesor eximio (c. 378).
En Nicomedia, de Bitinia, pasión de san Evecio, que, bajo el emperador Diocleciano, viendo colgado en la plaza el edicto contra los adoradores de Dios, ardiente por la fe rasgó el documento ante todo el pueblo, siendo sometido por ello a crueles suplicios.
En Cysoing, de la región de Artois, en la Galia, san Everardo, que, siendo duque de Friuli, fundó este monasterio de canónigos regulares, en el cual fue sepultado algunos años después de su muerte.
Cerca de Tongres, en el Brabante, de Austrasia, san Evergislo, obispo de Colonia y mártir, que en el ejercicio de su misión pastoral, mientras se dirigía a Poitiers, fue asesinado por unos malhechores (c. 590).
En Ratzeburg, en Holsacia, de Germania, san Evermodo, obispo, que, discípulo de san Norberto en la Orden Premonstratense, se dedicó a la evangelización de los wendos.
En Rouen, en la Galia Lugdunense, san Evodio, obispo (s. V).
En Orleans, en la Galia Lugdunense (hoy Francia), san Evorcio, obispo (s. IV).
En Bayeux, en la Galia Lugdunense, san Exsuperio, al que se venera como primer obispo de esa ciudad (c. s. IV).
En Cíngoli, del Piceno (hoy Italia), san Exuperancio, obispo (c. s. V).
En Rávena, de la Flaminia, san Exuperancio, obispo, que gobernó prudentemente esta Iglesia en la época en que el rey Odoacro se apoderó de Italia y de la ciudad (430/476-477).
En Toulouse, de Aquitania (hoy Francia), san Exuperio, obispo, que dedicó una basílica en honor de san Saturnino, defendió acérrimamente su ciudad ante la invasión de los bárbaros y, al decir de san Jerónimo, fue tan parco consigo mismo como dadivoso con los demás (post 411).
En Monteagudo, de Navarra, en España, tránsito de san Ezequiel Moreno Díaz, obispo de Pasto, en Colombia, de la Orden de los Recoletos de San Agustín, que trabajó y, por anunciar el Evangelio, dio su vida tanto en las Islas Filipinas como en América del Sur.
En Cesarea de Mauritania, san Fabio, mártir, que, por haberse negado a llevar la bandera presidencial en una junta de la provincia, fue encarcelado y, como permaneciese fiel en la confesión de Cristo, condenado a muerte por el juez (303/304).
San Fabricio (Fabriciano) y San Filiberto son venerados en la diócesis de Toledo.
En Ross, en Hibernia , san Facanano, obispo y abad, que estableció allí un monasterio, célebre por su escuela, en donde se enseñaban ciencias divinas y humanas (s. VI).
En Galese, cerca de Viterbo, en la Toscana, san Famiano, eremita, que, nacido en Colonia, después de haber distribuido sus bienes entre los pobres y haber realizado piadosas peregrinaciones, murió en este lugar, revestido con el hábito Cisterciense (c. 1150)
En Tesalónica, de Macedonia, san Fantino, apellidado el Joven, eremita, que se consumó por Cristo con vigilia y trabajos (s. X).
En Tauriano, de Calabria, san Fantino el Viejo, de sobrenombre "Taumaturgo" (s. IV).
En Meaux, también en Neustria, san Farón, obispo, que, siendo familiar del rey, su hermana santa Fara le invitó a dedicarse al servicio de Dios, y convenció a su esposa para recibir el velo de religiosa a fin de poder formar parte del clero, y, llamado a asumir la función pastoral, hizo grandes donaciones de sus propios bienes a la Iglesia, erigiendo parroquias y monasterios (c. 670).
En Bolonia, en la región de la Emilia, san Faustiniano, obispo, que con su predicación confirmó y acrecentó a la Iglesia, que estaba sufriendo a causa de la persecución (s. IV).
En Riez, de la Provenza, en la Galia, san Fausto, obispo y antes abad de Lérins, que, contra los arrianos, escribió sobre el Verbo Encarnado y el Espíritu Santo consubstancial al Padre y al Hijo y coeterno con ellos, siendo exiliado por el rey Eurico (post 485).
En Agen, en Aquitania, san Febadio, obispo, que escribió un libro contra los arrianos y protegió a su grey de la herejía.
Misionero Franciscano, investigador e historiador, que murió en 1916 en Canadá.
En Kilmor, también en Hibernia (hoy Irlanda), san Fedlimino, obispo (c. s. VI).
En Escocia, san Felano, abad del monasterio de San Andrés, notable por su vida austera y por haber vivido en la soledad (c. 710).
En Cartago, san Feliciano, mártir (c. s. III).
En la Vía Nomentana, en el lugar llamado «ad Arcas», a quince miliarios de la ciudad de Roma, san Primo y san Feliciano, mártires (s. inc.).
En Foligno, ciudad de la Umbría (hoy Italia), san Feliciano, a quien se considera el primer obispo de esta región (c. s. III).
En Cartago, conmemoración de san Rogaciano, presbítero, que, durante la persecución bajo el emperador Decio, su obispo, san Cipriano, le confió la administración de la Iglesia de Cartago, y junto con san Felicísimo padeció torturas y cárceles por el nombre de Cristo (s. III).
Santos Aristón, Crescenciano, Eutiquiano, Urbano, Vidal, Justo, Felicísimo, Félix, Marcia y Sinforosa, Campania (Italia), 285.
En Todi, de la Umbría, san Felipe Benizi, presbítero de Florencia, varón de gran humildad y propagador de la Orden de los Siervos de María, que consideraba a Cristo crucificado su único libro.
En Agira, en Sicilia, san Felipe (conocido como Felipe Argirio), presbítero, que, oriundo de Tracia, se estableció en esta ciudad (s. V).
En Alejandría, ciudad de Egipto, santos mártires Felipe y diez niños (c. s. IV).
Conmemoración de san Felipe, obispo de Gortina, en la isla de Creta, que en tiempo de los emperadores Marco Antonio Vero y Lucio Aurelio Cómodo, tuteló enérgicamente la Iglesia que se le había encomendado frente a la violencia de los paganos y las insidias de los herejes (c. 180).
Conmemoración de san Felipe, uno de los siete diáconos elegidos por los apóstoles, que convirtió a los samaritanos a la fe en Cristo, bautizó al eunuco de Candace, reina de los etíopes, y evangelizó todas las ciudades por las que pasaba hasta llegar a Cesarea, donde, según la tradición, descansó en el Señor (s. I).
En Londres, en Inglaterra, san Felipe Howard, mártir, que, siendo conde de Arundel y padre de familia, perdió gracia ante la reina Isabel I por haber abrazado la religión católica, a causa de lo cual fue encarcelado, llevando una vida de oración y penitencia, en la pobreza y en las pruebas, hasta alcanzar la corona del martirio.
En la ciudad de Vinh Long, en Cochinchina, san Felipe Phan Van Minh, presbítero y mártir, decapitado, en tiempo del emperador Tu Duc, por confesar a Cristo.
En Roma, san Félix de Cantalicio, religioso de la Orden de los Hermanos Menores Capuchinos, el cual, de admirable austeridad y sencillez, ejerció el trabajo de recaudar la limosna en la ciudad eterna durante cuarenta años, sembrando al mismo tiempo a su alrededor paz y caridad.
En Como, en la provincia de Liguria, san Félix, obispo, que, ordenado por san Ambrosio de Milán, fue el primer obispo de esta sede de Como (s. IV).
En Domnoc (hoy Dunwich), en Inglaterra, san Félix, obispo, el cual, oriundo de Burgundia, evangelizó a los ingleses orientales sometidos a la autoridad del rey Sigeberto (c. 646).
En Girona, en la Hispania Tarraconense, san Félix, mártir, en la persecución bajo el emperador Diocleciano (s. IV in.).
Santos Aristón, Crescenciano, Eutiquiano, Urbano, Vidal, Justo, Felicísimo, Félix, Marcia y Sinforosa, Campania (Italia), 285.
En Milán, ciudad de la Liguria, santos Nabor y Félix, mártires, que, siendo soldados oriundos de Mauritania, se dice que sufrieron el martirio en Laus Pompeia (hoy Lodi) y fueron sepultados en Milán (c. 304).
En Nicosia, en Sicilia, beato Félix (Jacobo) Amoroso, religioso, que después de haber sido rechazado durante diez años, finalmente ingresó en la Orden de los Hermanos Menores Capuchinos, desempeñando humildísimos oficios con sencillez e inocencia de corazón.
En Roma, en el tercer miliario de la vía Portuense, en el cementerio dedicado a su nombre, san Félix, mártir (s. III/IV).
En Salona, de la Dalmacia, san Félix, mártir en la persecución bajo el emperador Diocleciano.
En Cartago, en la vía llamada de los Escilitanos, en la basílica de Fausto, inhumación de san Félix, obispo de Tibiuca y mártir, que a la orden del procurador Magniliano para que arrojase al fuego los libros de la Sagrada Escritura, respondió que prefería ser abrasado él antes que quemarlos, por lo que el procurador Anulino mandó que le atravesaran con una espada.
En Toniza, de Numidia, san Félix, mártir, del que habló san Agustín cuando, dirigiéndose al pueblo, dijo: De veras feliz en el nombre y en la corona. Pues confesó; se fue atormentado; pero, al día siguiente, encontraron en la cárcel su cuerpo exánime (s. IV).
Fundador de la Orden de la Santísima Trinidad para la Redención de los Cautivos
En Hispalis (hoy Sevilla), en la provincia hispánica de la Bética, san Félix, diácono y mártir (s. IV).
En Roma, en el cementerio de Calixto, en la vía Apia, sepultura de san Félix I, papa, el cual rigió la Iglesia romana en tiempo del emperador Aureliano.
En la basílica de San Pablo de Roma, en la vía Ostiense, san Félix III, papa, que fue antepasado del papa san Gregorio I Magno.
En Roma, san Félix IV, papa, que convirtió dos templos paganos del Foro romano en la basílica dedicada a los santos Cosme y Damián, y trabajó mucho en favor de la fe católica.
En Bolonia, de la Emilia, san Félix, obispo, que fue diácono de la Iglesia de Milán con san Ambrosio. Murió el año 431 o el 432.
En Nantes, ciudad de la Bretaña Menor (hoy Francia), san Félix, obispo, quien mostró gran celo poniéndose al servicio de sus ciudadanos, construyó la iglesia catedral y evangelizó a la población rural de los alrededores.
En Escocia, san Fergusto, obispo, que, según la tradición, ejerció su ministerio entre los pictos y murió cerca del año 721.
En Amiens, en la Galia Bélgica (hoy Francia), san Fermín, venerado como obispo y mártir (s. inc.).
En la región de Gévaudan (hoy Francia), san Fermín, obispo (s. V).
En Metz, en la Galia Bélgica, san Fermín, obispo (s. IV).
En Grenoble, en Burgundia (hoy Francia), san Ferreol, obispo y mártir, que fue herido de muerte por un sicario mientras exhortaba a la multitud (c. 659).
En Besançon, en la Galia Lugdunense, san Ferreol y san Ferrucio, mártires (s. IV)
En la ciudad de Uses, en la Galia Narbonense (hoy Francia), san Ferreol, obispo, que escribió una Regla para monjes, fue exiliado por envidia y al regresar junto a su grey al cabo de tres años, le recibieron con alegría, como un verdadero hombre de Dios.
En Limoges, de Aquitania (hoy Francia), san Ferréolo, obispo, admirado por San Gregorio de Tours, que libró de un inminente peligro a Marcos, refrendario del rey Childeberto, a quien quería matar el populacho (s. VI ex.).
En el territorio de la Galia Vienense, san Ferréolo, mártir, que, según tradición, gozando de la potestad propia de los tribunos, rehusó detener cristianos, por lo cual, detenido por orden del prefecto, fue cruelmente azotado y encarcelado, y evadido y capturado de nuevo por sus perseguidores, fue decapitado, recibiendo así la palma del martirio (s. III).
En Besançon, en la Galia Lugdunense, san Ferreol y san Ferrucio, mártires (s. IV)
En Maguncia, de la Galia Bélgica, san Ferrucio, mártir, del que se cuenta que, habiendo abandonado el servicio militar para servir a Cristo mejor y más libremente, termino su vida en el martirio (c. 300).
En Breuil, también en el territorio de Meaux, san Fiacrio, eremita, que, oriundo de Irlanda, llevó una vida solitaria (c. 670).
En Lindisfarne, de Northumbria, san Fian, obispo y abad, célebre por su doctrina y por su celo en la evangelización (c. 656).
En Tréveris, en la Renania, de Austrasia, san Fibicio, obispo.
Cerca de Como, en la Galia Cisalpina, san Fidel, mártir (c. s. IV).
En Hipona Regia, de Numidia, los veinte santos mártires cuya fe victoriosa celebró san Agustín y de los cuales sólo se recuerdan los nombres del obispo Fidenciano, de Valeriana y de Victoria (s. III/IV).
En Troyes, en la Galia Lugdunense, san Fídolo, presbítero, de quien se narra que fue capturado por el rey Teodorico cuando devastaba Auvernia, pero fue liberado e instruido en el servicio divino por el abad san Aventino, al que sucedió (c. 540).
En el monasterio de San Elías de Aulina, cerca de Palmi, en Calabria, san Filarete, monje, hombre célebre por su vida entregada a la oración.
En Brescia, en la región de Venecia, san Filastrio, obispo, cuya vida y muerte alabó su sucesor san Gaudencio (c. 397).
En Alejandría, en Egipto, pasión de los santos mártires Fileas, obispo de Thmuis, y Filoromo, tribuno militar, que durante la persecución bajo el emperador Diocleciano, no pudiendo ser persuadidos por deudos y amigos a pensar en sí mismos, obtuvieron del Señor la palma del martirio al ser degollados (s. IV).
En el monasterio de Noirmoutier, en la isla de Hero, en la costa de Aquitania, san Filiberto, abad, que, educado en la corte del rey Dagoberto, y todavía adolescente, se hizo monje. Fundó y dirigió primeramente el cenobio de Jumièges y después el de Hero (c. 684).
San Fabricio (Fabriciano) y San Filiberto son venerados en la diócesis de Toledo.
En Antioquía, en Siria, san Filogonio, obispo, que, por voluntad de Dios, siendo abogado fue llamado a regir esta Iglesia, y junto con el obispo san Alejandro y compañeros fue el primero en luchar contra Arrio por la fe católica, descansando en el Señor lleno de méritos. San Juan Crisóstomo le celebra con gran encomio.
En Ancira, de Galacia, san Filomeno, mártir, que en la persecución bajo el emperador Aureliano, y siendo prefecto Félix, después de arrojarlo al fuego le acribillaron manos, pies y cabeza con clavos y así consumó su martirio, según se refiere (s. III).
En Alejandría, en Egipto, pasión de los santos mártires Fileas, obispo de Thmuis, y Filoromo, tribuno militar, que durante la persecución bajo el emperador Diocleciano, no pudiendo ser persuadidos por deudos y amigos a pensar en sí mismos, obtuvieron del Señor la palma del martirio al ser degollados (s. IV).
En Cork, en la provincia de Momonia, en Hibernia (hoy Irlanda), san Finbarro, obispo (s. VI).
En Cornualles, san Fingar o Guignero, mártir (c. 460).
En Clonard, de Hibernia (hoy Irlanda), san Finiano, abad, que fundó muchos monasterios y fue padre y maestro de una ingente multitud de monjes.
En el monasterio de Clúain Ednech, en Irlanda, san Fintán, abad fundador del mismo y prestigioso por su austeridad (c. 440).
En Rheinau, entre los helvecios (hoy Suiza), san Fintano, procedente de Irlanda, que vivió mucho tiempo en un monasterio, pero después se recluyó en una pequeña celda, junto a la iglesia, escondido por amor de Dios.
En Killaloe, de Irlanda, san Flananio, obispo (s. VII).
Conmemoración de san Flaviano, obispo de Constantinopla, que, por defender la fe católica proclamada en Éfeso, fue atacado con puñetazos y patadas por los partidarios del impío Dióscoro y, enviado al exilio, falleció poco después.
En Autun, de la Galia Lugdunense, san Flaviano, obispo, que brilló en tiempos del rey Clodoveo (s. V/VI).
En Roma, conmemoración de san Flavio Clemente, mártir, a quien el emperador Domiciano, con el que había ejercido el consulado, condenó por negarse a adorar a los dioses paganos, muriendo por su fe en Cristo.
En Nicomedia, de Bitinia, san Flavio y cuatro compañeros, mártires (s. III/ IV).
Conmemoración de los santos Herodión, Asíncrito y Flegón (o Flegontes), a los que el apóstol san Pablo saluda en la Carta a los romanos (s. I).
En el monte Glonna, a orillas del Loira, en la región de Poitiers, en la Galia, san Florencio, presbítero (c. s. VI).
En Cahors, en Aquitania, san Florencio, obispo, alabado por san Paulino de Nola como hombre humilde de corazón, fuerte en la gracia y dulce en la palabra (s. V).
En Estrasburgo, de Burgundia, conmemoración de san Florencio, obispo, sucesor de san Arbogasto.
En la ciudad de Orange, en la Provenza, de la Galia, san Florencio, obispo (c. 524).
En Tesalónica, ciudad de Macedonia, san Florencio, mártir, que, según la tradición, después de varios tormentos murió quemado vivo, (c. s. III).
En Vienne, en la Galia Lugdunense (hoy Francia), san Florencio, obispo, que participó en el concilio celebrado en Valence (después de 377).
En Sedunum (hoy Brémur), entre los eduos, en la Galia (hoy Francia), san Florentino, que, según la tradición, fue degollado por los vándalos juntamente con san Hilario (s. V).
En Lorch, en la región de Nórico, cerca del Danubio, san Florián o Floriano, mártir, el cual, durante la persecución bajo Diocleciano, y por orden del gobernador Aquilino, fue arrojado desde el puente al río Enns con una piedra atada al cuello.
En Rëmus, de la Recia, san Florino, presbítero, fielmente dedicado a la cura parroquial.
En Arvernia, en Aquitania, san Floro, que dio nombre al monasterio que se edificó sobre su tumba, así como a la ciudad y a la sede episcopal (s. inc.).
En Orleans, en la Galia Lugdunense, san Flósculo, obispo (c. 500).
En Sinope, en el Ponto, san Foca (o Focas), mártir, labrador de oficio, que sufrió muchas injurias por el nombre del Redentor (c. s. IV).
En Nicomedia, santos Aniceto y Focio, mártires (s. IV).
En Nicomedia, en Bitinia, los santos Focio, Arquelao, Quirino y otros diecisiete, mártires (s. III/IV).
Cerca de Fosses, en Brabante, de Austrasia, san Foilán, presbítero y abad, que, nacido en Hibernia y hermano y compañero de san Fursei, fue siempre fiel a la disciplina monástica de su patria, fundó monasterios dobles, de monjes y monjas, en Fosse y en Nivelles, y en un viaje entre los dos cayó en manos de malhechores, que lo asesinaron (c. 655).
En la región de Morinos, en la Galia septentrional, san Folcuino, obispo de Thérouanne.
En Aquileia, en los confines de Venecia, santos Fortunato y Hermágoras, mártires.
En Fano, del Piceno, en Italia, san Fortunato, obispo, que trabajó en la redención de cautivos (s. VI).
En Montefalco, en la Umbría, san Fortunato, presbítero, de quien se dice que, siendo pobre, con su trabajo constante ayudó a los desvalidos, y que entregó su vida en favor de los hermanos (s. IV/V).
En Nápoles, en la Campania, san Fortunato, obispo (s. IV).
En Todi, ciudad de la Umbría, san Fortunato, obispo, que, como relata el papa san Gregorio I Magno, demostró una abundante caridad en el cuidado de los enfermos (s. V).
En el territorio de la Galia Cenomanense (Le Mans), san Frambaldo, monje, que pasó su vida ya en la soledad, ya viviendo en monasterios (c. 650).
En Agnone, del Abruzo, san Francisco Caracciolo, presbítero, fundador de la Congregación de Clérigos Regulares Menores, que amó de modo admirable a Dios y al próximo.
En Seúl, de Corea, san Francisco Ch‘oe Kyong-hwam, mártir, que en calidad de catequista, no queriendo renegar de su fe cristiana ante el prefecto, padeció la cárcel dedicado a la oración y a la catequesis hasta consumar su vida con el martirio.
En Nápoles, de la Campania, san Francisco de Jerónimo, presbítero de la Compañía de Jesús, que se dedicó a predicar misiones populares y al servicio pastoral de los marginados.
En la ciudad de Nam Dinh, en Tonquín, santos Domingo Henares, obispo de la Orden de Predicadores, y Francisco Do Minh Chieu, mártires, el primero de los cuales propagó la fe cristiana durante cuarenta y nueve años, y el segundo trabajó con él como catequista, siendo ambos degollados por su fe en Cristo, en tiempo del emperador Minh Mang.
En la ciudad de Fu’an, en la provincia de Fujian, en China, san Francisco Fernández de Capillas, presbítero de la Orden de Predicadores y mártir, el cual anunció el nombre de Cristo primero en las Islas Filipinas y después en Fujian, donde, bajo la persecución de los tártaros, fue encarcelado por largo tiempo y finalmente degollado.
En Génova, de la región de la Liguria, san Francisco María de Camporosso, religioso de la Orden de Hermanos Menores Capuchinos, que fue eximio por su caridad para con los pobres y por su entrega al bien y salvación de sus vecinos enfermos, haciéndose ofrenda como víctima de la peste arrasadora.
En la ciudad de Uchangfou, en la provincia de Hupei, en China, san Francisco Régis Clet, presbítero de la Congregación de la Misión y mártir, que durante treinta años, y en medio de grandes dificultades, anunció el Evangelio, pero, denunciado por un apóstata, después de una larga cautividad fue estrangulado por su condición de cristiano.
En Lima, capital del Perú, san Francisco Solano, presbítero de la Orden de los Hermanos Menores, que para salvar almas recorrió en todas las direcciones América Meridional, enseñando con palabras y con milagros a los indios y a los mismos colonizadores españoles la novedad de la vida cristiana.
En la ciudad de An-Hoa, en Annam, san Francisco Tran Van Trung, mártir, que, siendo soldado, resistió enérgicamente las propuestas de apostatar de la fe cristiana, por lo cual el emperador Tu Duc le hizo degollar.
En Nápoles, ciudad de la Campania, en Italia, san Francisco Xavier María Bianchi, presbítero de la Orden de Clérigos Regulares de San Pablo, el cual, dotado de carismas místicos, convirtió a muchos a una vida según la gracia del Evangelio.
Cerca de Assergi, en la región de los vestinos, san Franco, eremita, quien se construyó una celda en una cueva entre montes abruptos, llevando una vida áspera y sencilla (s. XII).
En Auxerre, en la Galia Lugdunense (hoy Francia), san Fraterno, obispo (post 450).
En Mende, de Aquitania, san Fredaldo, obispo y mártir (c. s. IX).
En Deurne, cerca de Anvers, de Brabante, en Austrasia, san Fredegando, monje, al parecer procedente de Irlanda, que colaboró con san Foilán y otros misioneros itinerantes (s. VIII).
En Säckingen, entre los helvecios (hoy Suiza), san Fridolino, abad, que siendo oriundo de Irlanda, peregrinó por Francia hasta que en esta localidad fundó un doble monasterio en honor de san Hilario (s. VIII).
En Lucca, en la Toscana, san Frigidiano, obispo, el cual, oriundo de Irlanda, reunió clérigos en un monasterio, desvió el río Sérculo por otro cauce para bien del pueblo, logrando un nuevo fértil territorio, y convirtió a la fe católica a los lombardos que habían irrumpido en su jurisdicción (c. 588).
En Troyes, ciudad de Neustria (hoy Francia), san Frodoberto, fundador y primer abad del monasterio de Celle (c. 667).
En Coutances, de Neustria, san Fromundo, obispo, que fundó el monasterio de monjas de Ham y ejerció sus funciones pastorales movido por el amor de Dios.
En el desierto de Nitria, en Egipto, san Frontón, abad, que, junto con setenta compañeros, se retiró al desierto (c. s. IV).
En Périgeux, de Aquitania, san Frontón, considerado como el primer anunciador del Evangelio en esta ciudad (c. s. III).
En Braga, de Lusitania, san Fructuoso, obispo, el cual, monje y fundador de monasterios, fue obispo de Dumio y, por voluntad de los Padres del décimo Concilio de Toledo, obispo metropolitano de Braga, sede que rigió con prudencia junto con sus monasterios (c. 665).
En Etiopía, san Frumencio, obispo, que, habiendo sido hecho prisionero, vivió primero como esclavo y después, ordenado obispo por san Atanasio, propagó el Evangelio en esa región.
En Chartres, en Francia, san Fulberto, obispo, cuya doctrina nutrió a muchos, y con munificencia e ingenio comenzó la iglesia catedral, promoviendo la devoción a la Virgen María, Reina de Misericordia.
En Pavía, de la Lombardía, san Fulco, obispo, que, de origen escocés, fue varón pacifico, insigne por su trabajo y su caridad.
En Lodève, también en la Galia Narbonense, san Fulcrán, obispo, insigne por su misericordia hacia los pobres y por su celo en el oficio divino.
En Ruspe, ciudad de Bizacena (hoy Túnez), san Fulgencio, obispo, que después de haber sido procurador de Bizacena, abrazó la vida monástica y, constituido obispo, durante la persecución por los vándalos sufrió mucho a causa de los arrianos y fue exiliado a Cerdeña por el rey Trasamundo. De regreso a Ruspe, dedicó el resto de su vida a alimentar a sus fieles con palabras de gracia y de verdad (c. 632).
En la ciudad de Écija, en la provincia romana de Bética (hoy España), san Fulgencio, obispo, hermano de los santos Leandro, Isidoro y Florentina. Su hermano Isidoro le dedicó su tratado De los oficios eclesiásticos (c. 632).
En Mazerolles, junto al río Alteia, en la Galia (hoy Francia), san Furseo, abad primero en Irlanda, después en Inglaterra y, finalmente, en la Galia, donde fundó el monasterio de Lagny (c. 650).
En Porto Torres, de Cerdeña, san Gabino, mártir (c. s. IV).
En la región de los hurones, en Canadá, pasión de san Gabriel Lalemant, presbítero de la Compañía de Jesús, que con celo valeroso difundió la gloria de Dios en el mismo idioma de los pueblos de aquel lugar, antes de que él mismo fuese torturado por los idólatras. Su memoria se celebra, con la de sus compañeros, el día diecinueve de octubre.